Siento una revolución en mi corazón, Bruno esta de pie, mirándome fijamente, a lado de él esta su maleta.
—Hola, Bruno,—Sina y los chicos se lanzan a él y lo acaparan en un abrazo de oso.
Me volteo de nuevo, dándoles la espalda y termino lo que estaba haciendo.
Una parte de mí tiene ganas de correr a él, de abrazarlo y besarlo, volverlo a ver es revivir el pasado y todo lo que sentí cuando estaba con él.
Pero la otra parte de mí, aún recuerda sus palabras, y que se fue, así sin más.
Sentimientos encontrados es lo único que puedo sentir.
Bajo del escenario y me acerco a ellos, no digo absolutamente nada, sólo me cruzo de brazos y los chicos continúan hablando con él.
Después de unos minutos, todos notan la tensión que hay.
—Emmm, bueno, nosotros iremos a fuera, creo que ustedes tienen cosas que hablar,—Arizona dice un poco tímida, pero los demás optan por esa idea.
—Los vemos afuera, chicos,—Sina añade y los siete salen del teatro.
Tensión, demasiada tensión es lo que siento, con mi corazón hecho una revolución, es como si lo viera por primera vez, sigue igual.
No soy capaz de pronunciar nada, no puedo.
Bruno me examina con la mirada, sus ojos se encuentran con los míos, y sigue ese brillo en ellos, el brillo que solía gustarme tanto hace siete meses.
Bruno da un suspiro profundo.
—Intenté llegar antes de que la obra comenzara, mi vuelo se atrasó, demasiado tiempo, Sina me marcó cuando la obra terminó, y una vez que estuve en el aeropuerto inmediatamente me vine para acá,—Dice nervioso.
—Todo salió bien, supongo,—No sé que más decir, su regreso es inesperado.
—Christian...yo,—Hace una pausa, se queda callado.
—¿A qué regresaste?,—Digo y la intriga me carcome, siento dolor, el mismo dolor que sentí cuando se fue, el mismo que sentí cuando subió a ese avión y se fue lejos.
—Regrese por tí,—Lo suelta, así sin más.
Y esas palabras remueven algo en mí, tantas de ganas de decirle "Te he extrañado tanto", pero no puedo.—Pero, hace meses te fuiste por que era tu sueño, y olvidaste que estaba yo.
—Eso no es verdad,—Bruno niega enseguida.
—¿No es la verdad? ¿Acaso no recuerdas tus palabras?, Por que yo sí, y duele,—Libero un poco de mi dolor, se siente bien, pero sé que debo parar, tampoco quiero causar problemas.
—Yo, lo siento, no era mi intención, de verdad,—Se pasa las manos por la cara,—Sólo estaba un poco aterrado, lo de Miguel y todo lo demás, tampoco supe afrontar que me aceptaron en el intercambio. Christian, yo tenía planes antes de tí.
—Por eso mismo, tenías planes y los seguiste, quedé fuera de ellos, ¿No?,—Lo miro con furor.
Veo tristeza en sus ojos, nuestras miradas se cruzan pero siento algo, un cambio.
No es el mismo chico del cual me enamoré y yo tampoco, el hecho de que se fuera cambió todo.
—Christian, yo...—No puedo seguir aquí.
—No quiero saber nada más, Bruno, necesito cerrar el lugar,—Tomo un par de cajas y salgo del teatro.
Me quedo afuera, los chicos están alrededor del auto esperándonos, Bruno sale del lugar junto con su maleta.
Evito tener algún contacto con él.
Bruno camina a dónde están los chicos y me aseguro de cerrar el establecimiento.Esto es complicado, siento una revolución en mi cabeza, y en mis sentimientos.
No sé que venga después de este inesperado regreso.***
Domingo 11:30 a.mMe dejo caer de espaldas sobre la cama,
Arizona hace lo mismo, y queda a un lado de mí.—¿Por qué tenía que regresar, Arizona?, ¿Por qué?,—Me quejo y mi mirada está fija al techo de la habitación.
—No lo sé, ¿Qué te dijo ayer que hablaron?
Me estremezco al recordarlo,—Me dijo que regreso por mí, tomo una de las almohadas y la dejo caer en mi cara.
Arizona hace un sonido de ternura.
—Christian, ¿Aún lo quieres?,—Pregunta con un poco de miedo, pero decido no engañarme más. Me quito la almohada de la cara y suspiro profundamente.
—Sí, claro que lo quiero, sino lo hiciera, fácilmente le hubiera hablado, como si nada, sólo que nunca cerré esa puerta.¡Maldición!, ¡Para que diablos volvió!,—Me quejo un momento.
—Si lo quieres, ¿Por qué te molesta tanto que este de regreso?,—Arizona parece confundida.
Me tranquilizo un poco, y doy otro suspiro.
—Christian, si yo fuera tú, iría con él, lo besaría y le diría que lo he extrañado cada día,—Arizona me dice en modo de regaño.
—No puedo, de verdad, me dolió que se fuera, sus palabras de aquel día son lo que más me pega, y respecto a su regreso, me quejo por que yo ya estaba resignado a que estaba al otro lado del mundo, y con el tiempo empezaría a expulsarlo de mí.
Pero no, verdad, no, él decidió volver. Y ahhhg, se hubiera quedado allá,—Siento desesperación.—¿De verdad, no te alegro nada verlo?,—Arizona me mira fijamente, sé lo que piensa.
—Odio tanto no poderte mentir,—Le pico una de sus costillas y ella sigue el juego.
Por un momento reímos y al tranquilizarnos, suelto lo que siento muy dentro de mí.
—Claro que sí, bueno, una parte de mí, si, fue como verlo por primera vez, y la otra parte de mí no supera, su abandono,—Malditos sentimientos encontrados.
—Yo lo que creo es que, tu orgullo ha dominado tus sentimientos, por siete meses, no hablaste con nadie de él, te trate de advertir que él venía otra vez, pero sencillamente me mandaste bien lejos,—Arizona me regaña de nuevo.
—¿Cómo?, ¿Ustedes tenían comunicación?,—Me siento confundido.
—Claro que sí, y todos los demás también, como crees que se enteró de la obra que ibas a presentar, Sina y yo se lo contamos días antes de la presentación, y bueno, él ya nos había dicho que iba a regresar.
A regresar por tí,—Me mira con ternura.Esas palabras causan algo en mí.
—Pero él se fue, estaba feliz, cumpliendo un sueño.
—¿Estas seguro que era feliz lejos de aquí?, Christian, no puedes estar seguro de eso, él no se sentía completo.
—¿Él te lo dijo?
—Claro que sí, regularmente hacíamos videollamadas, bueno, también con los otros chicos también, y siempre preguntaba por tí, no enviaba correos porque sabía que no los ibas a leer.
Sobre todo, Sina y yo tratábamos de hablarte de él, pero tú sólo evadias el tema.—Es que... de verdad me dolió, y aún me duele,—Bajo la cabeza y me quedo callado.
—Christian, yo sólo sé que si se quieren, no se pierdan de nuevo.
Él volvió por tí, y tú... tú aún lo quieres.Sé que Arizona tiene razón, pero no puedo perdonarlo.

EST?S LEYENDO
Un magnífico error
Teen FictionNo podemos forzar a alguien a que se quede con nosotros, no podemos obligar a otra persona a que nos ame. Lo único que podemos hacer es darle un pedazo de nosotros y esperar que haga lo mismo, sin rompernos en mil pedazos, pero sin importar que pase...