Pasaron unos días desde nuestro encuentro con Itachi y Shisui. Me dediqué a entrenar sola, sintiéndome más tranquila al saber que Naruto tenía a Sasuke para distraerlo. Mi entrenamiento estaba dando frutos: había logrado ejecutar la mayoría de los jutsus de mi lista, aunque aún me faltaba perfeccionarlos. Sin embargo, sentía que podía hacer más.
Una mañana, Sasuke llegó a mi casa inesperadamente.
—Hoy cenamos en mi casa. Tú y Naruto —dijo con su tono habitual, sin darle demasiada importancia.
—¿Eh? ¿Nos estás invitando? —pregunté sorprendida.
Sasuke solo asintió.
Emocionada, fui corriendo a contarle a mis padres. Mi madre, en lugar de solo darme permiso, organizó todo un escándalo.
—¡Sakura, es una familia muy importante! Tienes que comportarte bien —dijo mientras colocaba una torta en mis manos—. No hagas locuras, ¿entendido?
—Sí, mamá... —suspiré.
Lo cierto es que no me preocupaba la cena en sí. No me intimidaba la reputación del clan Uchiha, ni la solemnidad de su hogar. Lo que realmente me ponía nerviosa era cierto chico de cabello largo y mirada intensa...
Sentí mis mejillas calentarse.
—¡Ves! ¡Ya se puso roja del puro nervio! —exclamó mi madre, llevándose las manos a la cabeza.
Sacudí la cabeza y me apresuré a salir antes de que dijera algo más.
—¡Nos vemos, mamá!
La tarde pasó rápido y, cuando el sol comenzó a ocultarse, salí de casa con la torta en manos y me dirigí a la casa de Naruto para ir juntos.
—¡Sakura-chan! ¿Lista para la cena? —preguntó Naruto con una sonrisa de oreja a oreja.
—Más que lista —respondí con Entusiasmada.
Caminamos juntos por las calles de Konoha en dirección al barrio Uchiha. A medida que nos adentrábamos, el ambiente cambiaba. Las calles eran más ordenadas, las casas más grandes y la gente nos miraba con discreción, como si no estuvieran acostumbrados a vernos por allí.
Naruto, sin embargo, estaba demasiado emocionado para notar cualquier mirada extraña.
—¡Seguro que la comida será increíble! Me pregunto si los Uchihas comen diferente...
—Naruto, no digas tonterías —reí.
Cuando llegamos a la entrada de la casa de Sasuke, él ya nos esperaba en la puerta.
—Tardaron —comentó con los brazos cruzados.
—¡Oye, no es nuestra culpa! —se quejó Naruto.
Cuando llegamos a la mansión Uchiha, no pude evitar sorprenderme. La casa era hermosa, con un estilo tradicional que reflejaba la elegancia del clan. El suelo de tatami se sentía cómodo bajo mis pies cuando me quité los zapatos en la entrada. Las paredes estaban adornadas con diseños sutiles pero sofisticados, y el ambiente tenía un aire tranquilo y refinado.
Naruto y yo seguimos a Sasuke hasta la sala, donde una mujer nos esperaba.
—¡Mamá, ya llegaron! —anunció Sasuke.
La mujer, que estaba de espaldas ataviada con un delantal, se giró para recibirnos. Su cabello negro y lacio enmarcaba su rostro, y sus ojos oscuros, similares a los de Sasuke, reflejaban una calidez inesperada. Era una mujer muy hermosa.
—Oh, bienvenidos. Por favor, siéntanse cómodos —dijo con una sonrisa amable—. Me llamo Mikoto y soy la madre de este pequeño —añadió, revolviendo el cabello de Sasuke con cariño.

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Random------??????------ Después de una vida monótona y vacía, una chica reencarna en el cuerpo de Sakura Haruno, una ninja de Konoha. En este nuevo mundo lleno de ninjas, jutsus y desafíos, decide usar su nueva identidad para volve...