El silencio entre nosotros se extendió mientras caminábamos. La noche era tranquila, solo el sonido de nuestros pasos acompañaba la brisa ligera que movía las hojas de los árboles.
No podía dejar de mirar a Obanai. Su expresión era más relajada de lo habitual, pero aún así, su mirada se mantenía seria, como si estuviera conteniendo algo.
—Obanai —lo llamé suavemente.
Se detuvo y me miró de reojo.
—¿Qué?
No respondí de inmediato. En cambio, levanté mis manos con calma y, antes de que pudiera reaccionar, deslicé mis dedos sobre el nudo de sus vendas, desatándolo con suavidad.
Sus ojos se abrieron con sorpresa, pero no se apartó.
—Natsume...
—Shh —susurré, concentrándome en deshacer la tela que ocultaba su rostro.
Cuando finalmente las vendas cayeron, mis ojos recorrieron con delicadeza las cicatrices que cubrían su boca y su piel.
No dije nada. No había necesidad. Solo lo miré, dejando que entendiera lo que quería decir sin palabras.
—Te lo dije... no es algo bonito de ver —murmuró con la voz apagada, bajando la mirada.
Negué con la cabeza.
—Para mí, lo eres —dije con total sinceridad.
Llevé mi mano a su rostro con suavidad, acariciando su mejilla con la yema de mis dedos.
Obanai pareció contener el aliento. Sus ojos se fijaron en los míos, buscando alguna señal de mentira o burla. Pero solo encontró ternura.
Me incliné un poco, dejando un beso suave sobre una de sus cicatrices. Sentí su respiración temblar contra mi piel.
Luego, fui dejando pequeños besos por su mandíbula hasta llegar a sus labios.
Obanai se quedó inmóvil al principio, como si no supiera qué hacer, pero cuando me detuve justo sobre sus labios sin presionarlos aún, fue él quien cerró la distancia.
Su beso fue lento, como si estuviera probando algo nuevo, algo que nunca antes había tenido.
Cerré los ojos y me dejé llevar, disfrutando de la calidez que transmitía.
Cuando nos separamos, él aún me miraba con intensidad, con una mezcla de emociones en sus ojos.
—Natsume...
Sonreí levemente, acariciando su rostro con cariño.
—Estoy aquí —susurré.
Y Obanai, por primera vez, no apartó la mirada.
Obanai y yo permanecimos en silencio después del beso. La noche seguía envolviéndonos con su calma, pero dentro de mí, todo era un torbellino de emociones.
Él no se apartó, sus ojos bicolores me observaban con algo que no había visto antes en él. Vulnerabilidad.
—Natsume —su voz sonó más suave que nunca—. ¿Por qué no me miras con asco?
Fruncí el ceño, confundida.
—¿Asco?
Bajó la mirada y su expresión se endureció.
—Porque todos lo hacen —dijo con amargura—. Si vieras lo que he visto, si supieras de dónde vengo... entenderías por qué no debería estar aquí contigo.
Tomé su rostro con ambas manos y lo obligué a mirarme.
—Estoy aquí porque quiero estarlo —le aseguré con firmeza—. Y nada de lo que me digas va a cambiar eso.
EST?S LEYENDO
La maldición de quererte | ????? ??????
FanfictionEn un mundo asolado por demonios, Natsume lucha por la justicia sin saber que el destino la unirá a Obanai Iguro. Entre batallas, sacrificios y sentimientos ocultos, ambos descubrirán que algunas promesas trascienden el tiempo. ?FICCI?N?
