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Capítulo 35: Cazadora.

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Capítulo dedicado a rosshl02, muchísimas gracias por tu hermoso comentario y apoyo ♡

Narrador.

Nunca pensó que escucharía esas palabras salir de sus labios, Aya sonrió, asintiendo. Sanemi no sabía exactamente en lo que se estaba metiendo, hasta que fue demasiado tarde.

—Por supuesto, lo haré con gusto... si usted empieza a ser más amable con mi esposo —exclamó dulcemente, acariciando todavía el plumaje de Kanata bajo su mano.

Esa respuesta bastó para que le diera la espalda, empezando a alejarse, pero ella lo siguió con inocencia. Lo último que deseaba era llevarse bien con Giyū, y sin duda no sería un sacrificio no hablar con su esposa.

—Señor Shinazugawa —dijo Aya mientras lo seguía con inocencia.

—No me digas señor, no estoy casado —respondió con seriedad.

—¿Por qué me da la espalda? Señor Shinazugawa, ¿No le gustan los tratos? Vamos a entrenar —repitió dulcemente, buscando su mirada. Se puso de pie delante de él una vez más.

Sanemi lo pensó un momento, bajando la mirada para examinar a esa mujer delante de él. Aya movió sus brazos, dejando que Kanata abriera vuelo lejos de ellos. Aun así, le dedicó una fea mirada a Sanemi.

—Solo tiene que pedirle permiso a mi esposo, vaya, hable con él —dijo Aya, invitándolo a hacer lo que quería.

Giyū no era ese tipo de esposo, pero Aya siempre podría usar esa carta para su conveniencia; este era uno de esos casos. Aunque no le parecía muy convincente a Sanemi.

—Tienes dos piernas, eres autónoma y con criterio. No tengo que pedirle permiso a nadie —declaró con firmeza, aun así, la mirada de inocencia de Aya se mantenía sobre él.

"¿En qué me metí?". Pensó frustrado.

—Deberías huir —sugirió Giyū con inocencia, hablando con Tanjiro. El niño negó, no le tenía miedo a Shinazugawa, pero sabía que tenía que tomar sus distancias.

—El señor Shinazukawa no puede ser tan cruel, además, creo que ya se fue... ¡Ahí viene! —murmuró lo último preocupado, mirando hacia las espaldas de Giyū.

Tomioka dio media vuelta con curiosidad, observando a Sanemi caminando a un lado de su esposa. No le gustó para nada lo que vio, pensándolo bien, los postres de arroz podrían esperar.

—¿Me prestas a tu esposa? —preguntó directamente, poniéndose de pie delante de él. Ahí cambiaba la situación.

El ceño de Giyū se frunció ligeramente producto de la confusión, mostrando una expresión por primera vez para Sanemi. Se suponía que él era el que tenía problemas para comunicarse, pero si Sanemi no empezaba a formular bien su pregunta sí resultaría el enfrentamiento a puño limpio.

—¿Perdón? —susurró mirándolo a los ojos.

No estaba muy seguro de esto, quería ser amigo de Sanemi, pero en su vasto conocimiento sobre amistades nunca había entrado la idea de "prestar a una esposa".

—Ayudaré a entrenar al señor Shinazukawa —explicó Aya con inocencia.

"Y dale con lo de señor". Pensó Sanemi, cansado.

"¿Cómo va a ayudarlo? ¿Le va a disparar?". Pensó mirándola atentamente, antes de girar hacia Shinazukawa.

—¿Puedes traerla aquí antes del atardecer? —preguntó Giyū, volviendo a darle su atención a Sanemi.

Eres Lo Que Me Hacía Falta | Tomioka Giyuu × OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora