No era mala idea, podría ponerle alguna cosa romántica pero no demasiado.
—Pues no estaría mal.
La chica le entregó un papelito y un bolígrafo de tinta negra. Él lo cogió y empezó a escribir.
"De nada, cola de caballo"
—¿No quieres escribir algo más romántico?
El rubio ceniza gruñó ante sus palabras. Aquello era muy romántico a su parecer.
—Esto ya es romántico.
La chica no quiso insistir más, así que asintió, colocando la pequeña nota en las flores. Katsuki salió de allí con una sonrisa de oreja a oreja. Estaba seguro de que a Momo Yaoyorozu le iban a gustar las flores.
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Todos se sorprendieron al ver entrar al chico más maleducado del curso con un ramo de flores. Y mucho más lo hicieron cuando vieron que se estaba dirigiendo a la chica más educada del curso, Momo Yaoyorozu, la cual permanecía leyendo un libro sobre la cómoda de la residencia.
—Toma, cola de caballo.
La morena apartó los ojos de su libro algo sorprendida, se levantó mirando las flores con sorpresa. Definitivamente no se esperaba esa acción por parte de Bakugou.
—¿Cómo?
—Te he comprado unas flores ¿Estás ciega? Cógelas y dame las gracias.
Momo no pudo evitar sonreír, así que pensó que tal vez su alergia ese día sería un poco más amable, pero se equivocó, al acercarse no pudo evitar estornudar un par de veces, le era imposible estar cerca de unas flores por más de dos segundos, y era horrible porque realmente le gustaban.
—¿Qué pasa?
Una mueca de preocupación se dibujó en los labios de Katsuki. Le iba a rechazar, el rubio no estaba preparado, aquella chica le gustaba demasiado y además, su orgullo era demasiado alto para ser dañado de tal manera.
—Estaría encantada de aceptar tus flores, Bakugou—ella agachó la mirada—Pero soy alérgica.
De todo lo que le podía haber ocurrido la chica que le gustaba tenía que ser alérgica a las putas flores. Tenía que ser el karma.