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En una tarde de un día soleado
Salí por casualidad de mi casa
Con una camiseta estirada y mi rostro hecho un desastre
Actuaba como si estuviera enfermo
Pero en mi cabeza se oye un ¡pop! ¡pop!
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Era otro día soleado cuando me encontré por segunda vez con el chico de cabello bonito.
Me había rendido en la búsqueda de su perfil en distintas redes sociales, al no tener su nombre era realmente complicado de encontrar. ¿No era suficiente escribir en el buscador "chico de cabello bonito en patineta"?
Suspiré por enésima vez en el día, me encontraba boca arriba en el pequeño sillón de mi casa donde mi cuerpo entero apenas entraba. Dejé caer el celular en mi pecho y cerré los ojos. Quería verlo otra vez, pero incluso si lo veía no sabría qué decirle, no me habían enseñado a lidiar con el rechazo.
Por ahora no había nada que pudiera hacer, mi día se iba a resumir en quedarme en casa, en mi cómoda pijama y ver un maratón de algún drama romántico.
El olor a mantequilla de las palomitas llegó a mi nariz una vez que escuché el sonido del microondas terminar, me levanté y me serví las palomitas en un gran bowl, para regresar al sillón y arroparme con una manta que estaba cerca. Justo cuando había iniciado el drama, recibí una llamada.
En la oscuridad de la habitación, la pantalla de mi celular iluminó mi cara con el nombre <<hyuka<3>>. Pensé en no contestar pues no me encontraba con muchos ánimos, pero de todas formas lo hice.—¿Hola?
—¡Tae!—percibí su voz agitada.—¡Necesito, aquí!—siguió, con un tono urgente, pero la llamada parecía estar cortándose y solo recibí ciertas palabras sin contexto.
—¿Huening?—respondí, con duda en mi voz y mi pulso acelerándose pensando en que le había sucedido algo.—¿Qué pasó? ¿Dónde estás?—seguí preguntando al solo escuchar ruido de fondo, algo parecido a una alarma, seguido de un grito agudo del otro lado de la línea, su típico grito de delfín.
—¡Supermercado!—alcancé a escuchar antes de que la llamada se cortara.
Inmediatamente me levanté del sillón, corrí a ponerme zapatos, tomé mis llaves y mi cartera antes de salir de mi casa.
Mi mente no se detuvo a analizar la situación y solo me apresuré a correr al pequeño supermercado que se encontraba cerca de nuestras casas, asumiendo que en ese se encontraba. Haría el ejercicio del año por culpa del castaño, ya le reclamaría después pero primero tenía que asegurarme de que se encontraba bien.
Llegué con mi respiración agitada, pero no me di tiempo de descansar por un segundo porque apenas entré al supermecado, el aire acondicionado golpeó mi cuerpo y pude escuchar el sonido de la alarma que escuché a través de la llamada anteriormente.
No necesité más que dar un par de pasos más, para distinguir a un chico incómodamente alto de cabello castaño, que se seguía disculpando en frente de dos guardias de seguridad, haciendo reverencias.
Me apresuré a ponerme entre él y el guardia, haciendo que Huening tomara dos pasos atrás y haciendo una sola reverencia para disculparme en su lugar.—Lo siento si mi amigo ha ocasionado problemas.—levanté mi cabeza para ver al guardia, quien con brazos cruzados suspiró y me explicó la situación.
Al parecer, el castaño había tropezado con una gran pila de latas que se encontraba en uno de los pasillos, derribando todo y dañando algunas en el proceso. Mientras intentaba acomodar todo en su lugar, golpeó accidentalmente a un empleado (que se acercó a ayudarlo) con su brazo al darse la vuelta. Los guardias se habían acercado a ver qué estaba sucediendo y Hueningkai entró en pánico, huyendo. Ellos pensaron que él había planeado la escena para robarse algo, así que lo persiguieron, encendiendo la alarma del lugar para advertir a los clientes. Evidentemente, mi amigo no llegó muy lejos y en ese momento estaba siendo interrogado.
Coloqué mi dedo en mi sien, cerrando los ojos ante la estupidez del más alto. Me ofrecí a pagar por las latas dañadas y mandé a Huening a disculparse con el empleado anteriormente golpeado, le agradecí a los guardias por su paciencia y me dirigí a las cajas a pagar.
Estando en la fila, me estaba preguntando si la razón por la que me había llamado a mí era porque sabía que yo iba a pagar por el desastre, o si era porque no quería que su mamá se enterara de lo que hizo.
Metido en mis pensamientos, no me había dado cuenta de que alguien más ya se había formado detrás de mí, hasta que escuché una frase que me hizo reaccionar.
— Linda pijama.
Voltee y mis ojos se abrieron en sorpresa al darme cuenta de que a solo unos centímetros de mí se encontraba el chico de cabello bonito. Pude observar de nuevo sus bien definidas facciones y pude ver una pequeña sonrisa burlesca pintada en sus labios, a diferencia de nuestro primer encuentro donde sólo tenía un semblante serio.
Estaba tan atontado con el hecho de que me lo volví a encontrar sin tener que buscarlo, que procesé algo tarde su comentario.
—¿Eh?—miré hacia abajo y me di cuenta de que salí de mi casa en pijama. Una vieja camisa negra unas cuantas tallas más grande y un pants con figuritas de cebras.
Quise morirme. Quise golpear mi cabeza contra el muro más cercano. Con el susto de la llamada muy apenas alcancé a tomar mi cartera antes de salir, no me fijé en como había salido vestido. ¿Por qué me pasan este tipo de cosas a mí? ¿Por qué hoy, de todos los días?— A-ah... gracias —respondí torpemente.
Una suave risa salió de sus labios.— Eres el chico del parque, ¿cierto?—preguntó, apuntándome con una botella de jugo que sostenía. Asentí sin poder articular palabras, lo que hizo que sonriera aún más.— Reconocí tu cabello, me iba a sentir muy tonto si me equivocaba de persona.
Sólo podía pensar en que se había acordado de mí, en que sabía quién era. Mi cara se sentía caliente, pero no quería seguir actuando como tonto.— No, sí, era yo—re afirmé, jugando con mis dedos.— Gracias de nuevo por haberme ayudado a atrapar a mi perro.
— No fue problema— volvió a sonreír, sentía que fallecía. Definitivamente su voz era linda.
Antes de abrir mi boca para responder, escuché la voz de la señorita avisándome que ya me tocaba pagar a mí, tuve que volver a la realidad y apresurarme a pagar por los daños.
Di unas miradas a mi alrededor, deseando que todavía no se hubiera ido el chico de cabello bonito, deseando poder platicar un poco más con él y quizás preguntarle su nombre. Pero no lo vi.
Salí decepcionado de la tienda, viendo a Huening esperando por mí apoyado en una pared. En cuanto me vio sus ojos se iluminaron y se acercó rápidamente atrapándome en un abrazo.
— Taeee, me salvaste —dijo con su tierna voz, moviéndome de un lado a otro en el abrazo.— Graciasgraciasgracias.
— Suéltame, me asfixias — me alejé con molestia, arreglando mi camisa.—¿Te disculpaste apropiadamente?
—¡Sip!
— Bueno, vámonos de una vez antes de que hagas otra escena.—lo jalé de la manga de su suéter, trayéndolo conmigo. Quería llegar a mi casa y llorar porque había desperdiciado mi segunda oportunidad que el universo me había dado.
Comenzamos a caminar en silencio, pero un grito me paró en seco.
—¡Oye!—escuché detrás de mí, me di la vuelta y miré confundido al ver al chico de cabello bonito, que se acercaba trotando hacia mí, el viento hizo que su cabello se moviera y su frente quedara descubierta. Una vez que llegó conmigo, me extendió un papel mal doblado que yo recibí.
Se rascó la nuca mirando al suelo.— Vivo cerca, por lo que es posible que nos encontremos otra vez — me miró, para después apuntar al pequeño papel que yo sostenía.— Pero no quiero arriesgarme a que eso no suceda, así que ahí está mi número.
Fallecí. Sentía que nunca había salido de mi casa, que me había caído gravemente y me encontraba muerto en mi sala y nada de esto estaba pasando. Me sentí sin palabras y sólo podía mirar repetidamente entre él y el pedazo de papel.
— Espero tu mensaje...—se quedó en silencio, esperando a que yo llenara el espacio.
— T-taehyun.
Sonrió abiertamente, como si una duda se hubiera resuelto en su cabeza.— Espero tu mensaje, Taehyun —se dio la vuelta y se montó en su patineta, que no había notado que traía consigo. Cuando se alejó lo suficiente, volví a la realidad. Una realidad en la que mi mejor amigo seguía al lado mío con los ojos abiertos en sorpresa.
— No entendí nada de lo que acaba de pasar —respondió ante el silencio.— Pero que agradable es ver que alguien por fin te deja sin palabras.
— Ja, ja —rodee los ojos, avanzando en dirección a mi casa.
— Tienes un carácter medio feo Tae— frunció el ceño como el niño pequeño que aparenta ser.— Debería de ir advirtiéndole a ese señor.
— No es un señor, grosero.
Me puse a pensar, ¿realmente sabía que no es un señor? No puede ser, olvidé preguntarle yo su nombre. Me golpee la cabeza mentalmente, no sabía ni siquiera su nombre, o su edad, y ya me estoy imaginando un futuro a su lado.
Dejé a Huening en su casa, me agradeció por nuevamente por ayudarle y por no decirle nada del incidente a su mamá, diciéndome que él me pagaría después por los daños. Acto seguido, regresé a mi casa y me tumbé boca abajo en mi cama. Sentía que muchas cosas habían pasado así que me sentía agotado.
Tomé un respiro profundo y saqué el papel de mi bolsillo. ¿Debería de mandarle un mensaje? Di vueltas en mi cama, pensando en qué hacer e imaginándome los distintos escenarios que podían ocurrir.
No me atreví a hacerlo hasta una hora después, una vez que guardé su número bajo el nombre <<chico de cabello bonito>> en mis contactos.
Mirando mi pantalla, en la oscuridad de mi habitación, apreté el botón enviar con los ojos cerrados.
¿hola?
5 minutos. 10 minutos. 20 minutos.
Hey😊
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gracias x leer!<3