Me levanté de un salto y sacudí los fideos de mi ropa.
― Da igual. ―respondí.
― ¡Hey, tú! ―resonó una voz en el fondo de la cafetería―. ¿Sabes lo que nos costará limpiar el desastre que acabas de hacer?
― Y-Yo... l-lo siento, señorita Velvet, f-fue un accidente. ―tartamudeó aterrada.
Contuve la risa después de escuchar lo de "señorita Velvet", logrando que Red clavara la mirada en mí.
― Y tú, niña... ¿por qué siempre que estás tú hay un desastre?
Me encogí de hombros.
― Ve a ducharte, novata, cuando termines regresarás a limpiar esto tú sola. ―concluyó Velvet y se dio la media vuelta.
Le lancé una última mirada a la chica y regresé con mis compañeras de mesa, mientras ella salía de la cafetería a toda velocidad.
― ¿Esa fue tu buena obra del día? ―preguntó Gilda con la ceja levantada, juraría que tenía cierta cantidad de celos en su mirada.
― No. ―respondí con una sonrisa torcida―. Ese fue el primer paso para conseguir comida mejor.
-☆-
Justo después de salir de la cafetería me dirigí hacía la pista para correr, la cual no era más que un camino de tierra que atravesaba el césped. Intenté centrar mis pensamientos en el alambrado que rodeaba toda la prisión, pensé en lo afortunada que era al estar ahí y no en Máxima Seguridad, pero no me funcionó. Lo que había pasado en la cafetería aún me acosaba, estaba segura de que lo había hecho sólo para obtener un beneficio, el de la comida, por supuesto, pero... aún recordaba el aroma de su cabello... esa tierna y ruborizada mirada que pedía disculpas una y otra vez... esa adorable chica.... ¿qué diablos estaba haciendo una chica como ella en un lugar como este?
― ¡RAINBOW DASH! ―un grito interrumpió mis pensamientos.
Dejé de correr para centrar mi atención en la persona que me había llamado. No era nada más ni nada menos que Honey Hill, una de las muchas subordinadas de Red Velvet.
― ¿Tú qué quieres? ―pregunté, y volví a retomar mi caminata.
― Yo... ―jadeó―. Espera... ―se detuvo a tomar aire, agotada―. Te he estado buscando, vengo siguiéndote desde hace un rato y jamás logré alcanzarte, eres... realmente rápida. ―dijo para después secar el sudor de su frente.
Rodé los ojos.
― Sólo quería saber si... ―comenzó, mirándome fijamente y sonriéndome de oreja a oreja―. Tal vez tú... quisieras ir a la noche de películas conmigo.
Alcé una ceja.
¿La noche de películas? Era costumbre que cada viernes en la noche, los guardias nos dejaran ver una película vieja en una televisión antigua dentro de una de las habitaciones grandes de la prisión, pero yo nunca iba, era aburrido, y me parecía estúpido intentar simular que nuestra vida era casi tan normal como la de alguien que no estuviera encerrado aquí.
― En realidad, no tengo ganas, pero gracias por la oferta. ―dije, mientras me alejaba sacudiendo la mano.
― ¡Espera! ―corrió tras de mí y tomó mi mano con fuerza―. Entonces... tal vez... ―metió su mano por debajo de mi blusa―. Podríamos hacer algo más divertido mientras todas están ocupadas viendo una vieja película repetida.
Aparté su mano de un golpe.
― ¿Qué diablos quieres, niña tonta? ―exclamé molesta―. ¿Atención? ¿Protección? ¿O sólo mi vagina? ―acerqué mi rostro al suyo―. Sé bien qué clase de persona eres... también sé que sabes que yo me acuesto con quien se me da la gana, si quieres acostarte conmigo, adelante. ―la tomé de la cintura y dirigí mis labios a su oreja―. Pero eso no quiere decir que obtendrás la atención de las demás sólo por acostarte conmigo, y mucho menos... tendrás mi protección.

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You're my Sunshine // AU || FlutterDash
FanfictionRainbow Dash lleva tres a?os en prisión, ?la razón? posiblemente trafico de drogas, posiblemente asesinato, posiblemente secuestro... todo es una posibilidad, pero ella no se digna a decirle a nadie la verdadera razón, es una buena forma de obtener...
Capítulo 2. Bienvenida al infierno, dulzura.
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