Juan odia a los osos y uno de los nuevos integrantes del pueblo es un híbrido oso. La tarea difícil del hechicero es superar su pasado y llevarse bien con Spreen.
? ambientado en Tortillaland2.
? shippeo entre cubitos.
? si no te gusta, no lo leas.
...
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Es de mañana y desde hace dos horas Spreen no deja de pensar en el hechicero.
La fiesta acabo como tenía que terminar, las despedidas para el no fueron importantes más la de una persona, si, Juan, donde paso el mayor tiempo con este, teniendo hasta casi una tensión sexual entre ellos, no se sabe como y cuando empezó aquel "acercamiento".
Todo terminó cuando Juan menciono "Oye... Tienes un gran parecido con mi ex esposa"
Mierda. Así tenía que arruinar el enganche de Spreen en poco tiempo, pero eso no le toma ni al caso, el mayor problema es que al pensar tanto en el puto de Juan, no puede evitar sentirse... ¿Enamorado?
Levanto sus orejitas tanto como una mueca de asco en su cara.
Se está empezando a enfermar, ¡ja!, podría ser eso.
Bueno, también se empezó a hablar a sí mismo.
— ¡Amigo! — salió Carrera del baño, con los brazos abiertos, rodea al oso, quien a manotazos lo aleja — Amanecimos agresivos, ¿eh? — rió.
A el no lo alejabas cuando te tocaba, recordó Carrera frunciendo el ceño.
— Buenos días — le dio unas palmaditas en la mejilla.
— Y... ¿Que vas a hacer hoy?
Spreen levanto una ceja.
— ¿Desde cuando te importa lo que voy a hacer?
El castaño se asombra a tal tono del híbrido, desde que se conocieron, literalmente le hacia esas preguntas diarias. No antes de darle como siempre el abrazo más fuerte mientras que el oso acepta de mala gana su afecto cariñoso.
— Memoria. Somos mejores amigos.
— Piola — soltó Spreen sin darle importancia.
La respuesta seca dejó a Carrera mucho de que pensar, el silencio de ambos comenzaba a tornarse incómodo, uno cansado de todo y el otro preocupado. Sin más, el castaño decidió preguntarle otras cosas de suma importancia.
— Irás a hacer la polleria, ¿no?
Spreen soltó un quejido. Se había olvidado por completo la construcción de su restaurante, las ganas de construirla eran nulas, sin embargo, hacer algo, haría que su estúpida mente dejara de pensar en el mago de circo y así dejarlo en la mierda por decirle que se parecía a su ex.
— Si — dijo.
— Puedo ayud-
— Voy a ducharme — Spreen aviso, abriendo la puerta de salida, donde Betra escuchaba apoyado en esta — Hola — dijo, dejando a los chicos sin palabras.
— ¿Que le pasa? — preguntó Betra viendo como el oso se iba rápidamente.
— No lo se. Desde que nos fuimos ayer en la noche, ha estado muy raro.
