You can't solve me (SherlockBBC/Joan WatsonCBS)

Capítulo 7

  - ¿Qué sucede?

  - Olvidé... más bien, alguien, me quitó mi teléfono.

  - ¿Te robaron?

  - No, no. Está en el apartamento en el que vivo pero no te preocupes...

  - Podemos pasar por allí si quieres.

  - No, llegarías tarde al trabajo.

  - No te preocupes por eso.- sonrió con tristeza- Uno de los beneficios de mi recaída es la flexibilida de horarios que me concedieron.

Joan se lo pensó un rato.

  - Está bien. Gracias.

Llegaron rapidamente al 221 B y la doctora invitó a Henry a que pasara y esperara adentro mientras ella buscaba su teléfono.
El joven entró y se sentó en un sofá en la sala de estar.
Minutos más tarde Sherlock salía de su habitación.
Miró a Joan y luego a Henry y con una mirada de entendimiento se sentó frente al joven.

  - ¡Ah! Así que usted es el drogadicto en rehabilitación al que la doctora Watson acompañará.

  - ¡Sherlock! ¿Dónde está mi teléfono? -preguntó Joan en un vano intento por desviar la atención de Sherlock del joven.

  - En algún lugar en la cocina. No toques las probetas.- dijo sin apartar la mirada de Henry.

  - Mi nombre es Henry Campbell...

  - Y trabaja en Doom Technologies.

  - ¿Cómo..?

  - Sherlock... -Joan dijo casi como una advertencia.

  - Y tuvo una reciente recaída. Tiene los ojos irritados y ojeras. ¿No durmió muy bien? ¿Estuvo llorando? Sí, tal vez ambos. ¿Quién o qué lo hizo recaer? ¿Sus amigos? No... no, usted no tiene amigos a ecepción de sus compañeros de trabajo. Cree que quieren ser sus amigos pero yo que usted no confiaría en ellos. Tal vez sólo se están dejando llevar por la compasión.

  - ¡Sherlock! -insistió Joan.

  - No, su recaída tuvo que ver con el deceso de alguien ¿no? Sino ¿por qué estaría de luto, sin dormir y llorando? Alguien cercano a usted murió... su novia a juzgar por la peculiar pulsera que lleva puesta.

  - ¡Es suficiente!

Esta vez Joan gritó y se colocó frente a Sherlock. Éste la miró con sorpresa.
Ella se dió la vuelta y se dirigió a Henry.

  - Lo siento... Puedes esperar abajo si quieres, yo... bajaré en unos minutos.

El joven aún perplejo bajó obedientemente.
Joan cerró la puerta y se enfrentó al detective.

  - ¿¡Qué te pasa!?

  - ¿Acaso dije una mentira?

  - ¡Ése no es el punto!

  - Si él quiere superar su adicción debería enfrentar la realidad.