MinGi abrió los ojos y se encontró con un HongJoong hecho bolita entre sus brazos mientras jugaba con los dedos del alfa, llenándolo de ternura por la inocencia que estas desbordando por completo.
Inconscientemente sonrió, admirando los ojitos cansados del Omega que parecía estar muy concentrado en mover los largos y delgados dedos del alfa como si fuesen muñequitos. No fue hasta que el mayor entrelazó sus dedos que el Omega notó que estaba despierto.
— ¿Cómo te sientes? - preguntó suavemente MinGi logrando que su timbre de voz se escuche varios tonos más bajo de lo normal.
HongJoong solo se acurrucó más, si eso era posible, y recostó su cabeza en el pecho ajeno escuchado los tranquilizadores latidos de su pareja.
— Siento como si hubiese dormido por días - comentó en su murmullo que solo podría ser oído por el alfa que se encontraba a milímetros del contrario.
— Tres para ser exactos - respondió como si no fuese nada.
— ¿Dormí tres dias?
— No estoy seguro si dormiste más... cuando te encontré... bueno, cuando llegamos a donde te tenían, no estabas consciente...
— No recuerdo mucho de esos momentos... - confesó acariciando el bíceps de MinGi.
— ¿Qué es lo que recuerdas?
El Omega mordió su labio no sabiendo como tocar el tema que aquel hombre tanto mencionaba.
Sus palabras siempre estaban llenas de odio, con sed de venganza, cegado por la necesidad de ver fracasar y sufrir a aquel alfa que le arrebató lo más Preciado que tenía. Si bien sólo conocía ese punto de vista, no sabía cómo preguntarle a su pareja sobre aquello.
Un beso en su frente logró tranquilizarlo un poco, haciéndole sonreír.
Claro que la mayoría de palabras que dijera aquel hombre iban a ser desde su propio dolor, porque no conocía al Song MinGi que conocía él. No podía ver el amor con el que el alfa le veía todas las mañanas. No podría entender la manera en la que lo acariciaba, cuidaba de él, y cumplía cada capricho que quería.
Porque MinGi ama a HongJoong, hasta la última célula de su cuerpo está enamorado del Omega. Y eso es algo que ese hombre jamás va a entender.
— Hay algo que me dijo... y no había minuto que no le lo repitiera... - comenzó a hablar, mirando a los ojos de su alfa.
— Te escucho...
— Mencionó a una chica... - el cuerpo de MinGi se tensó por completo.
"Como matar a alguien que ya está muerto" pensó MinGi.
Como se atrevía a hablar con su Omega sobre su pasado. Si bien jamás quiso tocar completamente aquel tema, no había necesidad de contar aquellas cosas totalmente subjetivas y tergiversadas para usarlas a su favor como tortura hacia su pareja.
— Comentó que... te habías enlazado con ella... y quedó preñada...
MinGi quedó en shock por aquel dato. Si bien sabía que llegó marcar alguno que otro Omega... incluso alfas, jamás llegó a imaginarse que alguno de ellos quedaría preñado, aunque sabía perfectamente que jamás llegó a sentir ningún tipo de afecto por aquellas personas, pero de haber sabido que esperaban algún hijo suyo jamás se hubiera ido.
— Me dijo que no soportó que te fueses, que se rompiera el lazo, y por ello perdiera a los cachorros... para después morir
— Yo te había comentado que en mi juventud fui un imbécil... pero que cambié completamente cuando te conocí - volvió a confesar.
— Lo sé... pero que me encarara todas esas cosas. Sumado a las agresiones... no recuerdo mucho... pero lo que sí...
— ¿Lo que sí...? - dijo para que continuara.
— Me sentí tan vulnerable... tan solo... abandonado...
— Oh, cachorro...
— Él me dijo... que yo merecía lo mismo... que todas tus parejas estaban sentenciadas a pasar por el mismo final por el único motivo de estar contigo... - se abrazó intentando no soltar un sollozo. — que nadie iría por mi...
— Mi amor... - acarició su mejilla haciendo que le mirase.
— Tuve miedo... tuve miedo de que ese fuese mi final... tuve miedo de perder a nuestros cachorros... de no ser lo suficientemente fuerte...
— Lo eres... soportaste mucho... lograste sobrevivir...
— Tuve miedo de que no me encontraras... - MinGi le miró y besó sus labios.
— Yo siempre iré por ti... siempre te cuidare y protegeré de todo...
El Omega rodeó su cuello acercándose a los labios del alfa para por fin besarse. Suave y con necesidad. Las manos de MinGi iban a acariciar la cintura de HongJoong, sin olvidarse de sentir su pequeño y abultado vientre. Sonriendo por saber que serían padres en un futuro no muy lejano.
— Bebé...
— Hazme el amor... renovemos la marca... déjame volver a sentirte - pidió el Omega.
Con experiencia y agilidad el alfa se colocó sobre el pequeño cuerpo de su Omega, separando sus piernas y acomodándose entre ellas, besando sus labios con tanta ternura. Acariciaba su torso, su cadera, sus muslos, volvía a su pecho, su cuello, recorriendo cada centímetro de su cuerpo, sintiendo como suspiraba bajo su toque.
El alfa estaba saltando de alegría al volver a tenerlo en sus brazos. Tenía ganas de protegerlo de todo el mundo, aunque sabía que era imposible, haría lo que sea para que su hermoso Omega siempre fuese feliz.
— Te haré sentir tan bien, mi amor... que olvidarás cualquier mal rato que pasaste estos días - murmuró sobre sus labios.
— Todo eso perdió importancia cuando volví a despertar a tu lado - sonrió.
Mientras sus besos subían de intensidad su ropa iba desapareciendo, los suspiros inundaban el cuarto, las feromonas advertían que nadie podía entrar a aquel pent-house donde la pareja volvía a hacerse uno nuevamente.
No hay desesperación, no había prisa, tenían todo el tiempo del mundo, y eso los hacía felices. No tenían por qué apresurar las cosas, por ello se tomaban su tiempo para sentir el cuerpo contrario cerca suyo, besarse, sentirse, reclamarse como del otro.
Hacer el amor siempre significó todo para ellos, y sabían que no solo se trataba de sexo, no solo era introducir algo en un agujero. Sino que se trataba del amor con el que cuidabas, al contrario, las palabras, las caricias, los suspiros. Era todo unido en uno solo.
Eran ellos dos, conviviendo en un mismo espacio, profesándose amor eterno. Que, si la luna los había puesto frente al otro, era porque habían nacido para estar juntos aún si el camino previo o había sido el mejor para uno de ellos.
Se amaban, ambos sabían eso, y no había poder en el universo que los separara, o que hiciera que todo lo que su corazón les grite se callara, era imposible.
Las sensaciones que sentían cuando se encontraban cerca del otro, aún si no se tocaban, era innegables, mágicas, únicas. Tenían en claro que mientras estuvieran con el contrario tendrían toda la fuerza para seguir adelante, independientemente de que fuera por razones biológicas, también habían razones emocionales, espirituales y afectivas.
Dormir y despertar al lado del otro era algo casi vital para los dos, se sentían con energías para combatir el mundo con el único hecho de mirar la sonrisa de su pareja.
MinGi tenía claro que había valido la pena todos esos años de espera, búsqueda y sufrimiento una vez que encontró a HongJoong, que si bien habían personas que no los querían juntos, todo se esfumaba cuando miraba al Omega correr, jugar o dormir en su departamento.
— Ah~
Los suspiros de HongJoong siempre sería lo más hermoso que alguien podría escuchar en algún momento. Y no solo salían en esos momentos, MinGi fingía que no, pero siempre escuchaba a HongJoong suspirar cuando miraba a su dirección, como un adolescente completamente enamorado de un chico. Lo escuchaba suspirar cuando dormía sobre su cuerpo. Cuando miraban una película o serie en su living. Cuando se besaban, siempre tan tiernamente, con pureza, con gentilidad, no queriendo dañar, pero al mismo tiempo dejando sentir cada sentimiento que tenían por el otro.
Desde un roce de labios, hasta una leve mordida en uno de ellos los cuales siempre provocaban risas en el contrario.
HongJoong sabía que jamás amaría a nadie más que no fuera MinGi, siempre le sería fiel, sabiendo y confianza en que el alfa pensaba de manera igual a él. Era un juego de dos, donde ambos ganaban. No había quien los detuviera.
Finalmente, cuando ambos se sentían llegar a la cima de su placer, fue cuando MinGi sacó sus colmillos, clavándolos en el momento del máximo ápice de placer que podía sentir el Omega, hundiéndolos en su piel, escuchando los quejidos del menor.
El renovar la marca los hizo volver a sentir la vitalidad de sus cachorros, sintiendo su fuerza, su presencia, su salud.
Sus cachorros estaban bien, y ellos también lo estarían.
Ambos se recostaron nuevamente para descansar un poco más luego de aquel precioso ritual de renovación de su marca.
Y mientras la pareja descansaba en su departamento, había otra más que pasaba su tiempo juntos, aún si el alfa aún se encontrará en el hospital.
— Los médicos dices que mi recuperación es rápida, que posiblemente en un par de días ya pueda salir de aquí - contaba SeongHwa sonriente y deseoso por al fin salir de aquel lugar que no le gustaba para nada.
Mucho menos por el hecho de que tenía que permanecer recostado por horas, solo caminando por un par de minutos. Necesitaba seguir ejercitándose, y no podía por culpa del idiota que quiso dispararle.
YeoSang miraba a su pareja desde el asiento del cuarto. Sin saber cómo decirle la información que había encontrado estos días que todo estuvo tranquilo ya que MinGi y HongJoong estaban descansando en su departamento.
No quería soltarlo como sin nada, pero al mismo tiempo no había otra manera de mencionarlo. Por lo que no tuvo de otra más que comentarlo.
— Encontré a mi destinado - soltó sin más captando rápido la mirada de su pareja.
Su rostro estaba en shock, realmente este día lo tenía muy nervioso por si llegaba, normalmente la gente que encontraba a su destinado siempre terminaban en una relación romántica.
No iba a negarlo, realmente le daba miedo que su destinado lo marcase, sabía que un Omega solo podría sobrevivir a un lazo roto si su destinado era quien lo marcaba. SeongHwa tenía todas las de perder. No quería que YeoSang se fuese de su vida.
— Y... ¿cómo lo descubriste? ¿Se acercó a ti? - preguntó temeroso.
— No.... lo vi en la universidad... entró a mi facultad en un grado menor - mordió su labio.
YeoSang también tenía miedo de que aquel alfa quisiera marcarlo, si eso pasaba sabía que SeongHwa no podría hacer nada por impedirlo, pero también tenía miedo de comenzar a sentir algo por aquel alfa.
— ¿Cómo se llama?
— Kang TaeHyun...
SeongHwa asintió bajando la mirada a sus manos mientras jugaba con sus dedos, sin saber que decir o hacer. Estaba nervioso, su mente comenzaba a darle múltiples escenarios donde le decía que ya no quería estar con él.
¿Si ese tal TaeHyun intentaba acercarse a su Omega, que haría él? Aún estaba en su camilla y seguramente no saldría en varias semanas. Prácticamente estaría ahí recostado mientras un alfa se lleva a su Omega.
Y no podría hacer nada, porque no eres su destinado, su destino no era estar juntos, sus caminos se cruzaron, pero no estaba escrito que terminaran juntos ¿que podría hacer cuando su pareja destinaba aparecía? Solo podía hacerse a un lado y dejarlos ser.
Y YeoSang pareció notar estos pensamientos en el alfa bicolor, por ello se levantó rápido de su lugar y fue a sentarse en la camilla para tomar su mano.
— Háblame... - pidió YeoSang.
— Yo... no sé qué decir... porque realmente no hay nada que pueda hacer
— Hey... claro que si... tú eres mi pareja - YeoSang fue a abrazarle por el torso recostando su cabeza en el pecho del alfa. — Quizá no seamos destinados, pero yo te amo a ti... a él no lo conozco
Lo tomo por las mejillas haciendo que le mirase y lo beso rápidamente para después unir sus frentes. El mayor colocó una mano en su pecho sintiendo los latidos del alfa bajo su toque. Estaba acelerado, sentía el temor a través del vínculo.
— Todo está bien...
— Pero... si él quiere... puede reclamarte...
— Y yo tengo derecho a decidir si quiero aceptarlo, y yo te quiero a ti... no me importa lo que la luna me diga, yo quiero estar contigo
Ambos se abrazaron para descansar.