抖阴社区

~Tarde en la plaza~

497 51 80
                                        

Cómo iba a saber que ella llegaría en ese estado, toda la situación estaba fuera de control para mi. Fiorela inconciente y Prosciutto molesto y preocupado.

Tal vez mi desicion no fue la más apropiada y arriesgue aún más la salud de Fiorela, y la mía, pero ¿qué más podía hacer? Traté de pensar rápido, sólo quería ayudar.

-Ella no responde- decía Prosciutto posando sus dedos en su cuello, aliviado pero no del todo dijo- esta con vida, parece que el alcohol la ha noqueado- luego suspiro- sin embargo- retomó la compostura- dime ¿en qué diablos pensabas?

Tomo la cabeza de Fiorela y la recosto en el asiento del copiloto mientras salía del auto. Me miraba fijo, sabía que mi regaño estaba próximo así que, desabroche mi cinturón y salí temblorosa.

Prosciutto no decía nada, se puso frente a mi. Teniendome ya enfrente ahora si continuó con su reclamo.

-Dime, ¿qué demonios querías hacer? Fiorela necesitaba ir al médico, llamar a una ambulancia era lo importante- sin piedad continuó reclamando- fue una completa imprudencia de tu parte.

Como alfiler se clavaban en mi sus palabras. Mal, todo mal conmigo pensaba, y antes de disculparme o antes de que las lágrimas se desbordaran de mi cara, sentí los brazos de Prosciutto abrazarme fuerte.

-Pero, ambas están bien- me cogió en brazos.

Con gentileza y alivió, esto claro me tomo por sorpresa pero próxima no tarde en corresponder a sus brazos.

-Prosciutto, yo lo siento. Debí llamarte pero no quería que te molestaras- le dije.

Pronto él noto mi ligero desdén y sujeto mi cara- tranquila- pronunció con sus ojos fijos en los míos- no fue tu mejor decisión pero entiendo porqué lo hiciste.

Me sonrió para aliviar mi culpa y preocupación. La situación estaba menos tensa, pero el estado de Fiorela aún era de gran importancia.

Pero Prosciutto ya más relajado y tomado completo control de la situación saco de su bolsillo su teléfono, marco a uno de los guardias del Royal. Este en unos minutos llego obedeciendo firme a las instrucciones de Prosciutto; llevar y recostar a Fiorela a si cuarto privado y tirar cualquier rastro de alcohol que hubiera en el.

El cortés y obediente guardia de traje no dijo nada y obedeció sin reproches llevándose a Fiorela a otro auto.

Le pregunté yo aún preocupada por Fiorela a Prosciutto si ella estaría bien.

- Esta no es la primera y tampoco será la última vez que ella haga esto. No tiene remedio y sólo pierdo mi tiempo dándole importancia a sus problemas emocionales- frío decía, como si no estuviera hablando de su propia hermana.

Me sorprendía la ya poca importancia con la que Prosciutto expresaba los problemas emocionales de su hermana. Pero, ¿qué podía decir yo? Después de todo cada quien sabe como llevar su relación con sus parientes, no podía juzgar la forma en que Prosciutto se dirige con su hermana.

Lo único que si me mantenía desconcertada era saber si mi cita con Prosciutto ya se habría visto cancelada. Pero antes de siquiera preguntar Prosciutto dijo:

-Bueno, espero y este mal rato sea olvidado si pasamos a comer antes de ir a la tienda de ropa.

La tranquilidad y alegría regreso a mi al ver que nuestra cita seguía en pie. Le sonreí y este me dio un beso en la mejilla sólo para caminar juntos por la hermosa plaza.

Pasamos a una panadería, ordenamos unas meriendas que decidimos comer en una de las mesas colocadas en la terraza que asomaba a un gran jardín.

Le conté a Prosciutto sobre mi nueva amiga Leyla. Si bien por buen rato yo era la que sacaba y sacaba todas las palabras de la conversación y Prosciutto sólo se mantenía escuchando mi alegría, cuando al fin finalice mi relato este me dijo:

ProsciuttoXReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora