En medio del caos, mientras nuestra batalla contra los demonios continuaba, un cuervo mensajero descendió en picada, graznando con urgencia. Su voz chillona se elevó por encima del estruendo de la lucha, logrando que por un instante el tiempo pareciera detenerse.
—¡El pilar de la niebla, Tokito Muichiro, ha caído en combate...!
Mis ojos se abrieron de par en par. El sudor frío recorrió mi espalda mientras intentaba procesar aquellas palabras. Muichiro... estaba muerto.
Sentí cómo mi cuerpo se tensaba, y de inmediato busqué a Obanai con la mirada. Él también se había quedado en silencio, sus puños apretados alrededor del mango de su espada. Aunque su rostro estaba oculto tras sus vendas, podía notar el cambio en su postura.
—Maldita sea... —susurré con los dientes apretados.
Muichiro era joven, pero increíblemente fuerte. Si él había caído, eso solo significaba que la batalla estaba cobrando un precio más alto del que podíamos soportar.
—No tenemos tiempo para lamentarnos —dijo Obanai con voz áspera, volviendo a centrarse en los demonios frente a nosotros—. Si nos detenemos, terminaremos igual que él.
Quise responder, pero un demonio se lanzó hacia mí en ese instante. Lo partí en dos con un solo corte, mi cuerpo moviéndose casi por instinto. Pero en el fondo, la realidad pesaba como una piedra en mi pecho.
Tokito Muichiro... su nombre quedaría marcado en mi memoria. Pero aún no podía permitirme llorar. No hasta que todo terminara.
El rugido de la batalla era ensordecedor. La sangre, el sudor y la desesperación se mezclaban en el aire mientras Obanai, Mitsuri y yo nos lanzábamos contra Muzan. Cada uno de sus ataques era letal, cada instante que pasaba era un recordatorio de lo frágil que era nuestra existencia frente a él.
Mitsuri, con su fuerza descomunal, se movía con la misma energía de siempre, su látigo de color rosa destellando como un relámpago mientras cortaba en dirección al Rey de los Demonios.
—¡No te atrevas a menospreciarnos! —gritó, con una pasión ardiente en la voz.
Obanai y yo nos manteníamos a su lado, atacando con precisión, pero era evidente que no estábamos a la altura de su velocidad. Muzan no era un enemigo cualquiera, su poder era abrumador.
Y entonces, lo vi.
Un movimiento fugaz, una sombra desplazándose más rápido de lo que cualquiera de nosotros pudo reaccionar. Un látigo de carne negra surgió del cuerpo de Muzan, dirigiéndose hacia Mitsuri con una velocidad imposible.
—¡Mitsuri! —grité con todas mis fuerzas, pero era tarde.
El impacto fue brutal. Mitsuri fue atravesada en el torso, la sangre brotando de su boca en un espasmo ahogado. Su cuerpo tembló antes de desplomarse sobre las ruinas del campo de batalla.
—¡Mitsuri! —grité con todas mis fuerzas, sintiendo mi corazón encogerse ante la escena.
Obanai también intentó moverse, su espada brillando mientras intentaba interponerse entre el ataque y ella, pero no llegó a tiempo.
Mitsuri cayó de rodillas, su aliento entrecortado, sus ojos temblorosos mientras intentaba enfocar su mirada en nosotros. Su cuerpo entero temblaba, pero aún así, una pequeña sonrisa se formó en sus labios.
—Lo... siento... —murmuró con voz débil, tratando de sostenerse con su espada clavada en el suelo.
Caí de rodillas junto a ella, sosteniéndola con cuidado. Su sangre tibia manchaba mis manos, y mi corazón latía con fuerza, como si quisiera negarse a aceptar lo que estaba ocurriendo.
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La maldición de quererte | ????? ??????
FanfictionEn un mundo asolado por demonios, Natsume lucha por la justicia sin saber que el destino la unirá a Obanai Iguro. Entre batallas, sacrificios y sentimientos ocultos, ambos descubrirán que algunas promesas trascienden el tiempo. ?FICCI?N?
