Sunoo lo siguió intuyendo lo que estaba por suceder, y en efecto ni bien estuvieron dentro Sunghoon se apresuró a hincarse sobre el inodoro mientras maldecía en voz baja.
—Tranquilo, hyung —logró decir, sentándose al lado del mayor para sobarle la espalda—. ¿Quieres que te consiga alguna pastilla o un vaso de agua?
—Quiero que guardes silencio, me duele la cabeza —susurró el mayor, y por primera vez no sonaba autoritario al pedirle algo a Sunoo—. Sólo quédate ahí, quieto y calladito.
Sunoo acató la orden sin protestar. Siguió acariciando suavemente la espalda de Sunghoon, subiendo por el cuello hasta la nuca del mayor para enredar los dedos con el cabello negro, y así se mantuvo mientras que Sunghoon se descargaba. De a ratos también le quitaba el cabello de la frente, perlada por el sudor, pero en ningún momento abrió la boca pues no quería irritarlo ni molestarlo cuando claramente se sentía tan mal. Pasado un rato, Sunghoon terminó y apoyó la cabeza en la porcelana, respirando con dificultad, por lo que Sunoo simplemente se levantó y buscó en los muebles algo para limpiarle el rostro y refrescarlo un poco. Se extrañó bastante al ver que había cosas inusuales en los muebles, como un cuchillo de cocina, el control de la televisión y unos cuantos ovillos de lana, pero cuando Sunghoon soltó un quejido lo olvidó y siguió con lo que originalmente estaba haciendo hasta que encontró un paquete de toallas húmedas.
Nuevamente se agachó para quedar junto a Sunghoon y le pasó una toalla por la boca y otra por la frente, respondiendo con un suave "shh" a cada quejido que escapaba de los labios del mayor.
—Deberías ducharte o al menos lavarte la cara, hyung —murmuró mientras seguía con su tarea—. Con eso ya no creo que te sientas mal más tarde.
—Ayúdame a levantarme —balbuceó Sunghoon con un bufido—. Mierda, me siento medio muerto.
Tal como se lo pidió, Sunoo le ofreció una mano al mayor e hizo fuerza para ponerlo en pie, ignorando lo exagerado que estaba siendo Sunghoon. Si no fuera porque él tenía que cuidarlo y soportarlo con el melodrama, se hubiera reído bastante porque de verdad no era para tanto, y además Sunghoon ya había vomitado, con eso bastaría para que no se siguiera sintiendo enfermo después. Igualmente sí se rió un poco porque era gracioso ver a Sunghoon así, quejándose por absolutamente todo con gruñidos y pucheros, el ceño fruncido y la voz más ronca de lo normal. El mayor se apoyó contra el lavabo y simplemente metió la cabeza por lo que Sunoo tuvo que abrir el grifo dejando el agua fría caer sobre Sunghoon. Se quedó ahí un rato con los ojos cerrados, suspirando de a ratos por lo refrescante del agua, y cuando se cansó simplemente quitó la cabeza y tomó una toalla para secarse la cara. Sunoo cerró el grifo y devolvió las toallas húmedas a su lugar, y también agarró las cosas que no correspondían al cuarto de baño para devolverlas a donde deberían estar. Cuando Sunghoon levantó el rostro de la toalla y lo vio sosteniendo el control remoto, los ovillos de lana y un cuchillo, lo miró con el ceño fruncido.
—¿Y eso? —Le preguntó el chico—. ¿Dónde estaba?
—En los muebles estos —aclaró, señalando dichos muebles con la cabeza—. Me imagino que no guardan estas cosas aquí... ¿o sí?
—Maldición. No, no —murmuró Sunghoon, negando con la cabeza mientras se frotaba la frente—. Mierda. Dame eso, lo devolveré a su lugar.
—¿Por qué estaban estas cosas aquí? —Se atrevió a preguntar, saliendo del baño tras los pasos del mayor.
—Es mi abuela —respondió el pelinegro en un hilo de voz, y Sunoo supo que había metido la pata con esa pregunta—. Pierde las cosas o las cambia de lugar, siempre se olvida dónde las deja, y cada vez es peor.
Sunoo no pudo decir nada, no se sintió capaz ni de abrir la boca después de escuchar a Sunghoon hablar con tanta tristeza. Porque sí, estaba completamente seguro que ese tono de voz tan inusual en el mayor era de tristeza, a pesar del ceño fruncido y el evidente fastidio, y no le costaba entender por qué. A Sunghoon el asunto de su abuela lo preocupaba mucho más de lo que admitía, Sunoo estaba segurísimo. Y por un impulso, tal vez porque Sunghoon nunca hablaba del tema y Sunoo ya se había dado cuenta de que lo afectaba en serio y por eso no lo hacía, o tal vez porque de repente Sunghoon parecía mucho más pequeño e indefenso que nunca antes, o tal vez simplemente porque estaba tan jodidamente enamorado de él, en lugar de darle las cosas como le pidió nada más se acercó a él y le rodeó el cuello con los dos brazos, estrechándolo en un abrazo. En el fondo estaba bastante seguro de que Sunghoon lo empujaría para sacárselo de encima, y por eso se sorprendió tanto cuando el mayor correspondió a su abrazo pasando ambos brazos por su cintura y enterrando el rostro entre su hombro y su cuello, soltando un sonoro suspiro. Sunoo no dudó ni un segundo en llevar una mano al cabello del mayor para acariciarlo tal como Sunghoon siempre hacía con él, no sabía si tendría el mismo efecto sobre el pelinegro pero bien sabía que él se relajaba muchísimo cuando Sunghoon jugaba con su pelo, y quería darle esa misma sensación de tranquilidad que recibía él en esos momentos. Y se quedaron así por minutos, horas, años, siglos, nada más abrazados en silencio, hasta que el celular de Sunghoon sonó desde el sillón y los obligó a separarse para que el mayor pudiera ir a buscar el aparato y atender.

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Don't tell noona! sunsun au
FanfictionNo le digas a Noona lo que haces con su novio, Sunoo Sunghoon: Top Sunoo: Bottom ADAPTACI?N Historia original de @Pralim_
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