Todo es tan triste, tan cruel. Y como si las cosas no pudieran empeorar más, solo le basta con girar la cabeza hacia su hogar, para notar la presencia de cierto peligris sentado sobre las gradas del ingreso.
Rápidamente, Jimin, limpia sus lágrimas y corre hacia donde está su ahora ¿novio?
—Jackson —pronuncia su nombre cuando está frente a él.
El mencionado levanta la cabeza y deja ver su rostro adormilado, al parecer no durmió en toda la noche.
—¡Jimin! —se pone de pie de un salto y rodea con sus brazos al rubio—. Santo cielo, estaba tan asustado.
—Estoy bien —murmura más para sí mismo. Tratando de convencerse de ello.
Jackson lo suelta y lo mira de pies a cabeza, confirmando que lo dicho por el rubio sea cierto, y en efecto, aparentemente lo es.
Por lo menos físicamente.
Las preguntas no tardan en aparecer. El peligris interroga a Jimin sobre su paradero y el porqué de su ida del club si se suponía que quería distraerse. Así mismo, Jimin, responde con mentiras. Alegando que se perdió y no supo cómo regresar, saliendo del club por accidente y teniendo que ir a un parque hasta recobrar un poco de lucidez.
Jackson le cree.
—Te llamé al móvil por lo menos unas quince veces, ¿no escuchaste?
¡Joder, el móvil!
Jimin palpa por todo su cuerpo buscando ese dichoso aparato, mas no lo encuentra. Ayer lo tenía, así que si ahora no está, es porque probablemente lo dejó en casa de Jungkook.
—Lo habré perdido —miente una vez más—. Siento haberte preocupado, pero de verdad estoy bien. Ahora que te veo, lo estoy.
Jimin abraza a Jackson una vez más, escondiendo la cabeza en el cuello del contrario.
—Lo importante es que no te pasó nada malo —susurra y besa la cabellera rubia.
Jungkook, quien mira toda esa escena desde su ventana, no puede evitar bufar con disgusto. Siente que un nudo se forma en su garganta, en su pecho.
Es tan odioso y frustrante tener que mirar a Jimin con alguien más. No contempla la idea de que su rubio pertenezca a otro.
El peligris nunca fue de su agrado porque siempre supo del interés que tenía hacia su mejor amigo. Y ahora que parece haber logrado algo más allá de una amistad con Jimin, lo detesta.
El hecho de saber que Jackson tiene el amor de la persona que tanto quiere, es desesperante y más desesperante es saber que, aunque quiera, no puede hacer nada al respecto.
¿Por qué?
Por un pequeño detalle. Está a nada de casarse.
El pelinegro, está tan sumido en su miseria que no nota el ingreso de su madre en su habitación.
—¡Jungkook! —Yongsun eleva la voz— ¡Por el amor de todos los dioses, hazme caso!
—¿Mamá?
—Estoy tratando de hablar contigo desde hace cinco minutos, ¿qué es lo que tanto miras por esa bendita ventana?
A Jimin.
—A nadie —cierra la cortina y se gira con dirección a su madre.
—Taehyung ha llamado —informa—. Dice que la planeadora de tu boda quiere hacerles unas cuantas preguntas con respecto al color de los manteles y arreglos florales.
—¿Y?
Yongsun lleva sus manos hacia sus caderas, mientras fulmina con la mirada a su hijo.
—¡Necesita que vayas! —dice como si se tratase de algo obvio.
—Blanco, champán o perla; da igual, que lo escoja él —se cruza de brazos—. Nadie nota la diferencia de esas cosas.
La mujer exhala.
—¿Ya no estás emocionado por casarte?
—Sí —responde dubitativo.
—No me mientas, Jungkook, te conozco y sé que algo anda mal —afirma Yongsun—. ¿Acaso ya no sientes lo mismo por tu prometido? ¿Ya no lo quieres?
—Si lo quiero, pero...
La señora Jeon fija la vista en su hijo buscando una respuesta clara. Y la obtiene. Pero no precisamente de quien espera, si no de cierto móvil de funda amarilla, que al apartar su mirada de Jungkook, ve sobre la mesa de noche.
Es un móvil que reconocería a metros de ella. La razón es simple. Ha visto a Jimin tantas veces con ese móvil en la mano, que no hay dudas que sea de él.
Ahora que lo piensa, todo tiene mucho sentido. Jungkook llegando con alguien en brazos la noche anterior, los sonidos extraños en la madrugada, Jimin bajando a toda prisa esta mañana, el móvil...
Suspira con evidente pesar, ya que si su hijo no la pasa bien, ella tampoco. Y odia reconocer que tenía razón, porque cuando Jungkook le informó sobre su repentina boda, ella objetó, y no porque Taehyung no fuera de su agrado. Sino porque sabía del amor del pelinegro hacia Jimin. La conexión entre ese par era inexplicable y totalmente evidente, así que fue raro que de la noche a la mañana, Jungkook, anunciará un matrimonio con alguien que no era el rubio.
—Pero no lo amas —dice la mujer—. Porque tu corazón le pertenece a alguien más, y ese alguien es Jimin, ¿verdad?
Jungkook se deja caer sobre su cama, mientras agacha la cabeza. Odia tener que darle la razón a alguien más, pero esta vez es necesario. Su mamá lo sabe y ya.
—Me estoy volviendo loco, mamá —confiesa—. Por un lado está Tae, con quien me tengo que casar. Y por otro lado está Jimin, a quien amo con todas mis fuerzas y me ama, bueno, me amaba —corrige al recordar a Jackson—. Lo perdí por cobarde, por no confesarme a tiempo.
—No te eches toda la culpa, él tampoco dijo nada con respecto a sus sentimientos. De todos modos, lo hecho, hecho está.
—¿Y qué hago?
—Arréglalo —dice con simplicidad—. Solo por esta vez déjate llevar por tu corazón.
—No quiero lastimar a nadie.
—Eso es inevitable, Jungkook, en un juego de tres, siempre saldrá herido uno, o tal vez los tres. Pero al menos debes intentarlo.
Sin más que decir, Yongsun sale de la habitación del pelinegro. Dejándolo con la confusión más grande de toda su vida.
Taehyung...
Jimin...
¿Qué hacer?
ººº
Qué opinan, ¿Jungkook y Jimin deben estar juntos?

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FanfictionUna historia donde dos mejores amigos se enamoran cuando son ni?os y prometen casarse, pero uno de ellos olvida aquel juramento.