hurricane ? james potter ?

? ?.??▍???. ?avada kedavra!

Su amor por él la consumía de una manera que se convertía en lo único que importaba. Él se convertía en el punto focal de su universo y en lo único en lo que pensaba su mente. Y eso estaba muy jodido, porque el amor no debería ser así. Kat no creía en todas las tonterías de 'me completas' porque nunca debes permitirte enamorarte de alguien sin encontrarte a ti mismo primero. Eso sonaba como una receta para el desamor. No deberías depender de esta persona para que te 'arregle'. El amor debe ser igual. Debería ser crecimiento. Tu universo no debería girar en torno a esa persona.

Quizás el verdadero problema era que Kat amaba demasiado a Sirius. Lo había amado tanto, decidida a arreglar sus pedazos rotos que terminó ignorando los suyos. Ella le había dado todo lo que podía dar sin dejar nada para ella.

Y cuando la dejó esa noche de verano, Kat sintió como si la luna se partiera por la mitad y las estrellas se desmoronaran. Vio su mundo desmoronarse cuando su amor la dejó.

Y Katherine simplemente no podía permitir que eso volviera a suceder. Su amor era devorador, del tipo que araña cada átomo del cuerpo hasta que es todo lo que sabe y la angustia que vino con él, oh, la había destruido. Kat había pasado tanto tiempo tratando de recoger los pedazos rotos de sí misma que Sirius dejó y recién había comenzado a sanar.

Kat simplemente no podía volver a arriesgar su corazón. Ni siquiera por Sirius.

Y por eso mantuvo su distancia. Ella lo sostuvo con el brazo extendido, pero Sirius parecía tener una forma de deslizarse hacia lugares en los que no quería que estuviera y Kat se encontró cayendo con fuerza de nuevo. Se encontró volviendo a la misma rutina y dio un paso atrás antes de meterse demasiado.

—Nadie dijo que no lo fuera —dijo con calma—. Simplemente están diciendo que estás demasiado apegado emocionalmente para ser parte de esta misión. El apego puede llevarte a tomar decisiones impulsivas.

—Samuel y Amara están en la misión —se quejó Sirius—, y nadie les está diciendo lo mismo ahora, ¿verdad? —Kat le dio una mirada.

—Samuel y Amara son aurores entrenados.

—Bueno, ¿por qué tienes que ir? —Kat puso los ojos en blanco.

—Porque tengo dieciocho años y de hecho pasé mi prueba de aparición con gran éxito y necesitan un respaldo en caso de que uno de ellos no pueda. En realidad no estaré peleando, solo estaré afuera, esperando que los verdaderos aurores hagan el trabajo.

— Quiero ser un auror algún día —murmuró Lucas cuando James le dijo que se pusiera la chaqueta. El resto de ellos estarían esperando en St. Mungos, considerando los siete meses de embarazo de Olivia no sabían cuál sería su estado, ni el de Regulus.

James le da al niño una pequeña sonrisa.

— No tienes que pensar sobre eso todavía, Bambi.

Lucas, a falta de un mejor término, se había deteriorado. Le recuerda al Lucas de la Navidad pasada, antes de que los Potter lo adoptaran oficialmente; aterrorizado y frágil.

—Eso es lo que vas a hacer, ¿verdad? —preguntó Lucas— ¿Ser un auror? —James le sonrió de nuevo.

—Con suerte. Ahora, ponte los zapatos.

Cuando Lucas volvió corriendo a la habitación de Olivia, James se enfrentó a los dos: Remus estaba con Samuel mientras que Peter estaba Dios sabe dónde. La expresión de su rostro rompió el corazón de Kat.

— Me voy a afeitar —dijo en voz baja, dándoles una sonrisa a sus amigos.— Los veo luego.

— ¿Estás bien, James? —preguntó suavemente, arrepintiéndose instantáneamente tan pronto como salió de su boca. La verdad es que James Potter no había estado bien por un tiempo y todos lo sabían.