[HISTORIA COMPLETA]
Libro #1 de la trilogía "Guerreros contemporáneos"
Júpiter Frost tiene todo para cumplir con el modelo del típico chico rompecorazones de su colegio, pero no lo es. De hecho, él es reservado, serio y silencioso, algunas veces inc...
Canción del capítulo: Teeth - 5 Seconds of Summer.
El capítulo es largo pero muy importante. Les aconsejo que no se salten nada y lo lean hasta el final.
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Y mientras algunos cenaban felices en sus casas, Júpiter se preguntaba por qué le había tocado un padre tan mierda.
20 de diciembre, 2013
JÚPITER
Christine sigue dormida cuando salgo del baño, y es porque aún es temprano. Cada vez que duermo en la casa Rogers, me levanto unos minutos antes de lo normal para que don Valerio me encuentre ya levantado y crea que dormí en la habitación de huéspedes. Me coloco los zapatos y Christine se retuerce cuando su alarma comienza a sonar.
—Ya levántate, Chris.
—Ya sé, ya sé...
Me acerco para apagar su alarma ya que ella no parece tener intenciones de hacerlo. Entonces veo un retrato nuevo sobre su mesita de luz: aparecen Christine en el medio, Oliver y Franklin a cada lado de ella, abrazados y sentados sobre una de las mesas de la cafetería. Y la etiqueta que cuelga del marco dice:
"Para que siempre recuerdes a este papasito. Felices 18, Christine.
Franklin"
En la fotografía él le besa la mejilla y ella sonríe encantada. Sé que Christine sonríe por todo, pero aun así siento un poco de celos al pensar que ella disfrutó ese beso. Ellos tienen historia, aunque sea poca.
—Franklin me la regaló ayer —murmura Christine sentándose en la cama con el cabello hecho un lío—. Está bonita, ¿no?
—¿Estuviste con él? ¿Ayer?
—No, me la envió con Oliver.
—Aah. Tienes razón, está bonita —excepto por la cara de ese imbécil rubio enamorado de Christine.
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—¿Cómo estás para el examen? —pregunta Christine mientras caminamos de la mano por los pasillos del colegio hacia nuestra siguiente clase. Hoy luce, dentro de todo, relajada y tranquila. Parece mentira que anoche lloró hasta que se cansó.
—Pues, aunque no te lo creas, estoy preparado.
—¿En serio? ¿Pudiste estudiar solo? —se asombra.
—Me sorprende la poca fe que tiene en su novio, señorita Rogers.
Christine sonríe y besa mi mejilla.
—Está creciendo muy rápido, señorito Frost. Me siento orgullosa.
Me gusta que ella bromee y se olvide de sus problemas por un rato, así que le devuelvo la sonrisa; pero esta se desvanece cuando Annie se atraviesa delante de nosotros al medio del pasillo y me extiende un cuaderno que conozco muy bien: el cuaderno con los apuntes de Christine.