El ambiente en la aldea cambió en un abrir y cerrar de ojos.
Un escalofrío recorrió mi espalda cuando una presencia maligna se hizo presente. Podía sentirlo en el aire, ese aura espesa y sofocante que solo los demonios tenían. La aldea, que momentos antes estaba tranquila, se llenó de un sentimiento de peligro inminente.
Los herreros, que se encontraban trabajando en sus forjas o descansando en sus casas, comenzaron a correr al notar que algo no estaba bien. Los sonidos de la noche se volvieron más intensos, y en cuestión de segundos, un grito desgarrador se escuchó en la distancia.
—¡Nos atacan! —alguien gritó desesperado.
Mitsuri se levantó de inmediato, su expresión de alegría y dulzura desapareció al instante, reemplazada por una seriedad que pocas veces se le veía.
—¡Natsume! —su voz firme y llena de autoridad me hizo reaccionar al instante.
Me puse de pie, agarrando con fuerza el mango de mi katana mientras mis ojos buscaban la fuente del peligro. Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Mitsuri se giró hacia mí con una mirada severa.
—Quiero que te quedes aquí y protejas a los herreros. Yo iré a enfrentar a los demonios.
Abrí la boca para protestar, pero la expresión de Mitsuri no dejaba lugar a discusión.
—Pero yo puedo ayudarte, Mitsuri...
Ella negó con la cabeza, su tono más serio que nunca.
—No, Natsume. Esto es una orden. Hay demonios en la aldea y alguien tiene que proteger a los herreros. Si los perdemos, perderemos nuestras armas.
Apreté los dientes con frustración, pero entendía la lógica detrás de sus palabras. Sin los herreros, las espadas nichirin no podrían ser forjadas ni reparadas, lo que significaría una gran desventaja para todos los cazadores.
—Confío en ti —dijo Mitsuri con una leve sonrisa antes de girarse y desaparecer en dirección a la amenaza mayor.
Suspiré con resignación, desenfundando mi katana mientras me posicionaba cerca de un grupo de herreros que temblaban de miedo.
—No dejaré que ningún demonio los toque —les aseguré, intentando darles algo de calma.
El sonido de pasos apresurados se escuchó a lo lejos. Las sombras comenzaron a moverse entre las casas y los tejados.
Los demonios ya estaban aquí.
El aire se volvió denso, casi palpable, como si la misma aldea estuviera conteniendo la respiración. Cada sonido, desde los crujidos de las maderas de las casas hasta el viento que movía las hojas, se sentía amplificado en mi cabeza. El temor y la ansiedad estaban a punto de estallar. Sabía que mi deber era proteger a los herreros, pero no podía evitar sentir que la batalla real estaba allá afuera, donde Mitsuri y los demás lucharían contra los demonios más poderosos.
Los herreros, que aún temblaban, se apresuraron a ingresar a sus casas, buscando refugio. Algunos se ocultaron en las forjas, otros en las casas más pequeñas, todos aterrados por lo que sabían que iba a suceder. Mi katana estaba firmemente en mi mano, lista para actuar en cualquier momento, aunque no sabía a qué me enfrentaría.
De repente, un grito desgarrador rompió el aire, proveniente de un lado de la aldea. No era un grito de alguien en pánico. Era un grito de dolor. Y algo me decía que era uno de los herreros.
Sin pensarlo, corrí en esa dirección. El sonido de mis pasos resonaba en mis oídos mientras me adentraba en las sombras de las casas.
Al doblar una esquina, me encontré con un demonio. Era alto, con una piel de un tono gris oscuro, y su rostro estaba deformado en una mueca macabra. Tenía garras largas como cuchillas y una sonrisa cruel pintada en su rostro.
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La maldición de quererte | ????? ??????
FanfictionEn un mundo asolado por demonios, Natsume lucha por la justicia sin saber que el destino la unirá a Obanai Iguro. Entre batallas, sacrificios y sentimientos ocultos, ambos descubrirán que algunas promesas trascienden el tiempo. ?FICCI?N?
