La empleada de Los Park || ?.??

Cuarto mes trabajando en este lugar. Siento que el tiempo no avanza a su ritmo normal, que he pasado tan poco tiempo y que debería estar mínimo a mitad del año.

Después de que llegué a casa, ni siquiera me molesté en ir a reportarme a la habitación de mi padre, era un milagro que estuviera despierto a media noche, pero aún estaba algo decepcionada por su ocultismo.

Me recosté en mi cama sin dudarlo dos veces, y antes de caer en un sueño profundo me puse a pensar todas las cosas que han pasado últimamente. Las fotos de mis padres, las cosas con Hoseok, lo que pasa entre Jimin y yo.

Estoy cansada mentalmente, también no dejo de pensar en mi carrera universitaria. Quiero dejar esto, necesito dedicarme a lo que quiero, aunque no le he dicho a mi papá nada de eso, ni siquiera se me ha ocurrido cómo decírselo.

Aprovecho que vamos en el mismo taxi hacia la mansión para preguntarle algo que me ha rondado por la cabeza desde ayer, y no me quiero seguir quedando con las dudas sobre esto. Me dejaré de miedos, y esta vez no pienso que el tema quedé inconcluso, no como las otras veces que no funcionó.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Por supuesto, princesa- acepta con una sonrisa.

—Promete que vas a responder sea lo que sea.

Solo estoy asegurando que no desvíe las cosas. Unimos nuestros meñiques por unos segundos y al soltarlos, esperó a que preguntara. Hasta ahora todo va bien.

—¿Por qué mi mamá se fue? ¿Has sabido algo de ella?

Lo dije en un tono más bajo de lo que creí, como si tuviera miedo de pronunciar esas palabras. Ésta podría ser la décima vez que lo pregunto en mi vida, con la diferencia que las otras nueve fueron cuando era una niña. En ese entonces creo que saber eso no era importante, solo he tenido a mi papá y no me ha hecho falta nada más que mi madre presente.

Cuando me escuchó sus ojos se abrieron más de lo normal, y el café que llevaba en un envase descartable lo dejó en el portavasos que tenía al lado. Su expresión pasó a ser seria y ni siquiera volteaba a verme, como siempre que menciono algo así. No evité sentirme incómoda por el silencio que había, es obvio que nunca va a contestarme, lo cual no es justo.

No tendría necesidad de saber algo relevante en mi vida si él hubiera sido sincero conmigo desde el principio, pero aquí estamos ahora.

Miré hacia la ventana con mi cara recargada en mi mano, esperando una respuesta, pero nada. Me está poniendo difíciles las cosas, pero valdrá la pena si yo misma me esfuerzo por saber lo que tanto quiero en caso de que no haya respuesta.

—¿Por qué quieres saber eso? ¿No sabes lo que nos hizo acaso?

No esperé que su tono fuera tan enojado y fuerte conmigo, nunca lo había usado. Aún así me rehúso a voltear o argumentar algo, y sólo lo veo con el ceño más fruncido por su reflejo en el vidrio de la ventana.

Escucho y veo cómo suelta un suspiro mientras se acomoda el cabello hacia atrás con ambas manos, tratando de calmarse ¿Tan grave es para él este tema?

No conozco esta versión de mi padre, siempre está sonriente y no hemos discutido por nada, hasta ahora al parecer.

—Al menos necesito una sola razón, estoy en mi derecho de saber, ya no soy una niña, puedes aclararme todo sin obviar nada.

Me giro hacia adelante, no quiero verlo por ahora. Estoy molesta, con él por actuar como si esto fuera un delito, y conmigo porque quizá ese no fue el modo de querer saber eso.

Pero admito que estoy desesperada.

—Ella se largó, a otra ciudad, seguramente con otro idiota ¡El único que te ama soy yo! ¡Soy lo único que tienes en la vida, _________!