抖阴社区

04 - Rivalidad

20 5 1
                                        

—¡Sasuke, espera! —gritó Naruto con la respiración entrecortada, pero lo único que obtuvo como respuesta fue la imagen de su amigo alejándose, con ese andar tan firme que siempre lo hacía parecer inalcanzable.

Por un instante, se quedó congelado en el pasillo. La bufanda roja que sostenía entre sus manos se sentía pesada, como si el tejido estuviera impregnado de la tensión que acababa de ocurrir.
Había sido un malentendido, un estúpido malentendido. Lo sabía, pero ¿cómo explicárselo a Sasuke cuando el pelinegro ni siquiera le daba la oportunidad de hablar?

—Naruto... —murmuró Hinata a su espalda, su voz apenas audible. —Yo... lo siento.

Naruto se giró, con la mirada puesta en la joven que había desencadenado todo sin querer. Estaba claro que la chica se sentía culpable, pero no había sido su culpa, y Naruto no iba a permitir que cargara con ello.

—No te preocupes. Todo estará bien, ¿de acuerdo? —intentó sonreírle, aunque era más bien un reflejo automático. En el fondo, su mente estaba inundada por el rostro de Sasuke, por esos ojos oscuros que durante un breve segundo habían estado llenos de algo más que furia. ¿Decepción, tal vez? ¿Dolor?

Apretando la bufanda entre sus dedos, se despidió de Hinata con un ligero gesto antes de echar a correr. Lo regañaron algunos maestros mientras cruzaba los pasillos, pero no le importó. Tenía una corazonada de dónde encontrarlo, y si se equivocaba, tendría que buscar en cada rincón de la escuela.

El salón de arte estaba tal como lo recordaba: vibrante, con ese caos ordenado que siempre impregnaba los espacios donde Sasuke pasaba el tiempo. Pero su amigo no estaba ahí. Lo único que encontró fue un lienzo, inmóvil en un caballete como si estuviera esperándolo.

Naruto se acercó con cierto recelo. Conocía las reglas implícitas de Sasuke, sabía que su arte era algo personal, casi sagrado. Pero algo en ese lienzo lo llamó, una atracción que no podía ignorar.

Y cuando vio lo que había en él, el aliento se le atoró en la garganta.

Era un retrato suyo. Pero no uno común, no una copia de lo que podía reflejar un espejo. Este era Naruto a través de los ojos de Sasuke: una amalgama de colores cálidos y formas llenas de vida, pinceladas que transmitían intensidad y caos, pero también cuidado. Había pasión en cada trazo, incluso en los más erráticos. Era como si Sasuke hubiese derramado todo lo que sentía sobre él en esa pintura.

Naruto no podía apartar la mirada. Sabía desde hacía algún tiempo que él se había convertido en la musa de Sasuke. Al principio no lo entendió del todo, pero poco a poco comenzó a darse cuenta: los bocetos, los pequeños garabatos que encontraba en los márgenes de los cuadernos, todo era un reflejo de él. Sin que Sasuke se percatara, Naruto había empezado a tomarles fotos, guardándolas en su teléfono como un pequeño tesoro personal. No porque se sintiera especial, sino porque esas piezas eran un recordatorio de que, de alguna forma, él era importante para su amigo.

Con cuidado, sacó su teléfono y tomó otra foto de aquel lienzo. Sabía que probablemente Sasuke jamás le entregaría esa pintura, pero eso estaba bien. Tenerla en su galería secreta era suficiente, un pequeño trozo de Sasuke que podría llevar consigo.

Se dio la vuelta para seguir buscándolo, sin saber que apenas unos segundos después, Sasuke entró al mismo salón.

El pelinegro se detuvo al ver la pintura. Su pecho se agitaba, pero no de emoción. No como cuando la terminó esa misma mañana, sintiendo una chispa de orgullo al ver algo que por primera vez reflejaba lo que sentía. Ahora, todo lo que veía era un recordatorio de su debilidad.

El brillo de Naruto lo había cegado. Lo había hecho olvidarse de la oscuridad donde siempre se había sentido a salvo. Ese maldito brillo lo había hecho vulnerable.

manos - NarusasuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora