Olivia
Había veces en las que analizaba mi vida y me daba cuenta de que seguía con vida de milagro.
Jamás había conocido a alguien que tuviera peor suerte que yo. Desde los padres que me habían tocado, el insufrible de mi hermano, las constantes problemáticas en el secundario y la universidad, el intento de robo a mis dieciocho años, mi desafortunada primer experiencia en el amor. Mi vida era una constante ruleta de la mala suerte y, con cada giro que daba, siempre debía estar atenta a ver cuál de todos mis eventos trágicos se volvería a repetir.
«La gente de tiktok miente. Si se puede tener más de un evento canónico»
El constante chillido de las puertas al abrirse, los golpes que se daban cuando las cerraban con fuerza, las voces de la gente y el llanto de los bebés...esto era una total agonía.
Marcos estaba a mi lado. Mantenía la seriedad en su rostro y tecleaba a toda velocidad en su celular. Y a lo lejos podía oír la voz de una enfermera, quien parecía acercarse cada vez más a la habitación.
—Vas a tener que empezar a salir con un guardaespaldas, no puede ser que seas tan yeta, Oli. —comentó Marcos de manera irónica, cómo intentando alivianar un poco la situación.
—Luca va a matarme. —pronuncié en voz baja y me cubrí el rostro con ambas manos, arrepintiendome en el instante en el que sentí un dolor punzante en el brazo izquierdo.
—No digas eso. —negué— Es solo un auto, Oli.
—Un auto que se compró hace solo un par de meses.
—Pero se manda a arreglar y ya.
—Para ti es fácil decirlo, soy yo la que tiene que pagarlo.
—Ambos sabemos que no te va a cobrar ni un peso. —suspiré.
—Pero tampoco se lo voy a entregar hecho mierda. —asintió.
—¿Cuando vuelve? —me quedé en silencio— ¿No te dijo cuánto tiempo iba a estar fuera? —negué— Olivia.
—Yo que sé, Marcos. Supongo que hasta que termine el partido ¿Cómo quieres que sepa cuánto dura una concentración? No soy futbolista.
—Pero el tendría que habertelo dicho ¿No le preguntaste? —negué— ¿Por qué no?
—Porque son sus cosas. —resopló y volvió a clavar su vista en el celular.
—Después te preguntas por qué te cuernean. —abrí la boca para defenderme, pero me quedé en blanco durante un tiempo.
—¿Crees que Luca sería capaz de ponerme los cuernos?
—No sé. —respondió— Es hombre y futbolista...y está concentrando en Brasil...y las mujeres de Brasil son muy.
—Cerrá el orto. —lo interrumpí.
—Lindas. —siguió y le lancé lo primero que encontré a mi alcance— Te estaba jodiendo. —dijo entre risas y yo puse los ojos en blanco— Si te pones así por una simple concentración, Cómo le vas a hacer cuando.
—¿Cuando se vaya a Madrid? No sé, no quiero ni pensarlo. Tengo las uñas muy bonitas y no quiero arruinarlas con mis pensamientos.
—Yo me iría con él, la verdad. —suspiré.
—Sabes mi postura al respecto. —asintió y guardó silencio durante varios segundos.
—Alguien tiene que ser honesto contigo, Oli. Y muy a mi pesar, ese alguien voy a ser yo. —asentí y lo ví ponerse de pie con dificultad— Tus papás no te van a querer más y no van a sentir orgullo instantáneamente solo porque lograste conseguir un título universitario. No lo hicieron cuando terminaste el secundario con el mejor promedio de la promoción y tampoco lo van a hacer cuando te recibas. Te estás matando por ellos, cuando ellos no dan ni un peso por vos.

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Superclásico [#1] (Sin Corregir)
RomanceOlivia no tuvo la oportunidad de procesar el hecho de que su novio la había dejado, no tuvo tiempo de llorar tal ruptura, ni de contarle a sus amigas cuando su Instagram explotó por las notificaciones de seguimiento. Olivia no tenía ni veinticuatro...