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Sus padres y su hermana habían salido al cine así que tendría la casa sola, el momento perfecto para llamar a su lindo novio.

— Jay estoy solito en mi casa, ¿Puedes venir? — Le mando un mensaje de voz a su novio y después de unos minutos alguien estaba tocando la puerta de su casa.

Casualmente y para conveniencia de ambos, Jay vivía al frente de la casa de Sunoo, que conveniente.

— ¿A dónde se fueron? — Dijo moviendo sus orejitas de lobo.

— Al cine, vamos arriba.

— ¿Crees que ya es momento de decirles? — Pregunto el pelinegro.

— ¿Decirles que? — Sunoo estaba de espaldas acomodando sus libros.

Jay se hecho en su cama y lo miro.

— Sobre nuestra relación bebé, ya vamos saliendo hace un mes.

Sunoo palideció y se puso nervioso.

— Mmmm, no, osea si, pero es que, me da miedito que mi padre te agarre a escobazos. — Hizo un pucherito y puso su cabeza en el pecho de Jay.

— Tu padre Jungkook me conoce desde que era un bebé, dudo que él haga eso.

— No lo entiendes, él está tranquilo porque él piensa que ambos solo somos mejores amigos, pero cuando le digamos que somos novios, las cosas cambiarían, es celoso conmigo y Nayeon.

— ¿Tanto así? — Dijo acariciando el cabello del castañito.

— Cuando yo estaba en el Kinder un niño choco accidentalmente conmigo y me dio un besito pequeño y mi papá me cambio de kínder por eso. — Dijo para después escuchar un gruñido bajito de parte del pelinegro.

— No le veo lo malo, yo también haría lo mismo con mi hijo.

— Tu eres igual que el. — Sunoo golpeó suavemente con una de sus manitas el pecho del pelinegro.

Jay agarró la cintura de Sunoo posesivamente y le dio un beso.

Cuando se separaron Sunoo tenía las mejillas muy rojas.

— Yo ya se lo dije a mis padres. — Soltó Jay de una.

— ¿¡Ya lo saben!? ¡¿Hasta Yuna!?

— Ella es la que se puso más feliz aún por la noticia.

— ¿Que dijeron tus padres?

— Me apoyaron, mi papá me felicitó y mi padre chilló de la emoción, ellos me dijeron que era muy obvio que algún día ambos terminaríamos juntos.

— Tu padre Hoseok es muy lindo y comprensivo.

— Pero les hize prometer que no se lo contarán a tus padres porque yo quiero decírselo en persona.

— Me pones nervioso. — Sunoo escondió su rostro en el cuello de Jay y este sonrió.

Ambos estaban muy bien abrazaditos en la cama del castañito.

— Entonces, ¿Cuando les diremos? — Pregunto Jay.

— Mañana antes de ir a clase, antes de que nos vayamos a la escuela, les tiramos la bomba justo antes de salir por la puerta y así tendremos tiempo para salír corriendo.

— Gran plan. — Jay dejo un pequeño beso en la frente de Sunoo.

— ¿Puedes cumplir uno de mis deseos?

— Depende, ¿De qué trata?

— ¿Aún tienes tu melena larga?

— Si, no me cortó el pelo porque cuando me convierto en lobo eso me ayuda a no tener frío, ¿Porque? — Pregunto Jay arqueando una ceja.

Sunoo sonrio maliciosamente.

— Oh, no, no, no, eso no, Sunoo. — Dijo Jay viendo cómo Sunoo agarraba las ligas de colores de su hermana Nayeon.

Sunoo hizo un puchero y puso sus ojos de cachorro.

Jay suspiro rendido, nunca le podría decir que no a su lindo novio, futuro esposo y padre de sus lobitos.

— Está quedando de putamadre, ¿Si o no amor? — Pregunto Sunoo que le estaba terminando de poner pequeños moñitos en su largo pelo.

El lobo solo movió las orejas mostrando su incomodidad.

— ¡Taran!, ¡Aish que lindo!, ¡Déjame traer mi celular! — Sunoo empezó a tomar fotos al lobo gris que tenía varios moñitos.

De pronto escuchó la puerta de su casa siendo abierta.

— ¡Sunoo ya llegamos! — Escucho la voz de su padre Taehyung.

Sunoo entro en pánico y el lobo gris le dio un lenguetaso y se escondió debajo de su cama.

Después de que sus padres se fueran a sus habitaciones vio como Jay salía por la ventana.

Jay rasco la puerta de su casa con sus garras y su padre Hoseok abrió la puerta.

— ¿Jay?, ¿¡Te has ido a acerté un cambio de look!?. — Dijo sarcásticamente para después hecharse a reír fuertemente.

— ¿Porque tanto escándalo?. — Yoongi miro al lobo gris que estaba con las orejas abajo y estaba muy avergonzado.

Su lindo novio recibiría un castigo después de la vergüenza que le hizo pasar, ¡No más yogurt de fresa en las mañanas!