抖阴社区

Capítulo 19

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El aroma de la madera y el sonido lejano de los grillos me hicieron abrir los ojos lentamente. Parpadeé un par de veces, desorientada, sintiendo el peso del agotamiento aún presente en mis músculos.

Me encontraba acostada en un futón dentro de una habitación que reconocí al instante. La tenue luz de una vela iluminaba las paredes, proyectando sombras suaves que se movían con el ligero parpadeo de la llama.

Cuando giré la cabeza, mi corazón dio un vuelco.

Obanai estaba sentado a mi lado, con los brazos cruzados y su inconfundible serpiente enroscada alrededor de su cuello. Sus ojos de colores dispares me observaban con intensidad, como si hubiera estado velando mi sueño todo este tiempo.

—Despertaste —su voz era baja, calmada, pero su mirada no dejaba de analizarme.

Intenté incorporarme, pero un leve mareo me hizo desistir.

—¿Cuánto tiempo dormí...?

—Bastante —respondió, sin apartar la vista de mí—. Después de que te traje, no te despertaste en toda la noche.

Supe que debía agradecerle, pero mi mente seguía atrapada en el hecho de que había estado aquí, conmigo, todo este tiempo.

—¿Tú... has estado aquí todo el tiempo?

Obanai desvió la mirada por un instante, como si no quisiera responderme directamente.

—No me fío de Sanemi —dijo al final—. No quería que te despertaras y volvieras a entrenar sin haber descansado bien.

Su excusa me hizo sonreír con suavidad. No me engañaba. Sanemi podía ser un demonio cuando se trataba de entrenar, pero Obanai no era del tipo que se quedaría junto a alguien solo por eso.

—Gracias —murmuré, aún sintiéndome un poco aturdida.

Él no respondió de inmediato, pero su mirada se suavizó apenas un poco.

—Eres fuerte, pero no eres invencible. No tienes que forzarte hasta este punto —dijo en voz baja.

Su forma de decirlo, con esa seriedad suya, hizo que mi pecho se sintiera cálido de una forma extraña. Nadie me había dicho algo así en mucho tiempo.

—No quiero quedarme atrás —murmuré, bajando la mirada—. Quiero ser más fuerte, lo suficiente como para proteger a quienes me importan.

Hubo un momento de silencio entre los dos. Entonces, sentí cómo su mano se apoyaba levemente sobre la mía, un gesto tan sutil que apenas parecía real.

El calor de su mano sobre la mía era sutil, pero lo sentía con una intensidad que me resultaba casi abrumadora. Mi corazón comenzó a latir con fuerza, como si de pronto se hubiera vuelto consciente de la cercanía de Obanai.

Levanté la mirada, encontrándome con sus ojos bicolores que brillaban bajo la luz tenue de la vela. No había dureza en ellos, ni la severidad con la que solía observar a los demás. Era algo distinto. Algo que me hacía sentir expuesta, como si pudiera ver a través de mí sin esfuerzo.

La tenue presión de su mano aumentó apenas un poco, lo suficiente como para que mis dedos temblaran ligeramente bajo los suyos.

—Obanai... —susurré su nombre sin siquiera darme cuenta.

Él no apartó la mirada.

—No tienes por qué cargar con todo tú sola, Natsume.

Su voz era baja, profunda, casi un murmullo que se colaba entre nosotros con un peso que me hizo contener la respiración.

La maldición de quererte | ????? ??????Donde viven las historias. Descúbrelo ahora