Eres Lo Que Me Hacía Falta | Tomioka Giyuu × OC

Capítulo dedicado a Namionii8, muchísimas gracias por tu apoyo y tu hermoso comentario ♡.

Narrador.

Akaza inclinó su cabeza hacia un costado, aun con una sonrisa en sus labios. Trataba de no pensar mucho en lo que había hecho, pero obviamente sabía por qué el pilar lo veía con tanto odio.

—Si tú mueres ahora mismo el recuerdo de tu esposa no será más que otro que se perderá entre las cadenas de odio de todos los seres humanos —explicó con simpleza. El polvo a su alrededor empezó a disiparse, mostrando que aun había gente viva entre todo el caos. Bueno, solamente había una persona entre ellos dos. —Conviértete en demonio, Giyū —insistió con una sonrisa en sus labios. Tomioka casi escupió sus palabras, manteniéndose en posición para pelear.

—Ahora mismo no deseo más que matarte y yo morir después de ti —declaró con frialdad.

Giyū mantuvo sus ojos sobre él, tratando de contener su rabia. El cuerpo de Tanjiro apareció a espaldas de Akaza, manteniendo la tensión en el ambiente.

"No puedo dejarme llevar por la ira, ahora eres la mejor opción, ¡Decapítalo de una vez!" pensó furioso.

—¡Akaza! ¡En este momento te cortaré la cabeza! —gritó Tanjiro, furioso. Akaza giró rápidamente, confundido, lanzándole un golpe directo que el niño esquivó fácilmente.

"¡Idiota, ¿pero por qué gritaste?!" pensó Giyū, desesperado.

Aun así no importaba, Giyū se preparó para regresar al combate, pero parecía que Tanjiro no lo necesitaba. Ahora que gracias a las memorias de su padre logró dominar el mundo transparente.

"Danza Del Dios Del Fuego: Puesta de sol". El corte de Tanjiro fue perfecto, un corte que tomó desprevenido a la Segunda Luna al no sentir su espíritu de lucha.

Akaza trató de aferrarse a su cabeza aun cuando esta fue cortada, pero Giyū le dio el golpe de gracia, y la cabeza del demonio cayó al suelo, convirtiéndose en cenizas.

—Esta muerto... —susurró Tanjiro sin aliento. La mano que Giyū había usado para lanzar su katana estaba temblando. Respiró profundamente, casi de alivio, por fin podrían descansar, o eso parecía.

El cuerpo de Akaza volvió a levantarse aun si no tenía cabeza. Los suspiros de alivio tuvieron que pausarse porque parecía que esta batalla aún no había terminado.

Mientras Tanjiro y Giyū ideaban una nueva estrategia para enfrentarse al demonio, Aya seguía cayendo en el vacío. Sus manos se aferraban al rifle, sus sentidos estaban desorientados y su cabeza daba vueltas.

"¿Voy a morir?". Se preguntó observando cómo sobre ella las puertas corredizas se cerraban una a una dándole caída libre, como si ninguna quisiera entorpecer su camino. "Siento cómo esta corriente me desgarra los huesos".

En paralelo con los pensamientos que su esposo tenía en ese momento. No era ingenuo ni catastrófico al creer que Aya estaba muerta, sino realista. Nakime no había hecho más que abrir puertas para evitar la muerte de la mujer.

"Aya, lo siento... Si el sol no sale para mí el día de hoy, quiero que sepas que siempre te amaré, y espero que estemos juntos incluso después de la muerte". Giyū apretó el mango de su katana con sus dos manos, sintiendo cómo la sangre le hervía.

—Mataste a mi esposa... Así que no te atrevas a darme la espalda.

El cuerpo de Akaza se detuvo, dando media vuelta hacia el que aún seguía con vida. Giyū mantuvo su postura, hirviendo en la ira que había estado conteniendo.