抖阴社区

                                    

Aún a pesar de actuar tranquilo no pudo evitar sentir remordimiento.

Joan acababa de darse una ducha y se puso un pijama un poco incómodo que había comprado (con el dinero de Sherlock, ya que todas las pertenencias de ella, incluida su billetera, estaban en cuarentena en su habitación en el 221B) y se sentó en la amplia cama recapitulando los detalles del caso.
No tardó nada en recordar lo sucedido con Holmes.

¿Por qué Sherlock no puede darse cuenta de lo hiriente de sus palabras? Más importante: ¿Por que me importa lo que diga él? Es mi amigo, sí, pero...

Se tendió en la cama entre confundida y desesperada. ¿Que estaba pasando?

Tal vez solo me siento así por esa estúpida demostración de sus habilidades de seducción en la que me involucraron.
Es solo que... él no se da cuenta de lo cretino que pareció.
Bueno... es que ES un cretino.

Trató de eliminar todos sus pensamientos y concentrarse en descansar, se metió debajo del grueso y cálido edredón y cerró los ojos durmiéndose profundamente minutos despues.

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Joan estaba durmiendo tranquilamente cuando algo pesado cayó a sus piernas y la sobresaltó.
Estuvo a punto de gritar pero en cambio movió sus piernas con fuerza para librarse de lo que fuera que estaba ahí. Al final lo hizo y escuchó como aquello caía al suelo y emitia... ¿un quejido?  Se sentó en la cama y mientras encendia la lámpara preguntó:

  - ¿Sherlock? ¿Estás ebrio?

El largo cuerpo de Sherlock estaba tendido en el suelo y luchaba con todas sus fuerzas por ponerse de pie pero no podía. Entre extrañas murmuraciones dijo:

  - No... yo... estaba en la casa de... de...

  - ¿Lucas Eton?

  - ¡Si! Ese. Y... estaba en su laboratorio y por accidente... inhalé algo...

  - ¿Te drogaste por accidente? ¿Es la droga H.O.U.N.D?

  - No... no lo creo... Ya hubiera hecho efecto.

  - Bueno, lo que sea que inhalaste ya está haciendo efecto.

La doctora salió de la cama y encendió las luces de la habitación.
Sherlock ya había logrado apoyar su espalda en la orilla de la cama cuando Joan se colocó en cuclillas frente a él:

  - Déjame ver.

Examinó sus pupilas y su ritmo cardiaco.

  - Creo que ya debes estar completamente bajo el efecto de la droga.

Holmes la miró un rato con el ceño fruncido y dijo:

  - Gracias.

  - Definitivamente estas completamente drogado. Necesitas dormir. Ahora, te voy a ayudar a levantarte pero tu debes poner de tu parte, ¿ok?

Rodeó con sus brazos el torso de su compañero como si lo estuviera abrazando y Holmes le hechó los brazos a ella.
La doctora se sintió extraña una vez más.

  - A la cuenta de tres te voy a levantar y tu tratarás de hacerlo también. ¿Listo? 1, 2... 3.

Sherlock intentó levantarse un poco y con la ayuda de Joan logró ponerse de pie por un segundo para luego caer desplomado en la cama.
Solo había un problema.
Él no hizo ademán de soltar a Joan y esta cayó inevitablemente sobre él. Joan se removió sumamente incómoda con la situación.

  - Sherlock, suéltame ya.

Pero el detective no lo hacía.
Apoyó como pudo sus manos en la cama y se separó un poco para ver si Sherlock seguía conciente.
Su rostro estaba a centímetros del de él. Sus ojos cerrados y el pálido rostro sereno ciertamente eran una visión agradable a la vista.
Joan quedó hipnotizada por unos segundos pero el hechizo se rompió cuando su mente reaccionó.

Oh por Dios... dime que no estás muerto.

Intentó librarse de los brazos de él para tomarle el pulso, pero, no podía.

  - ¿¡Cómo es que estás dormido, inconciente o muerto y tienes tanta fuerza!?

Una divertida sonrisa se dibujó en los labios de Sherlock y a Joan se le aceleró el corazón.

  - ¡Adivinaste! -dijo Holmes con una voz adormilada.

  - ¡Suéltame!

Al fin la soltó y él se movió a un lado de la cama:

  - Esta bien... está bien. Duerme en la otra... mitad.

Joan se quedó sentada a la orilla de la cama dubitativa.

  - No puedes dormir en el horrible sofá de tortura... -decía Holmes arrastrando las palabras, tomando la muñeca de Joan y jalándola hacia la cama.

La doctora se soltó del agarre de su compañero.

  - Si, ya sé..

Se levantó y apagó las luces de la habitación, quedando unicamente encendida la luz de la lámpara en la mesita de noche.
Mientras regresaba a la cama pensando en que ésta era lo suficientemente amplia para que ninguno de los dos estuviera demasiado cerca del otro, el detective parecía luchar una batalla desesperante.

  - ¿Qué haces? -preguntó Joan.

  - Luchaaando con... mi propio... abrigo. ¡No me quiere soltar!

  - ¡Shh! No alzes la voz. ¿Te lo quieres quitar?

Holmes se extendió completamente en toda la cama e hizo un gesto infantíl de rendición.

  - Si.

La doctora suspiro y le ayudó a quitarse el abrigo.
Sherlock parecía feliz al haber sido librado.
Empezó a quitarse los zapatos lanzándolos lejos, los calcetines volaron por los aires, desabrochó dos botones de su camisa y luego buscó el broche de su pantalón.

  - No, no, no. No puedes quitarte la ropa Sherlock.

  - ¿Por quee no?

  - ¡Pues porque yo estoy aquí!

  - ¿Y que? ¿Acaso... no me has... en ropa interior visto?

  - ¡No! Por Dios... ¡cállate y duerméte!

Y como un obediente Sherlock drogado, este se desplomó en su lado de la cama y se durmió.
Joan esperó un par de minutos hasta estar segura de que su compañero dormía con normalidad, luego se recostó, trató de aminorar la reciente impresión y descansar.
Fué difícil.
No era la cercanía de él la que le molestaba, era más bien el recuerdo de lo que había ocurrido.
Ella sabía que lo de la demostración de seducción era pura actuación. Pero parecía haber algo de honestidad en algunas partes.
Eso le abrumaba. Ver cómo Sherlock era capaz de hacer que una mentira fuera tan convincente.

Tal vez nunca sabré cuando mienta y cuando no.
No he resuelto a Sherlock Holmes después de todo.

You can't solve me (SherlockBBC/Joan WatsonCBS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora