ALLARIK Libro #2 ADD ✅

By MariaAlejandraBeni37

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[Libro 2 de la trilogía amantes del desierto] Allarik "la venganza del jeque" Para Allarik, el amor es algo s... More

ADVERTENCIA
Bookthrailer
ʰóDz
Capitulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11 parte 1
Capítulo 11 parte 2
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26 parte 1
Capítulo 26 parte 2
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capitulo 32
Capítulo 33 parte 1
Capítulo 33 parte 2
Capítulo 34 parte 1
Capítulo 34 parte 2
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39 parte 1
Capitulo 39 parte 2
Capítulo 40
Aviso importante
Ilustraciones
Capítulo 41
Capítulo 42 parte 1
Capítulo 42 parte 2
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61 parte 1
Capítulo 61 parte 2
Capítulo 62
Capítulo 63 parte 1
Capítulo 63 parte 2
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo final
Capítulo extra
Agradecimientos

Capítulo 50

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By MariaAlejandraBeni37

POV ALLARIK

Caminamos tomados de las manos por los pasillos que conducen al gran comedor y la sonrisa que lleva mi esposa en el rostro es algo que no tiene precio, las marcas moradas que ahora adornan su cuello a causa de lo apretada que estaba la hebilla de mi cinturón, relucen con más intensidad por culpa del color amarillo que posee su vestido y por más que trató de ocultarlo con maquillaje, una marca así no se borra con facilidad.

A ella le molestó la idea de que todos supongan las razones por las cuales las lleva, pero a mi me parecen hermosas, un gran recordatorio para ella y para los demás de que ella es solo mía y si alguien no está de acuerdo con eso, entonces que se vaya al carajo.

Después de atravesar todo el trayecto, la detengo antes de que el guardia que resguarda la puerta nos llegue a abrir y la aparto para que solo ella escuche lo que le tengo que decir.

—Conoceras a mi hermano —la coloco en sobre aviso—. El no está pasando por un buen momento por cuestiones de salud, así que te pido que no lo mires con lástima, es muy susceptible ante ese tipo de tratos —le —le explico y  aunque en su cara puedo notar algo de confusión, aún así ella asiente.

El hombre que permanece parado unos centímetros de la puerta al ver que nos acercamos, nos hace una reverencia y luego nos deja ingresar, en el fondo se avista una gran alfombra con muchos cojines rodeandola, del techo cuelga una gran tela transpaten acomodada estratégicamente para hacerla lucir como una tienda, un ventanal gigantesco deja ver una vista preciosa de como poco a poco el anochecer va tiñendo el cielo con tonalidades naranjas y tres personas permanecen sentadas en el lugar a la espera de nosotros.

—Allarik... —escucho casi gritar a mi hermano Nahisir en su particular tono de voz chillón al momento que sus ojos se cruzan con los míos y de inmediato se levanta para venir a mi encuentro.

Sus pómulos se elevan a causa de una enorme sonrisa y sus ojos de color verde se iluminan al verme, sus rasgos parecidos a los de mi padre ahora predominan más que los que anteriormente poseía de su madre y en su cabeza no queda nada de la espesa cabellera que antes la cubría.

Sus ojeras profundas me hacen entender que su estado es más delicado del que suponía y a pesar de que el chico sonríe con amplitud, noto que no está bien, pero aún así ignoro todo ese sentimiento que se acentúa en mi estómago al verlo tan demacrado y lo abrazo en cuanto el también lo hace.

Sin duda está más delgado que la última vez que lo vi y su cuerpo ligero solo hace que mi preocupación crezca más.

Tal vez no sea un súper hermano y mis intenciones de haber venido no fueron precisamente para verlo, pero eso no quiere decir que no me importa el bienestar de Nahisir, el no tiene la culpa de toda la mierda que sus padres me han hecho padecer y a pesar que muchas veces quice marcar una barrera entre ambos, el siempre se encargó de derrumbarla.

—Cuando dijeron que habías venido, no lo podía creer —dice con entusiasmo y a pesar de poseer ya diecisiete años de edad, su comportamiento se puede hasta igualar con el de alguien de diez—. Aunque lo que más me asombró fue enterarme de que habías contraído nupcias —entre cierra sus ojos como rendijas y ladea un poco su cabeza—. Eres un mal hermano, ni siquiera tuviste la decencia de invitarme —se queja.

—Tu madre no te hubiese permitido ir —le digo en mi defensa.

—Y no estando contento también eres un maleducado —agrega mirando a Zahira y la escucho reírse de su comentario.

—Y no sabes cuanto —responde ella con dulzura,  una que me hace amarla más al ver que no discrimina a mi hermano con su mirada, sin duda ella es especial—. Mucho gusto, Zahira —se presenta mi mujer dando una reverencia con su cabeza y la respuesta de mi hermano es que se le va encima para abrazarla.

Ella se lo permite a pesar de que la ha tomado desprevenida y aunque las muestras de afecto no están permitidas, eso a Nahisir jamás le ha importado a la hora de ser espontáneo con la gente.

—No pierdas el tiempo dando reverencias, no me gustan esas mierdas llamadas protocolo.

—Nahisir... cuida ese lenguaje, jovencito —lo regaña su madre quien nos observa muy atenta desde el lado de mi padre, quien nos ignora por completo porque atiende una llamada por teléfono.

—Lo siento, mamá —pronuncia a manera de disculpas—. Eres muy bonita para andar con un tipo tan feo como Allarik —susurra mi hermano para que solo nosotros escuchemos y yo lo fulmino con mi mirada.

—Sabes que si te puedo escuchar, ¿cierto? —me quejo y tanto el como Zahira se ríen.

Mi mujer en ningún momento ha juzgado a mi hermano y en su lugar lo único que genera es que el se sienta seguro y feliz.

—Mejor vamos a sentarnos antes de que a tu madre le de una ataque de histeria y se le ocurra la magnífica idea de tirarnos por el balcón —digo de manera sarcástica y Nahisir se ríe por lo bajo.

Todos nos dirigimos a donde se encuentran los sultanes y tomamos asientos en nuestros respectivos lugares quedando en las siguientes posiciones: Zahira se encuentra a mi lado, a su lado se sienta Nahisir quien no deja de repararla con la mirada de lo maravillado que está, a mi otro lado se encuentra sentado en la cabecera de la alfombra, mi padre y en frente tengo a Zaida quien no deja de observarme con suspicacia.

Mi padre cuelga el teléfono al ser consciente de que ya estamos todos completos y con un gesto que hace con su mano, le da la orden al personal de servicio para que comiencen a traer la comida.

Pronto estos llegan en multitud cargando platos en bandejas y dejan uno a uno aquellos manjares que huelen exquisito, uno de los trabajadores se queda para servir la comida y cuando destapa lo que parece ser guisado de cordero, mi estómago ruge.

Desde ayer no pruebo bocado y la ausencia de alimento ya está haciendo estragos en mi organismo.

Después que todos tenemos los alimentos necesarios puestos en nuestros respectivos platos, nos disponemos a comer.

—Y entonce, Zahira. ¿Cómo conosiste al cabezota de mi hermano? —pregunta Nahisir con un entusiasmo casi infantil y disfruto ver como coloca a mi esposa en jaque con sus preguntas sin filtro.

—Nahisir, esas son cosas que a ti no te conciernen, así que deja de incomodar a la esposa de tu hermano —lo regaña Zaida y debo controlar el impulso de colocar mis ojos en blanco, porque hasta cuando el pobre chico está feliz, ella siempre lo jode todo con su lúgubre humor y el que todo le fastidie es molesto.

—No es ninguna molestia contestar —dice Zahira dedicándole a mi hermano una sonrisa dulce, después de tragar el bocado de comida que tenía en su boca y eso al chico lo hace feliz.

A pesar de toda la mierda que está viviendo por su enfermedad, siempre tiene una sonrisa que dar y aunque tanto positivismo y felicidad a veces resultan un poco aterradores, es su manera de afrontar lo que le pasa.

Es de esas personas que no se detienen a perder el tiempo lamentándose y deciden vivir su vida al máximo.

—Nos conocimos en un viaje que hice a Montecarlo —come más del guisado de cordero, mientras me dedica una mirada maliciosa—. Fue amor a primera vista —agrega y esas sutiles palabras me hacen sonreír.

Zaida tose al escuchar a mi mujer y disimula la molestia que le han causado las palabras de Zahira bebiendo un poco de vino, mi padre en cambio, nos observa alternando su mirada el uno del otro como si no lo pudiera creer y mi hermano... bueno, Nahisir sigue siendo Nahisir con su típica sonrisita amable.

—Wow... se nota cuanto se aman  —dice papá de manera sarcástica dedicándome una mirada acusadora—. Tanto, que estoy seguro de que su amor podría resistir cualquier adversidad —achica sus ojos dedicándome una mirada fulminante, pero la disimula ampliando una sonrisa falsa.

—Yo sé que si —asegura Zahira y es ahí en donde su inocencia a veces me causa un poco de lástima.

Una punzada de culpabilidad taladrar mi pecho y son en estos momentos que hasta yo mismo me cuestiono si el amor que ambos nos tenemos, algún día alcanzará para perdonar todo el daño que nos hacemos.

Yo, al no decirle la verdad y ella... al ser portadora de aquel linaje maldito que mi familia está destinada a odiar y el cual lo ha hecho durante generaciones.

—¿No es cierto, habibi? —pregunta con voz aterciopelada y sus sutiles palabras son las que me devuelven a tierra.

—Si, cariño —sonrío levemente y veo como mi padre tenía su mandíbula.

—¿Puedo preguntarte otra cosa? —le pregunta de repente Nahisir al Zahira al notar que el momento se ha tornado tenso.

—Por supuesto —ella responde con amabilidad al momento de llevarse un trozo de pan a la boca.

—¿Qué te pasó en el cuello? —inquiere curioso y en su voz denota un poco de malicia.

Sus ojos se dirigen a los míos y eleva una de sus cejas con picardía al suponer por que mi mujer trae aquellas marcas.

Zaida tose ante la pregunta de mi hermano, mi padre nos mira a todos expectante y mi mujer... se debate en buscar una buena respuesta a aquella pregunta cargada de maldad.

—Soy alérgica a cierra clase de joyas —responde con el rostro a punto de reventar por la vergüenza, mientras pasa sus dedos con delicadeza adeza por aquella zona marcada.

Y vaya que joya... tanto que casi la deja sin cuello.

—Dejan marcar horribles en mi piel si permanezco mucho tiempo con ellas puestas —agrega a manera de excusa, mientras me mira de manera perversa.

—Pues Allarik tiene que dejar de ser tacaño y comprarte prendas de mejor calidad y así evitarte tan horrible vergüenza —agrega mi padre con desaprobación al ser sabedor de que no fueron unas simples joyas las que dejaron moretones en su cuello.

El ambiente vuelve a retomar ese semblante tenso y cuando estoy a punto de pedirle a Zahira que mejor nos marchemos por la incomodidad que ella tiene, entonces Zaida decide hablar.

—Bueno... hablando de otros temas —interrumpe Zaida llamando la atención de todos los presentes—. Allarik, muy amablemente se ha ofrecido para realizarse los exámenes para saber si es un donante  de médula ósea apto para su hermano —informa así como ambos habíamos acordado y tanto mi padre como mi esposa, me miran con la boca abierta.

La mirada de Zahira se ilumina al pensar que todo esto lo hago por Nahisir, aunque mis planes son otros de cierta manera me agrada la manera de poder ayudarlo, nunca he hecho nada por el, por lo menos con esto me puedo redimir un poco.

—Debo admitir que no me esperaba eso de ti —dice mi padre llevándose un trozo de pan con algo del guisado de cordero a su boca.

Un pinchazo de decepción me invade al escucharlo, no sé porque me empeño en siempre hacer algo para sorprenderlo, si mi padre nunca me dará su aprobación para nada, el jamás me mirará con esos ojos.

—¿Insinuas que soy un egoísta que no puedo ser capaz de ayudar en nada? —inquiero con algo de molestia.

—Digamos que tu no eres de ese tipo de personas que dé algo sin querer otra a cambio —me mira levantando una de sus cejas y el rostro de Zahira poco a poco se va desencajando por el comentario de mi padre.

La mano que antes tenía sosteniendo la mía, la quita de repente y sus cejas hundidas indica lo irritante que todo esto le resulta.

—¿Enserio, Allarik? —pregunta bajo, como si no pudiera creer lo que mi padre ha dicho.

—Después te explico, ahora no es el momento —le digo y ella cruza sus brazos enfuruñada por la situación.

—No creo que Allarik sea así, padre —interviene por mi Nahisir y siento como se me derrite el corazón por la lastima que el chico me da.

El aún posee un alma pura, la ingenuidad e inocencia de su juventud no lo dejan identificar las malas intenciones o el trasfondo de algunas cosas y eso me hace sentir peor.

—El lo hace porque me estima, no porque quiera algo —dice mi hermano defendiendome con fiereza.

—No lo conoces como yo —mi padre eleva su voz—. Así que no intervengas en conversaciones que no son de tu incumbencia —sus gestos se endurecen y veo como Nahisir también cambia su rostro amable, por uno lleno de rabia.

Habro la boca para intervenir, pero mi hermano explota y es ahí donde el caos se desata.

—No todas las personas son una mierda como tu y mamá lo creen —grita hastiado—. Todavía creo que en cada ser existe  bondad y gentileza, no como ustedes se han encargado de hacerme creer que todo el mundo es malo.

Observo a mi mujer que permanece atónita al igual que yo, por el giro que ha tenido esta conversación que ahora se ha convertido en una horrible discusión.

—No creo que este sea el momento ni el lugar para conversar de esta clase de temas —habla Zaida de manera sutil, pero se nota la firmeza con la que lanza cada palabra, dándole un mensaje claro a su hijo.

—¿Por qué no, mamá? ¿Eh? —mi hermano se coloca de pie—. ¿Por qué esto me hará daño, así como todo según tu lo afirmas siempre? —agrega y por más entretenido que me resulte ver como mi hermano se enfrenta por primera vez a sus padre, decido que ya es hora de acabar con todo esto.

—Nahisir, sé como te debes sentir, pero...

—No... claro que no lo sabes, nadie lo entiende —su voz tiembla—. ¿Crees qué no soy consciente de lo que pasa? ¿O que no tengo ni la menor idea a lo que has venido? —me pregunta y yo callo—. Sé muy bien que es cierto cada palabra que dice papá, pero siempre te quejaste porque no tuviste a nadie que te defendiera y ahora que lo tienes, de igual manera lo sigues haciendo —me encara—. ¿Quién mierda te entiende? ¿Acaso no hay nada que te llene? —sus preguntas salen con furia.

Zahira ahoga un grito de impresión con una de sus manos, Zaida abre sus ojos de manera desmesurada y papá solo aparta la vista.

Las palabras de mi hermano llegan a mi como si alguien me propinara un ráfaga de bofetadas y por primera vez en mucho tiempo, un sentimiento que no logro describir y el cual solo ha salido con Zahira, se apodera de mi pecho.

Me siento como un imbecil por dejar que las palabras de un chiquillo de diecisiete años me afectaen como lo están haciendo, pero puede más el orgullo que me da saber que a pesar de todo lo malo que he hecho en esta vida y aunque no me lo merezca, puedo contar con mi hermano.

Mi cuerpo se mueve de manera automática y en cuestión de segundos estoy de pie, Zahira también se para al ver mis intenciones de acercarme al chico que me mira con ojos llorosos, mi padre y Zaida no pierden cuidado a ninguno de mis movimientos y sin que el mismo se lo espere, lo abrazo.

Enrollo mis brazos en el cuerpo del chico que me ha abierto los ojos, dándome a entender que tengo a alguien de la familia a mi favor y este no duda en corresponder aquel acto que afianza más nuestra hermandad.

Su agarre es frágil, pero el poder que tuvieron sus acciones, son algo inimaginable.

—Prometo que cuando todo esto acabe, te llevaré a vivir una temporada conmigo —le digo mientras lo miro a sus ojos y el asiente.

—Sabes que mamá no me dejará poner un pie fuera de este lugar, ¿cierto?

—Si lo hará, yo me encargaré de eso —aseguro—. Esperaremos a que cumplas tu mayoría de edad y así no podrán negarte nada —agrego y el me dedica una sonrisa triste.

—No creo que la vida me alcance para tanto —murmura para que solo yo lo escuche y me suelta.

Zaida comienza a llorar de repente y mi padre solo aparta más su mirada indicandome que hay algo que no me han dicho.

—¿Qué  ocurre? —le pregunto y veo como su manzana de Adán que se le marca más de lo normal, baja con dificultad cuando traga.

—¿No te han dicho? —inquiere con entera tristeza, como si lo que me fuera a decir es algo terrible—. Moriré, no me queda mucho tiempo de vida —lanza así nada más y siento como todo mi ser se desmorona.

Observo a mi mujer que a pesar de no conocer a mi hermano luce consternada por la situación y noto como sus ojos se cristalizan.

—Pero, me habían dicho que...

—¿Qué habia posibilidades para mi y que mi madre no quería que nadie que no fuera de la familia me donara la mitad de su médula?

—Si —miro a Zaida y a mi padre con reproche, me parece absurdo que hayan querido tapar todo el asunto y hacer como si nada estuviera ocurriendo.

—Yo les pedí que hicieran eso.

—¿Por qué?

—Porque estoy cansado de que todos me miren con lástima y si la gente cree que tengo posibilidades, entonces me dejarán de ver así.

—Si la tienes, yo soy esa posibilidad y si tengo que donar la mitad de mi médula entonces...

—No —niega con su cabeza y escucho a Zaida romper en llanto—. Ya lo han intentado todo, Allarik.

—Pero no han intentado conmigo —replico negandome a la posibilidad de que se rinda a su corta edad.

—Ya no quiero intentarlo más —da varias negativas con su cabeza—. No soportaría otro fracaso... duele —agrega y me duele profundamente que alguien de su edad tenga que pasar por algo tan horrible.

Siento como mi corazón se vuelve migajas y me enerva saber que alguien como Nahisir deba padecer algo que no se merece.

Simplemente no se lo merece, el nunca ha sido malo, jamás le ha hecho daño a nadie y es el que más ha padecido por todo, parece que la vida se ha ensañado con él, dándole a entender a los suyos que ese es el precio que todos estamos pagando por hacer tanto mal en esta vida.

Un silencio sepulcral se instala en el sitio y la tensión que se vive es casi palpable, nadie iba a imaginar que detrás de esa sonrisa amable y positivismo infinito que mi hermano mostraba a los demás, se escondía el dolor de un chico que era consciente de que pronto iba a dejar de existir en este mundo.

—Creo que me iré a descansar —propone fatigado después de varios minutos y lo que prometía ser una noche buena para todos, de un momento a otro se convirtió en algo lúgubre y triste.

Mi hermano se marcha en compañía de Zaida quien se niega a dejarlo marchar solo y en la sala solo quedamos mi padre, Zahira y yo.

El semblante sombrío que cubre a aquel hombre idéntico a mi es notable y puedo identificar la incomodidad en el rostro de mi mujer.

—Zahira, linda, ¿podrías dejarnos solos por un momento a Allarik y a mi? —cuestiona mi padre, pero más que una pregunta es bien sabido que es una orden.

—Claro, lo entiendo —dice bajo y antes de irse, me dedica una mirada tranquilizadora, mientras la acompaña con un apretón en mi hombro, dándome a entender que en cualquier situación, ella también estará para mí.

Mi mujer se marcha del lugar sin agregar más nada y en cuanto nos quedamos solos, la bomba de tiempo que representa ser mi padre, estalla.

—Como siempre tienes que volver mierda todo a tu alrededor, ¿cierto? —gruñe tomándome con fuerza por el cuello de mi túnica—. No solo te conformas con venir a perturbar la tranquilidad de mi mujer con tu presencia, sino que ahora fastidia el poco tiempo que le queda a tu hermano con promesas estupidas —agrega con furia.

—No puedes culparme por algo de lo cual yo no poseía conocimiento —me deshago de su agarre—. No trates de buscar culpables cuando los únicos que tienen la culpa de cada mierda que le ocurre a mi hermano, son ustedes.

—Cállate —grita iracundo, pero esto apenas comienza.

—No... no lo haré —lo enfrento—. No te gusta aceptar que por una vez en tu vida no me puedes culpar de todo lo que te ocurre —le grito—. Tu orgullo y tu ego no te permite ver más allá de las cosas, así de la misma manera en que no me permitía verlo a mi, pero eso ya no sucederá más.

Abre la boca para decir algo, pero al final decide quedarse callado.

Su respiración agitada y el temblor de sus manos hechas puños, son una clara señal de que emplea toda la paciencia que le queda para no golpearme y empeorar más la situación.

—Quiero que te vayas y no regreses nunca más —dice al cabo de unos minutos—. Mañana mismo te cedere el poder de esas malditas tierras, pero con la promesa de que no volverás a poner un pie en mis tierras —me mira con odio—. Llévate a la loca de tu madre, junto a esa pobre chica que no sabe lo que se le viene encima por estar enamorada de un monstruo como tú, y hagan lo que les dé la gana con sus jodidas vidas, pero eso sí, no quiero que vengas más tarde arrastrandote por ayuda, porque no la tendrás —me deja claro.

—Eso no sucederá jamás —digo parándome en frente suyo para encararlo—. De todos modos jamás has estado cuando más te he necesitado, por una vez más que suceda, no me voy a morir —suelto con hastío—. Estoy seguro que con mi madre y mi mujer, nada me faltará.

—Oh... Allarik, no sabes en lo que te metes —dice con burla—. Y cuando todo te explote en el rostro, esta vez no habrá salvavidas que te salve de la oscuridad en que se sumergirá tu vida —agrega y luego me empuja hacia un lado cuando intenta salir—. Solo ten en cuenta esto, yo no estaré ahí para salvarte eso dalo por sentado y cuando  esa pobre niña se entere de todo, estoy seguro que ella tampoco se quedará para apoyarte —rumia—. Todo el amor que siente por ti se convertirá en un inmenso odio y ppr más que te arrastres a pedirle que te perdone no lo hará, ¿y sabes por qué? Porque la soledad será tu castigo, tu karma y tu infierno, eso a lo que tanto le temes se convertirá en tu nueva compañera —agrega tomando la manija de la puesta y se marcha dejándome sumergido en el lío que ahora tengo en mi cabeza.

Como si de un interruptor se tratara, algo oscuro y perverso se vuelve a encender en mí, por más que intente ser bueno es algo que jamás lograré, porque siempre habrá personas como él que saquen lo peor de mi. Solo que esta vez, me asegurare de que mi odio vaya dirigido a las personas correctas y no dañare más a aquellas a las que si les importo.

Todo se salió de control, eso es algo que jamás quise, pero era una de las posibilidades de este viaje, por lo menos me llevo la victoria de que por esta vez si pude salirme con la mía y ahora podré cumplir con todo aquello para lo que fui preparado toda mi vida.

Ver destruidos a aquellos que me destinaron a una vida miserable...

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