Con lo último que le quedaba, saldo la deuda y compró dos boletos a Tokio.
Hitoshi vivía en un estudio acondicionado para vivienda. El típico monoambiente con dormitorios, sala y cocina juntos, teniendo únicamente privacidad en el baño. Su amigo fue amable en hospedarles ahí, incluso, en cederle la cama a él y su hija.
Entonces, se mentalizó que el plazo máximo para salir de ahí, sería un mes. No podía abusar más de la hospitalidad del beta.
Empero, la vida en la ciudad no era tan fácil como creía y pasado un mes, su búsqueda había resultado en solo rechazos.
– Querido, eres un omega bonito, pero sin marca, sin estudios, sin experiencia y con una hija; no es tu mejor referencia.
Dos meses más pasaron.
Finalmente, una luz brillo para él: Un restaurante, que tenía por característica que todos sus meseros fueran omegas. En el contrato quedaba claro que el bajo salario, se compensaba con las jugosas propinas que dejaban los clientes. El uso de collar y supresores era de uso obligatorio en todo momento, ya que el descanso por celo establecido por ley, no era una opción. La mayoría de clientela al restaurante, era alfa y nada mejor que el aroma de omega en celo para para aumentarla.
Aun con todo lo malo, Izuku firmó. Su madre había logrado sacarle adelante con peores condiciones en su época, él no podía rendirse con un poco de obstáculos. Lo que no esperaba, es que todo fuera mal de inicio. El horario lejos de ser ocho horas, terminaba durando diez. Los clientes solían sobrepasarse con ellos, acercándose demás, diciendo piropos obscenos y ellos, solo podían sonreírles. Un día incluso, un asiduo cliente tuvo el descaro de tenderle una servilleta con un monto escrito en ella. Fue la primera vez que Izuku no logro sostener la sonrisa. Podía tolerar toda la sarta de estupideces que le decían, las miradas asquerosas, que a algunos se les fueran las manos por sus piernas; pero aquello fue demasiado.
Arrugo la servilleta y la dejo frente al alfa.
Sin embargo, el cliente continúo yendo. Lanzándole miradas furtivas de tanto en tanto. Dejándole grandes propinas que él se negaba a aceptar. No era solo la ofensa que había tenido para con él, sino el temor de que creyera que, por aceptarle el dinero, tendría derechos sobre él.
Aquel suceso bien pudo quedar como una desagradable anécdota, de no ser por lo que vino después, cuando sucedió lo previsible si juntas a un omega en celo y un alfa. Entró al lavabo, acalorado por el ciclo, sin percatarse que un cliente le había seguido. El hombre intentó aprovecharse de él, tomarlo con la misma violencia con la que hizo Katsuki, sin imaginar que Izuku se defendería. Algo que luego entendió, no debió hacer. El restaurante, lejos de defenderle o, en su defecto, darle un llamado de atención, le despidió. No tuvieron ni la decencia de brindarle ningún tipo de ayuda cuando aquel alfa le denuncio por agresión.
El hombre se valió de la precariedad en la que vivía Izuku para ganarle el juicio. Argumento que era un omega con una hija, sin un alfa a su lado, que fue a trabajar estando en celo. Era obvio que solo buscaba aprovecharse de él y su buen estatus en la empresa en la que laboraba. Que incluso, él no tendría necesidad de buscar un omega estando ya enlazado con otro. Presento también, los videos del restaurante, en donde Izuku había ingresado al baño de clientes, cuando debió ir al del personal.
Se victimizo totalmente y el juez –alfa desde luego- dio por bien sustentado todo ello, fallando a favor de su congénere y ordenando el pago de una indemnización mínima para el alfa, pero significativa para él.
Las consecuencias de no pagarlo en el plazo, era la cárcel.
Izuku sintió miedo. La cárcel no era un lugar agradable para los omegas.

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Consecuencias [ Omegaverse ]
FanfictionKatsuki había abusado de él en todas las formas posibles, al punto de hacerlo huir. Seis a?os después, un encuentro casual con Izuku, le revelaría una verdad que no esperaba. -?Has visto a esa ni?a? - Kirishima se?aló a una peque?a que se encontraba...
Capitulo 3
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