抖阴社区

Capítulo 28

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El suelo bajo mis pies desapareció y sentí cómo mi cuerpo era arrastrado por una fuerza incontrolable. Un torbellino de desesperación me envolvió mientras caía al vacío. El aire silbaba en mis oídos, el latido de mi corazón retumbaba en mi pecho.

— ¡Obanai! — grité, extendiendo mi mano en la nada, intentando aferrarme a algo, a alguien.

Entonces, unos dedos firmes atraparon mi muñeca.

— ¡Te tengo!

Era su voz. Obanai estaba conmigo.

El vértigo seguía sacudiéndome, pero su agarre me mantenía anclada a la realidad. No sabía cuánto tiempo estuvimos cayendo, pero el impacto llegó de repente. Mi espalda golpeó el suelo con fuerza, haciéndome perder el aire por un momento. Sentí polvo y escombros esparciéndose a mi alrededor.

Obanai cayó a mi lado, rodando antes de incorporarse rápidamente. Me incorporé también, con la respiración entrecortada, intentando comprender dónde estábamos.

Un enorme corredor se extendía frente a nosotros, iluminado por una luz roja y opresiva. Las paredes parecían vivas, pulsando como si fueran carne. Un escalofrío recorrió mi espalda.

— Esto... — murmuré, mirando alrededor con el ceño fruncido. — ¿Dónde estamos?

Obanai apretó la empuñadura de su katana, sus ojos bicolores reflejaban la misma tensión que sentía en mi pecho.

— Es su guarida... — dijo con voz baja y grave. — Hemos caído en la fortaleza de Muzan.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo. El último combate había comenzado

Mis manos se aferraron con fuerza a la empuñadura de mi katana mientras intentaba controlar mi respiración.

La fortaleza de Muzan... El simple pensamiento de estar en su dominio hizo que un escalofrío me recorriera. El suelo bajo nuestros pies parecía retorcerse como si estuviera vivo, y las paredes, con su textura pulsante, daban la sensación de que estábamos dentro de un ser viviente.

Obanai se colocó delante de mí en una postura de defensa, su mirada afilada analizaba el entorno. Kaburamaru, su fiel serpiente, se deslizaba por su hombro, como si también estuviera en guardia.

— Debemos movernos — dijo en voz baja. — Este lugar puede cambiar en cualquier momento.

Asentí, tragando en seco. Mi cuerpo aún estaba resentido por la caída, pero no había tiempo para lamentaciones. Nos pusimos en marcha, avanzando con cautela por el largo pasillo. Cada paso que dábamos hacía que la sensación de peligro aumentara.

Un ruido sordo resonó detrás de nosotros. Ambos nos giramos al instante, nuestras manos listas para desenvainar las katanas. La pared que antes estaba intacta ahora tenía grietas que se extendían como venas negras. Algo se movía dentro.

— Natsume — la voz de Obanai fue firme, pero noté el leve matiz de preocupación en ella. — Quédate cerca de mí.

— Lo haré — respondí, manteniendo mi postura firme.

Entonces, la pared explotó en un estallido de carne y escombros.

De entre los restos emergió una figura deforme y grotesca. Un demonio con múltiples ojos y extremidades retorcidas nos observó con una sonrisa torcida, su aliento hediondo impregnó el aire.

— Qué suerte... — murmuró con una voz rasposa. — Carne fresca en mi territorio...

Obanai se adelantó de inmediato, su katana brilló bajo la tenue luz roja de la fortaleza.

La maldición de quererte | ????? ??????Donde viven las historias. Descúbrelo ahora