抖阴社区

Capítulo 23

821 75 0
                                        

El último entrenamiento había llegado. Después de haber pasado por todos los pilares, ahora tocaba enfrentarse al más fuerte de todos: Himejima Gyomei.

Desde el momento en que puse un pie en su área de entrenamiento, supe que sería completamente diferente a los demás. Un enorme tronco de madera estaba suspendido por gruesas cadenas, y varios cazadores jadeaban agotados mientras intentaban cargar enormes rocas sobre sus hombros. Algunos ya estaban en el suelo, incapaces de continuar.

—Bienvenida, Natsume —dijo Himejima con su tono calmado, aunque su mera presencia era imponente—. Veamos si tu determinación es tan fuerte como tu cuerpo.

Asentí, sintiendo una presión invisible sobre mis hombros. Sabía que no sería fácil, pero no pensaba retroceder.

—Estoy lista.

El primer ejercicio fue cargar una roca del tamaño de mi torso y correr con ella. El peso era aplastante, cada paso hacía que mis piernas ardieran, pero apreté los dientes y avancé. Himejima observaba en silencio, como si midiera cada uno de mis movimientos.

Después de eso, me hizo colgarme de una barra de metal mientras sostenía pesas en cada mano. Cada músculo de mi cuerpo temblaba, pero aguanté.

—No cedas a la debilidad —fue lo único que dijo Himejima mientras pasaban los minutos.

Pero la peor parte llegó cuando me indicó que debía esquivar sus ataques con una venda en los ojos.

—La verdadera fortaleza no es solo física, sino también mental —explicó, sosteniendo su enorme hacha y su bola de hierro—. Debes aprender a sentir los movimientos de tu enemigo sin verlos.

Sabía que no se contendría. Apenas me até la venda, el sonido de la bola de hierro cortando el aire me puso en alerta. Salté hacia un lado y sentí el impacto retumbar en el suelo. Luego vino otro golpe, y apenas logré rodar a tiempo para evitarlo.

Cada ataque era brutal. El suelo se resquebrajaba bajo su fuerza. Mi respiración se volvía más pesada, pero me obligué a seguir moviéndome.

—No dudes. Si dudas, mueres.

Asentí, aunque sabía que no podía verme. Me concentré, afinando mis sentidos, tratando de percibir el movimiento del aire. Cuando sentí el cambio de presión, giré sobre mis talones y esquivé otro golpe por apenas unos centímetros.

—Bien —dijo Himejima, aunque su voz seguía firme—. Aún te falta, pero lo estás haciendo mejor de lo que esperaba.

No era exactamente un elogio, pero viniendo de él, sabía que era una gran señal.

Cuando finalmente terminó el entrenamiento, mi cuerpo estaba al borde del colapso. Apenas me quité la venda, caí de rodillas, respirando con dificultad.

Himejima se acercó, y con su voz grave, sentenció:

—Eres fuerte, Natsume. Pero recuerda... la verdadera fortaleza se forja en la adversidad.

Lo sabía. Y aunque cada músculo de mi cuerpo dolía, una sonrisa se dibujó en mi rostro.

El entrenamiento aún no había terminado. Aunque ya había soportado el peso de las rocas, esquivado los ataques de Himejima con los ojos vendados y resistido hasta el límite de mis fuerzas, ahora venía la prueba más agotadora de todas: la meditación bajo la cascada.

El sonido del agua cayendo era ensordecedor mientras me acercaba al río, donde varios cazadores ya estaban bajo la fuerte corriente, temblando de frío. Algunos apenas podían mantenerse sentados con las piernas cruzadas, mientras otros ya habían colapsado y yacían temblorosos en la orilla.

La maldición de quererte | ????? ??????Donde viven las historias. Descúbrelo ahora