抖阴社区

                                    

  - ¿Señor Sherlock Holmes?

El aludido se dió la vuelta para encontrarse al grandulón dueño de aquel extravagante restaurante.

  - Señor Frowell. -le entendió la mano.

  - Me alegra ver que vino.

Joan lo observó con detenimiento.

Le temblaba el labio ligeramente, miraba hacia el centro y las esquinas del salón con insistencia y balenceaba todo su voluminoso cuerpo casi inconcientemente.

Estaba nervioso.

Temía por su vida.

Era fácil de deducir al ver como cinco guarda espaldas de traje negro lo rodeaban.

  - Realmente lamento... el molestarlo... -continuó con voz queda- pero... bueno... ¿Recuerda usted..?

  - Vamos a un lugar donde se sienta más tranquilo señor Frowell. - Joan empezaba a creer que Holmes se estaba humanizando más- No puedo entenderle si espera cinco minutos en silencio después de cada palabra que dice. -La doctora descartó el progreso de inmediato.

  - Está bien... si... por favor, acompáñeme.

Los guarda espaldas abrieron paso al dueño del restaurante, Sherlock lo siguió y Joan tuvo la intención de hacerlo también. Pero uno de los altos hombres vestidos de negro la tomó por el brazo con firmeza.

Sherlock intervino de inmediato.

  - Ella viene conmigo.

  - Señor Holmes... - Frowell musitó- usted sabe mi situación, me sentiría más cómodo si... sólo entablara esta conversación con usted.

  - Si ella no está presenté tampoco lo estaré yo. Trabajamos juntos, puede confiar en ella. Porque evidentemente está temiendo que lo delaten o den información suya pero no se preocupe, no creo que a mi compañera le interesen mucho sus asuntos triviales como para tomarse la molestia de delatarlo.

  - ¿¡Asuntos triviales!? - el señor parecía indignado pero aún tembloroso del miedo. Suspiró. - Bien. Sigánme.

Mientras caminaba detrás de él hacia un pasillo iluminado por una escasa luz, Joan dijo a Holmes:

  - Pensé que era tu amigo.

  - Un conocido.

Continuaron la marcha hasta llegar a una oficina decorada toda con colores oscuros e iluminada por una gran araña que colgaba del alto techo.
El nervioso millonario casi corrió a su licorera, se sirvió una copa y la bebió de un sólo trago.
Sin nisiquiera invitarles a sentarse soltó lo que tanto quería hacerle saber a Holmes:

  - Estoy en peligro de nuevo.

  - No me extraña. - Sherlock caminó hacia el escritorio del hombre, retiró una silla para que se sentara Joan y el se sentó en la que estaba a la par.

  - ¡No sólo mi vida puede acabar señor Holmes! - corrió hacia su silla detrás del escritorio pero no se sentó- ¡Mi familia también corre peligro!

  - Le dije que dejara de hacer inversiones con personas de dudosa reputación.

  - No... no es sobre eso. Dejé completamente esas andadas.

  - Nadie simplemente "deja esas andadas". Las desiciones que tomó podrán repercutir en toda su vida.

  - ¡Pero esta vez no es por eso créame! -se apresuró a teclear en su computadora portatil mientras continuaba hablando con voz temblorosa- Me están siguiendo. Todos los lugares que he visitado y hasta en mi propia casa. Él siempre está allí...

  - ¿Él?

Giró la computadora para que quedara frente a los detectives.

En la pantalla se mostraban dos videos captados de cámaras de seguridad distintas en dos lugares distintos.

Un hombre joven de cabello largo color marrón estaba de pie fuera de los establecimientos. En el primer video aparecía frente a una tienda de comestibles, en el segundo estaba frente a una mansión.

  - Fuí al supermercado ese día a esa hora... -habló de nuevo Frowell- y esa... esa es mi casa. Está vigilándome, a mí y a mi familia. Ese mismo día, a la misma hora, ese hombre me vigila... ¡vigila todo!

  - Cálmese señor Frowell. -intervinó Joan al ver al hombre respirando agitadamente. Estaba entrando en pánico. La doctora se puso de pie y se dirigió hacia él. - Siéntese. -le retiró la silla y colocó las manos en sus corpulentos hombros mientras él la miraba con ojos desorbitados del miedo y obedecía. -Soy doctora ¿ok? Tranquilo. Necesitamos que se calme para poder entenderlo y ayudarlo. -miró a Holmes y continuó- ¿Podrías traerle un vaso con agua? Esta allí detrás de ti.

Sherlock dirigió su mirada hacia uno de los guarda espladas:

  - ¿Podrías traerle un vaso con agua a tu jefe?

Joan rodó los ojos y vio cómo el guarda espaldas obedecía.

Después de que el dueño del restaurante bebiera agua y se calmara, prosigió con su relato bajo la mirada impaciente de Holmes.

  - Ese hombre me está siguiendo señor Holmes.

  - ¿No ha considerado una opción más lógica? ¿Gemelos, por ejemplo? -dijo el detective empezando a dudar de la estabilidad mental de su antiguo cliente.

  - Claro... - respondió el hombre, bastante indignado- ¿Pero en realidad existen 14 hermanos iguales en el mundo?

La expresión de Sherlock y Joan cambió.

  - ¿Disculpe? -interrogó Joan sentándose de nuevo.

Frowell tecleó en su computadora y luego les mostró la pantalla a ambos.

14 diferentes videos se reproducían.

En ellos aparecía el mismo hombre, vestido de negro y con expresión seria, en lugares diferentes.

Los registros de cada video señalaban la misma hora.

10:49 am.

Sherlock se acercó a la pantalla notablemente más interesado.

  - Está donde sea que yo haya ido y en cada lugar que sea de mi propiedad...

Hector Frowell estaba cubierto de sudor, con una expresión palpable del más genuino miedo.

Sherlock Holmes se recostó en el respaldo de la silla.

  - Bueno, -dijo dirigiendo su mirada hacia Joan- esto se puso realmente interesante.

You can't solve me (SherlockBBC/Joan WatsonCBS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora