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Capítulo 4: ?ltima voluntad

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Tomioka Giyuu había empeorado.

   Shinobu Kocho ya no sabía qué hacer; escuchó lo que Shinazugawa le dijo a Tomioka ese día por su propia boca. Maldijo al pilar del viento por ello, ahora sentía que un odio irremediable crecía en su pecho hacia ese sujeto albino lleno de cicatrices.

   Giyuu no merecía esto y lo peor es que ella misma se había rendido. El pilar del agua se estaba desvaneciendo en su habitación y el responsable vivía tranquilamente con su mal humor en su finca.

   Kocho Shinobu se rindió de igual forma a insistirle al chico en realizarle la operación, pues siempre obtuvo la misma respuesta y no veía correcto hacerlo aprovechándose de la convalecencia del otro para sacar esas raíces. No quería traicionar la confianza que el chico le había ofrecido. 

   Habían pasado tres días en los que Kocho se mantenía atenta a su paciente

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   Habían pasado tres días en los que Kocho se mantenía atenta a su paciente. Estaba algo cansada, pues además de atenderlo a él iba a su finca para curar a otros cazadores y aunque allí contaba con la ayuda de sus aprendices había casos que solo ella debía tratar por su experiencia y habilidad con la medicina.

   Iba de finca a finca varias veces al día y entre ese trajín asistió también a una reunión en donde tuvo que mantener su autocontrol para no ir a matar a cierto pilar de cabello blanco. En realidad tuvo la grandiosa idea de dormirlo —solo dormirlo—con sus agujas con sedante, pero por andar apurada no las tomó. Y no es que ese día él hubiera dicho o hecho algo, sino que verlo tan tranquilo —a su modo—le hizo hervir la sangre al saber que era la causa de que Tomioka estuviera teniendo una muerte lenta y dolorosa.

   —Hasta luego Shinobu-chan —se había despedido Kanroji ese día al terminar la reunión.

   Iguro estaba pegado a ella como siempre y más atrás vio al desgraciado.

   Su mirada casi lo derrite, como si tuviera veneno, pero esto no lo vio Kanroji que se había distraído acomodándose el flequillo y ahora volvía a dirigirle la palabra a la médica.

Morir de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora