?Por Mi Estas Aquí?

•oficina de la Hokage•

Al entrar nuevamente en la oficina de la Hokage, el ambiente era pesado, como si una sombra oscura envolviera la sala. Se sentía una mezcla de tristeza y tensión. Dentro, Sakura y Sai ya estaban esperando.

—¿Es él? ¿El estudiante de Jiraiya-chan? —preguntó una voz anciana, observando a Naruto con atención.

—Así es —respondió Tsunade—. Él es Naruto Uzumaki.

Naruto entrecerró los ojos al ver al anciano sapo.

—¿Una rana vieja? ¿Qué sucede? —preguntó sin ningún tipo de respeto, mirando fijamente al extraño visitante.

—¡Oye! Cuida tus palabras, Naruto —regañó Tsunade con severidad.

El anciano sapo, sin inmutarse, se presentó con autoridad:

—Para que lo sepas, soy el Gran Sapo Sabio, no lo olvides.

Tsunade suspiró y explicó:

—Naruto, él es Fukasaku-sama, uno de los más grandes sabios de la Montaña Myōboku.

El anciano lo observó con atención antes de hablar de nuevo.

—No hay duda... eres el estudiante de Jiraiya-chan.

Naruto frunció el ceño.

—Espera... ¿Jiraiya-chan? ¿Chan? —repitió con incredulidad—. ¿¡Por qué le dices así a Ero-sennin!?

—¿Ero-sennin? —Fukasaku rió levemente—. Vaya, qué apodo tan peculiar.

Tsunade intervino, su voz cargada de una seriedad que puso a todos en alerta.

—Fukasaku-sama fue el maestro de Jiraiya y quien le enseñó el Senjutsu.

Naruto parpadeó, sorprendido.

—¿Eh...? Etto... ¿Y qué quieren conmigo? Ttebayo.

El ambiente se volvió aún más pesado cuando Fukasaku habló con un tono grave:

—Naruto... Jiraiya-chan murió en batalla.

El mundo de Naruto se detuvo.

—¿Eh...? ¿Q-qué estás diciendo...?

Su mente se quedó en blanco.

Fukasaku continuó, sin darle tiempo a reaccionar.

—Hubo rumores de que el líder de Akatsuki estaba en la Aldea Oculta de la Lluvia. Jiraiya fue personalmente a comprobarlo... y terminó enfrentándose a él.

Naruto sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

—Su nombre es Pain... Durante la batalla, Jiraiya-chan descubrió un secreto importante sobre él. Pero antes de que pudiera revelarlo... fue derrotado.

El silencio fue sepulcral.

Naruto apretó los puños, su cuerpo temblando.

—¿Lo dejaste ir, Obāchan? —preguntó con voz baja, pero cargada de enojo.

—Así es —respondió Tsunade, sin rodeos.

La rabia de Naruto explotó.

—¡¿Por qué permitiste que hiciera algo tan arriesgado?!

Todos en la sala sintieron el dolor en su voz. Su enojo y tristeza eran tan intensos que era difícil soportarlo.

Tsunade no respondió. Simplemente lo miró en silencio.

Pero para Naruto, ese silencio solo lo hizo estallar aún más.

—¡¿Cómo pudiste mandarlo a un lugar tan peligroso y él solo?! —gritó con desesperación.