Omega de alquiler |Yoonmin/Yoontae|

Jungkook había cumplido su palabra tal como lo había dicho un par de noches atrás.

Él se había ido de New York, sin embargo, para su sorpresa Taehyung no se sentía triste, de hecho había quedado con una sensación de emoción al recordar que se volverían a encontrar en Corea, aunque no hubieran puesto una fecha clara, estaba seguro de que sucedería.

Y aunque la presencia del alfa menor había sido tan sorpresiva y al mismo tiempo corta, el pelinegro se sentía curiosamente fascinado. Quizá era por la nueva realidad en la que ambos se encontraban, siendo adultos con una personalidad más madura y dejando atrás las aventuras de adolescentes tontos, pero al mismo tiempo las dudas invadientes llegaban a sus pensamientos, como usualmente sucedía cuando un buen suceso pasaba por su vida.

¿De verdad se encontraba interesado por Jungkook?, ¿no era esto una nueva distracción del verdadero objetivo?, ¿Funcionaria bien como una forma para llegar al alfa de Yoongi?, ¿Por qué simplemente no podía sentir que algo estaba destinado a ser suyo?

Estaba harto y completamente exhausto de sobrepensar.

-Genuinamente no creo que seas una mala persona, alguien que pueda influenciar a los demás a hacer cosas incorrectas, no serias tú.

Recordó las palabras de Jungkook, sintiendo una fuerte corazonada, ¿Qué significaba?

-¿Has terminado de empacar?- escucho una dulce voz cerca suyo.

-Mamá, pensé que ya estabas dormida.- respondió suavemente.

-Lo estaba, pero mi sexto sentido de mamá me hizo levantarme; escuche a Namjoon decir que se irán al aeropuerto en unas tres horas, deberías aprovechar para dormir un poco.

-¿Y llegar al aeropuerto con la cara hinchada? Ni loco.

Observando la amplia sonrisa de su madre y como sus ojos se arrugaban al reír, Taehyung no pudo evitar sollozar, lo cual llamo la atención de la omega.

-Siempre preocupándote por como los demás te miran.- menciono acercándose al pelinegro.- Eres un chico hermoso, no recuerdo momento alguno donde no fueses el centro de atención.

-Mamá.- dijo apenas audiblemente el pelinegro, sin embargo, su madre había logrado escucharlo, sosteniendo su tosco rostro en sus pequeñas manos, ambos lobos se miraron.- Sé que he arruinado muchas cosas, pero incluso después de todo eso, tu nunca dejaras de quererme, ¿verdad?

Mirándole de manera crédula, aquella hermosa omega de hebras oscuras comenzó a reír nuevamente.

-No habrá nada en el mundo que pueda ocasionar que deje de amarte, hijo.

-Pero-

-Tu padre y yo podemos ser un poco tercos, pero venimos de una crianza completamente diferente a la que tú y Namjoon recibieron; puede costar el aceptar que las cosas van cambiando, pero sin importar el qué, siempre estaremos para ustedes, sea cual sea la decisión que tomen hoy, mañana o en veinte años.

-Gracias, mami.- susurro el omega.- Me siento tan perdido, tan pequeño que a veces olvido mi propósito de estar aquí, si es que tengo alguno.

-Todos tenemos un propósito en esta vida, Taehyung, no debes sentirte presionado si hoy aun no sabes cuál es, solo vive, vive mucho y si aun después de todo te sigues sintiendo perdido, aquí estaremos nosotros para ti, ¿de acuerdo?

-De acuerdo.

"Jimin.

Tae, creo que ya debes estar arribando al avión, solo quería avisarte que iré a recogerlos al aeropuerto, ya en casa los esperara una rica cena a todos, estoy seguro de que llegaran agotados.