Wakanda
-Debimos esperar un poco más, solo un poco más...
Steve gruñó angustiado antes de levantar a Nat de la cama para sostenerla entre sus brazos. Debía llevarla de regreso a la seguridad de su habitación.
-Aguarda a que despierte, las primeras tres veces que la brujita hizo lo mismo conmigo también quedé completamente noqueada. -Lena miró a su sestra con preocupación. Solo deseaba que ese maldito infierno terminase para todos, era todo lo que pedía.
-No quiero causarle más daño, se terminó, chicas. Lo siento. -Rogers fue rotundo con ambas y eso no pareció gustarles en lo absoluto.
-Steve, confía un poco más. Estoy segura de que funcionará. Pude entrar en su mente, pude sentirla atrapada ahí dentro. Yo... Lo haremos poco a poco, debemos ser más pacientes. Esto no está siendo fácil para nadie.
Wanda sintió sus ojos cristalizarse, podía jurar por su vida que su magia había funcionado, estaba convencida. Nat recuperaría sus recuerdos, recuperaría su identidad, volvería a ser la pelirroja obstinada y mandona que todos recordaban con tanta nostalgia. Debía ser así, porque de lo contrario no sabría que más podría hacer para recuperarla.
Solo deseaba que todo volviese a su sitio.
-Lo siento, Wanda, no quise levantarte la voz. Es solo que estoy muy angustiado, no quiero que sufran más, ninguna de ustedes... La llevaré a descansar, han sido suficientes emociones fuertes por hoy. Traten de hacer lo mismo, duerman un poco.
Rogers suavizó la voz, sostuvo a Nat contra su pecho y sin esperar a que ellas reprocharan de nuevo se marchó de aquella habitación mientras sentía a una Natasha inquieta removerse entre sus brazos.
FLASHBACK
-Fui muy estúpido saltar a través de aquella ventana... Tal vez no fue una de tus mejores tácticas.
Clint comenzó a bufar adolorido mientras intentaba recuperar el aliento, bajó su arco por un instante y se concentró en frotar su mejilla amoratada por los golpes y limpiar la línea de sangre que escurría de su ceja.
La misión que Shield le había asignado había sido una maldita locura, la joven espía era letal, astuta y bastante ágil, pero por azares del destino había terminado acorralándola después de que casi fuesen acribillados a mitad del tiroteo que provocó su persecución en la plaza de los héroes en Budapest.
-Maldito yankee...
La rusa escupió un poco de sangre mientras intentaba arrastrarse sobre el frío piso lleno de cristales rotos para alejarse de él. Era inútil huir con aquel cristal incrustado en su muslo, no había forma de escapar.
Había sido demasiado confiada y ahora lo pagaría con sangre.
-Parece una cortada profunda, ehh...
Clint dio un par de pasos para acercarse sigilosamente a la mujer arisca que trataba de pulverizarlo con la mirada furiosa que desprendía fuego de sus ojos, pero la ignoró. La rusa miró su arma a varios metros de ella y maldijo mil improperios en ruso que lo hicieron reír.
No tenía oportunidad de salir viva de esa y ahora debía terminar con su misión, pero algo se lo impedía, una ligera molestia en el pecho.
-Demonios... -Clint bufó.
-Sabía que nada bueno saldría de esta porquería de misión, jodida mierda... ¡Y ya basta! No me mires con esos jodidos ojos brillosos de cachorrito a medio morir.
-No te estoy mirando de ninguna maldita forma, bol'shoy idiot. ¡Te enviaron a asesinarme, termina de una jodida vez con tu misión!
Natalia lo miró con furia y él simplemente se cruzó de brazos con el ceño realmente fruncido.
-Tienes razón... Me enviaron para acabar contigo y eso es justamente lo que haré.
Clint maldijo y por un instante se desconoció. Empuñó nuevamente su arma y apuntó aquella última flecha que había estado guardando con tanto recelo. El arquero apuntó a la pelirroja justo sobre el lado izquierdo de su pecho y tensó la mandíbula mientras ella pretendía retarlo con aquella mirada esmeralda tan vacía que poseía.
Solo debía cumplir con las órdenes de su superior, solo debía matarla y todo acabaría.
-Estoy lista...
Natalia susurró en un perfecto ruso y lo la cabeza en alto antes de cerrar sus ojos y entregarse a su destino, pero la flecha jamás atravesó su podrido y oscuro corazón.
-¡Me matarán por esto... Demonios!
Clint bajó su arco y caminó hasta ella para extender su mano en su dirección. Se había vuelto completamente loco.
-Pero que demonios...
Ella jadeó adolorido al abrir los ojos para después cruzar su mirada tormentosa con aquel par de ojos compasivos que la escrutaban como si fuese la cosa más indefensa y miserable que hubiese visto en mucho tiempo. No le agradaba, el arquero enano no era de fiar.
-No hagas que me arrepienta, niña...
Clint fue paciente, pero ambos se alarmaron cuando varios disparos se estucharon venir a lo lejos. Los habían entrado y el tiempo seguía corriendo.
-Sé que soy a quien enviaron por la cabeza de la letal Viuda Negra, pero también sé que jamás imaginé encontrarme con esto... Una niña... Una peligrosa niña que ha sido obligada a hacer cosas terribles... Horrorosas quizá... Y creo que hasta podría atreverme a decir que ni siquiera deseas continuar con todo esto, puedo verlo en tu mirada...
Clint soltó apurado y eso pareció ofenderla de sobre manera, pero antes de que pudiese reprocharle continuó.
-Solo toma mi mano, confía un jodido instante en mi. Puedo ayudarte.
Clint la miró algo desesperado. Si no se apuraban ambos terminarían muertos.
-Nadie puede ayudarme... Ahora termina con esto y asesiname. -Ella lo miró con súplica, pero Clint negó con la cabeza.
-No... No seré yo quien atraviese tu corazón con esta flecha.
Clint tomó la fecha entre sus manos y la quebró para después acomodar su arco sobre su espalda y ponerse en cuclillas junto a ella.
-¿Vienes?
Clint preguntó por última vez y a pesar de que lo miró con desconfianza terminó por asentir en completo silencio. No lo entendía y tampoco tenía tiempo para hacerlo. ¿Por qué alguien querría ayudarla? ¿Con que propósito? ¿A caso sólo pretendía engañarla?
-Mi nombre es Natalia, Natalia Romanova... -La joven pelirroja le dijo mientras avanzaba con su ayuda por el angosto pasillo de aquel sótano.
-Llámeme Clint...
El castaño sonrió disimuladamente y ninguno volvió a decir absolutamente nada. Aún debían buscar un lugar seguro para curar todas sus heridas.
FIN DEL FLASHBACK
***
FLASHBACK
-¡Sestra, no!
Lena gritó entre lágrimas y se soltó del agarre de los hombres que la retenían para correr hasta Natalia y abrazarse aterrada a su cintura.
-No quiero ir, quiero quedarme contigo. -Lena lloró contra su cuerpo y Nat no dudó en abrazarla de vuelta.
-Siempre seremos hermana, Lena, nunca lo olvides... -La pelirroja guardó una pequeña foto instantánea en su bolsillo para después besar su frente.
-Te amo... -Lena sollozó.
-Yo más, tonta rubia.
Nat sonrió y ambas se miraron una última vez antes de ser separadas violentamente por los hombres de Dreykov. Los sujetos noquearon a la pequeña Yelena y antes de que Nat pudiese hacer algo al respecto, recibió un fuerte golpe en la nuca que la dejó inconsciente.
FIN DEL FLASHBACK
***
FLASHBACK
-¿Dónde estamos?
Thor preguntó mientras caminaba junto al resto del equipo. Había aterrizado en un supuesto lugar seguro, que más bien lucía como una enorme granja.
-¿Un refugio? -Tony soltó igual de integrado.
-Si... Eso espero...
Bruce susurró ma separa sí que para el resto mientras observaba cómo Clint sostenía a Nat para ayudarla a caminar. El asalto de los gemelos Maximoff había sido un golpe duro para todo el equipo.
-Cielo ya llegue, perdón, no pude avisarte. -Clint habló alto y soltó a Nat para alcanzar a una linda castaña que además estaba muy, muy embarazada, consiguiendo que todos se mirasen entre si con miles de preguntas rondando sus cabezas.
-Hola... Se quienes son... -La mujer saludó al equipo con un poco de nerviosismo.
-Ella es otra agente, obviamente... -Tony se aclaró la garganta, consiguiendo que Clint riera y a la ve negara con la cabeza.
-Caballeros, les presento a Laura. -Un silencio inundó la sala o al menos hasta que varios pasos pequeños se escucharon venir escaleras abajo.
-¿Quiénes son esos? -Thor murmuró algo desconcertado, aquel grupo de mini humanos lo dejaron un poco pasmado.
-Pues está claro que son mini agentes... -Tony respondió con cara de bobo mientras todo el equipo se plantaba en silencio a mitad de aquella extraña casa.
-¿Trajiste a la tía Nat contigo? -La más pequeña de los Bartón preguntó después de soltar a papá y buscar con la mirada entre tanto adulto musculoso.
-Dale un abrazo y lo sabrás, amor.
Lila corrió y se abrazó a la pelirroja, quien gustosa tomó en brazos a la pequeña para darle un enorme beso en su mejilla y alejarse de ahí para saludar a sus sobrinos.
-¿Tía Nat? -Steve repitió con el ceño fruncido mientras la miraba irse de ahí.
-Si... Fury me ha ayudado a mantenerlo en secreto y así me gustaría que se mantuviera. -Clint le sonrió a sus amigos quienes asintieron sin decir nada más.
-Claro... Yo... Saldré a tomar un poco de aire.
Tony les dio un asentimiento de cabeza y caminó en dirección a la salida mientras Thor y Bruce hacían exactamente lo mismo. Steve, por otro lado, se asomó a la habitación contigua de la casa, encontrándose a Nat sentada sobre un amplio sofá entre ambos niños. Parecía que aquellos pequeños le tenían un gran amor y ella les correspondía.
-Nunca te habría imaginado así, agente Romanoff.
Steve les dijo desde el umbral de la puerta logrando que los tres pegaran un respingo que le robó una sonrisa. La pequeña Lila se abrazó a su cintura mientras Cooper se ponía de pie para mirarlo más de cerca.
-¿Te parece raro? -Nat preguntó bajito.
-Me parece adorable.
Steve le confesó con algo de pena. Hacía mucho que no la veía sonrojarse y eso en definitiva lo dejó embobado o al menos hasta que un mini ser lo trajo a la realidad.
-¡Wow! ¿Eres el Capitan America? El castaño lo miró con verdadera admiración mientras Nat negaba con la cabeza y se mordía el labio para no reír.
-Si, lo soy... Hola... -Rogers saludó y el niño enseguida corrió para ir escaleras arriba.
-¿Hice algo mal? ¿Lo asuste?
Steve preguntó aterrado, lo que menos deseaba ahora era ganarse el odio de la señora Bartón. Nat bajó a Lila y la animó a ir tras su hermano para después ponerse de pie también y alcanzar al rubio.
-No, tranquilo, bobo. Creo que tiene un nuevo admirador... Cooper aún es muy pequeño para entender qué hay héroes mucho más increíbles en el equipo. Ahhh sí y mucho más fuertes, carismáticos, y con mejor estilo que el abuelo de 100 años que sigue usando mayas azules.
Nat bromeó en un tono bastante divertido que solo provocó que Steve respondiera de la misma manera. El americano la tomó sorpresivamente de la muñeca y tiró de ella con fuerza para aprisionarla contra su pecho y darle un buen pellizco en las costillas, acto que le robó un chillido gracioso que lo hizo olvidar su cara fingida de indignación.
-¡Oye! No me hagas patear tu trasero frente a los niños.
Nat le reprochó entre risitas que no pudo contener más mientras él la miraba con un brillo cálido que jamás había visto antes en el océano de sus ojos. Nat apoyó sus manos sobre su pectorales y lo miró de la misma forma, intentando describir que es lo que estaba pasando por su mente justo ahora.
Desde la caída de Shield Rogers se había convertido en un muy buen amigo, aunque a veces no tenían demasiado tiempo para charlar. Siempre salvando al mundo.
-¿Te encuentras mejor? -Rogers suavizó la voz y cambió su expresión por una de completa preocupación.
-Fue un golpe duro para el equipo.
Ella evadió su preguntó y enseguida bajó la mirada. Steve la miró en silencio un instante y enseguida acarició su mentón con delicadeza para invitarla a levantar su rostro. Todos habían sufrido aquel ataque, incluso él.
-Me preocupe... -El Cap agregó, logrando que ella ladeara la comisura de su labio mientras sentía como su pulgar dejaba suaves caricias sobre su mejilla sonrosada.
-Estoy mejor ahora, abuelo...
Nat le respondió sin más detalle para después ambos escuchar que alguien se aclaraba la garganta junto a ellos.
-Hmm... Lo siento, lamento interrumpir, pero preparé bocadillos...
Laura los miró con un toque de picardía y tuvo que morderse la mejilla para no reír cuando Steve soltó a la pelirroja casi como si su toque le hubiese quemado los dedos. La Sra. Barton alternó sus ojos del rostro avergonzado del americano para después encontrarse con los ojos fulminantes de su mejor amiga. Alguien tenía mucho que confesar al respecto.
-En un momento vamos... -Nat respondió por ambos y desechó a Laura con un simple y discreto gesto que Laura entendió muy bien.
-Yo... Bueno... Si... Muy bien, iré por los chicos... -Steve se aclaró la garganta y comenzó a parlotear palabras sin sentido antes de que Nat colocara su dedo sobre sus labios para silenciarlo.
-De acuerdo, te veo en un minuto.
Nat sonrió divertida, se apoyó de sus hombros y se paró de puntitas para alcanzar la mejilla del rubio y dejar en ella un suave y casto besito de agradecimiento.
-Gracias, bobo...
Natasha le susurró antes de dejar un segundo beso que provocó que Steve huyera de ahí con las mejillas tan rojas como las de dos tomates.
-¡Aja! ¡Atrapada! ¡Ahora no podrás negar lo que vi, pelirroja! ¡Confiesa o no habrá postre en la cena! -Laura la sorprendió antes de apuntarla con el cucharón que traía en la mano, causando que Natasha rodara los ojos y sonriera despreocupada como de costumbre.
-Pfff... Aquí no ha pasado nada... Solo coqueteábamos un poco, es todo.
Natasha se encogió de hombros para encaminarse a la cocina mientras su chismosa mejor amiga la bombardeaba con miles de preguntas que comenzaron a marearla.
-Nat, no me digas que solo coqueteaban, eso ni tú te lo crees... Además... ¿Lo has visto bien? Pues claro que si, están todos los días juntos... Es tan guapo, yo quiero un adonis así para navidad.
Laura suspiró mientras acomodaba las galletas sobre la encimera de la cocina, consiguiendo que Nat riera y negara con la cabeza.
-Solo somos amigos y por si no lo recuerdas, ya tienes a tu adonis. Solo míralo, tan enano, torpe y chismoso... -Nat apuntó en dirección al patio trasero, donde se podía ver a los chicos reunidos mientras charlaban. Laura la miró mal y le sacó la lengua.
-Solo bromeaba... No hay hombre más guapo que él, eres tan afortunada.
Nat dijo en tono juguetón y la abrazó con cariño para después bajar a la altura de su pancita de embarazada y hablarle a su pequeño sobrino.
-Estoy muy feliz de tenerte en casa, Nat. Los niños te extrañaron mucho. -Laura sintió sus ojos aguarse y Nat no tardó nada en envolverla entre sus brazos. El embarazo la ponía bastante sensible.
-Tranquila, ya vienen lo chicos y no queremos preocupar al torpe bufón.
Nat le limpió las lágrimas y Steve no pudo evitar mirarla embobado cuando todos entraron a la cocina. Ver a aquella faceta tan familiar de Nat estaba siendo mucho más interesante de lo que pudo haber imaginado. No tenía dudas de aquí aún habían muchas cosas de ella que no conocía.
FIN DEL FLASHBACK
***
FLASHBACK
-La besaste... Steve... Lo hiciste...
Natasha susurró mientras sentía como la decepción y algo más manchaba su pecho con una profunda intensidad que le supo realmente amargo. Miró la pantalla frente a ella por una última vez para después simplemente borrar todos los videos que las cámaras de seguridad habían tomado durante el encuentro que el equipo había tenido en el aeropuerto.
-Es tiempo de continuar...
La pelirroja frunció el ceño, limpió la lágrima que escurrió sobre su mejilla con brusquedad y fue hasta el hospital donde estaban atendiendo a Rhodes. Sin embargo, su esperanza de que todo cambiara de último momento terminó por irse al demonio, cuando Stark la abordó aquella tarde.
-Nunca dejas de ser una doble agente, ¿cierto? Se queda en la sangre. -Tony la miró con un tono de desprecio que caló los huesos de la pelirroja en lo más profundo.
-Irán por ti, por todo ustedes... -Tony le aclaró a la mujer que justo ahora lucía como una completa desconocida para él. Estaba sentido, herido y sentía igual de traicionado que ella.
-No soy yo quien debe cuidarse las espaldas.
Natasha amarró su corazón y con la poca dignidad que le quedaba se marchó. Sintió sus ojos quemar, pero no les dio el gusto de derramar una lagrimas más por aquellos que le habían dado la espalda después de todo lo que había hecho por ellos. No lo merecían, no la merecían.
-Lo sacrifiqué todo, por nada. -La pelirroja sonrió con tristeza dentro de su auto. Se había convertido en un abrir y cerrar de ojos en una asquerosa fugitiva de la justicia. Parecía que en eso siempre terminaba su vida.
La rusa puso en marcha su auto, pero se detuvo sólo para mirar el número desconocido que apareció sobre su pantalla. Eso la hizo fruncir el ceño, pero ni toda su curiosidad lo hizo tomar la llamada o al menos hasta que éste volvió a iluminarse.
-Clint...
Natasha susurró con duda, pero terminó apagando su equipo para después ponerse en marcha. No necesitaba de la lastima de nadie. ¿La querían lejos? De acuerdo.
FIN DEL FLASHBACK
***
FLASHBACK
-¡Voy a matarte! ¡Regresa a aquí!
Nat corrió tras un idiota Tony que no había parado de reír como una jodida foca mientras ella lo perseguía por cada rincón del complejo.
-Te verás fantástica, solo tendremos que arreglar ese cabello mal teñido de rubio, arañita. Supongo que no habrá problema, ya estarás muy acostumbrada a teñirte. -Tony río mientras corría por su vida hasta el living del complejo. Aquella broma se había salido de control, solo un poco.
-Más te vale que no hayas dañado mi hermoso cabello pelirrojo o en verdad lo lamentarás, hojalata.
Natasha bromeó enfurecida. Quería estrangularlo con sus propias manos. ¿Cómo demonios se había atrevido a pintar su cabello de amarillo mientras tomaba una deliciosa y sagrada siesta? ¿Quería morir o qué?
-Pronto sabremos... Además ya tengo tu catsuit rosa para que lo uses a juego... Princesa Peach... ¡Argh! ¡Maldita sea!
Tony entró al living donde los chicos estaban viendo un programa de televisión, para después pegar un verdadero gritó de ayuda cuando sintió una mordida de viuda electrocutar su trasero. Tanto Wanda como Sam intercambiaron una mirada de desinterés, no pensaban intervenir.
-¡Argh! ¡Te odio tanto! -Nat refunfuñó. ¿Cómo se atrevía?
-¡Hey! ¿Qué sucede?
Steve frunció el ceño y se puso de pie ante el escándalo. Sin embargo, la escena que vio lo dejó completamente atónito. Ahora si, Tony sería hombre muerto y no haría nada para intervenir. ¿Oh si?
-Demonios... -Wanda murmuró y se cubrió la boca al ver el cabello de la espía. La broma había ido demasiado lejos. Tony merecía ser quemado en la jodida hoguera.
-¡Deténgalo ya, voy a dejarlo sin descendencia! Haré que se arrepienta cada día...
Natasha gritó colérica y la brujita no dudó en usar un poco de su magia escarlata para envolver a Tony y colgarlo de cabeza a mitad de la sala. Nat se lanzó contra él sin siquiera dudarlo y sin pensarlo más estrelló su puño justo en sus partes más sensible.
-Ohhhhhh, mis bebés... -Tony lloriqueó y antes de que ella lo dejara incapacitado, alguien se apiadó de su alma.
-Ok muy bien... Es suficiente. Deténganse los dos...
Steve se interpuso entre ambos, pero la pelirroja estaba demasiado furiosa como para escuchar explicaciones y mucho menos dialogar.
-Lo siento, fue una simple bromita... Ayuda... Capi... -Tony suplicó entre sollozos de verdadero sufrimiento.
-No, merece que Nat lo castre... Mira su cabello, Steve, lo arruinó...
Wanda se puso de parte de la espía y antes de que la rusa se lanzara contra el cuerpo flácido de ambos vengadores, Rogers la tomó de la cintura y se la echó en el hombro como si fuese un ligero costal de papas.
-¡No! ¡Bájame! ¡Cómo te atrevas a defenderlo, anciano! ¡Argh! -Nat peleó con toda su furia contenida, pero estaba siendo inútil..
-Lo arreglaremos más tarde Tony y más vale que el cabello de Nat vuelva a la normalidad o serás tú quién se quede si una sola capa de pelo sobre la cabeza.
Steve le advirtió mientras luchaba contra la fiera que se retorcía en su hombro como todo un gusano salvaje.
-Trata de calmarte, Nat... -Steve le dijo, pero ella estaba irreconciliable y luchó, luchó hasta que el rubio finalmente la bajó al llegar al baño de su habitación.
-¡No! ¿Cómo me pides que me calme? No puedo creer que te hayas puesto de su lado. Eres un anciano traidor, mira mi cabello, Steve... Es amarillo, odio el amarillo...
Nat le reclamó con la voz entrecortada mientras sus ojos se cristalizaban y un enorme nudo se formaba en su cabeza. Quería golpearlo y así lo hizo. Alguien debía pagar.
-Nat, espera... Te harás daño.
Steve se cubrió el rostro, pero aún así no hizo absolutamente nada para evitar todo los golpes que cayeron sobre sus hombros y pecho. Dejaría que se desahogara con él si eso era lo que necesitaba para sentirse mejor.
-¡Te odio, tanto!
Nat sintió sus lágrimas quemar mientras lanzaba sus puños a todos lados en un intento por empujarlo sin mucho éxito. Así que continuó atacándolo entre maldiciones, sollozos de impotencia, tristeza por su cabello arruinado y furia por no haber hecho que Tony pagara por su estúpida broma.
-Deténte ¿Si? ... Por favor.
Rogers la envolvió fuerte entre sus brazos para detenerla y para su sorpresa ella se detuvo, aferrándose a su cintura para abrazarlo y echarse a llorar con gran sentimiento contra su pecho.
-Mi cabello...
Nat sollozó aún furiosa antes de esconder su rostro en el cuello del rubio para que no la viese llorar. Era una estúpidez, entendía que era solo cabello, pero en verdad odia ese tono de rubio chillante. Además nadie le hacía una broma y salía ileso.
-Preciosa, ven aquí...
Rogers sonrió y la tomó de la cintura con delicadeza para levantarla sólo un poco, dándole a Nat la señal para que se abrazara a sus hombros y envolviera sus piernas al rededor de su cintura. El rubio la arrulló un poco y terminó por besar esas mejillas húmedas mientras ella fruncía el ceño y maldecía mil veces a idiota millonario.
-¿Mejor? -Steve preguntó antes de sentarla sobre la encimera del baño, acomodarse entre sus piernas y separarse de ella lo suficiente como para ver aquel desastre.
-¿Se ve muy mal?
La rusa sorbió su nariz y preguntó temerosa a mirar por el espejo tras ella, mientras Steve examinaba y palpaba los mechones que habían alcanzado a mancharse con aquella pintura.
-Creo que podremos arreglarlo, pero tendrá que ser en la tina. Te meteré con todo y pijama, ¿bien?
Steve le explicó y ella asintió sin más, para después dejarse llevar como muñeca de trapo hasta la tina. El rubio la depositó con cuidado y enseguida comenzó a llenarla mientras ajustaba y tiraba de la regadera para llevarla hasta su cabeza.
-¿Se quita? -Natasha preguntó enseguida, pero Steve apenas había comenzado a mojar su cabello.
-Paciencia...
Rogers cerró la llame de la tina cuando llegó hasta la cintura de Nat para después concentrarse en lavar sus mechones amarillo, pero la tarea estaba siendo difícil y la paciencia de la espía muy poca.
-No... Tendré que cortarlo... Voy a matarlo...
Nat chilló, cubrió su rostro afligido con ambas manos y sin más se hecho a llorar de nuevo, provocando que Steve se sintiera un completo inútil.
-A ver, preciosa... Eso no sucederá.
Rogers tomó una bocanada de aire, se quitó la camiseta y los zapatos que cargaba puesto para después entrar también a la tina y sentarse justo detrás de ella.
-¿Qué haces? -Ella reprochó enfada, pero aún así se dejó arrastrar por su brazos cuando la acomodó entre sus piernas y comenzó a lavar nuevamente su cabello.
-Intentó ayudar un poco. -Steve sonrió cuando ella se descubrió el rostro y ladeó un poco su cabeza para mirarlo. No lo merecía. ¿Por qué tenía que ser tan lindo y bobo?
-Parece que ya se está quitando...
Nat miró el agua a su alrededor y ésta comenzó a tornarse amarilla mientras el rubio tomaban un poco de shampoo y lo colaba en todo su cuero cabello para lavarle el cabello. La espía tomó un respiro y cerró los ojos mientras el americano dejaba suaves masajes sobre su cabeza.
-¿Se ve mejor?
Ella preguntó mientras disfrutaba del agua tibia que enjuagaba su cabello. Steve estaba haciendo un excelente trabajo.
-Si, ya casi se va el amarillo... ¿Sabes? Me gusta mucho pelirrojo...
El Cap soltó de repente mientras lo desenredaba con cariño, había estado tan embobado en esos mechones escarlatas que jamás notó el instante en el que ella giró para sentarse a horcajadas sobre su regazo y quedar frente a él.
-A mi también me gusta así... Me hace ver sexy.
La rusa sonrió y lo miró con infinito agradecimiento antes de tomar el mismo shampoo que él había usado para lavar esta vez su cabello rubio. Eso sí que lo tomó por sorpresa, pero no tenía la rudeza como para negarle algo.
-Pero que se supone... Nat... -Steve reprochó en tono juguetón, pero terminó riendo cuando ella comenzó a hacer un pico de espuma en su cabeza.
-Gracias, pero aún estoy enfadada contigo... Te pusiste de lado de Tony.
Nat lo miró mal mientras seguía masajeando su pelo. Él esbozó una mueca graciosa y tomó un poco de shampoo también para darle una segunda enjabonada a su cabello. Ambos se concentraron en su tarea y guardaron silencio por un instante que se sintió muy agradable.
-Quería evitar una catástrofe en el equipo, aunque siempre estaré de tu lado, Nat, incluso si algunas aveces pareciera que no es así. Eres mi mejor amiga y me preocupo por ti. ¿Lo sabes no?
Steve terminó de lavar su cabello para después mirarla fijamente. Ella asintió en silencio mientras se mordía el labio para después dejar la regadera de lado y abrazarlo fuerte. Odiaba admitirlo, pero aquel bobo rubio se había vuelto alguien sumamente especial en su vida, lo significaba todo para ella.
-¿Por qué no puedo odiarte? -Nat susurró, robándole una rusita contagiosa. Rogers correspondió su abrazo, quedándose aún bajo el agua tibia y amarilla de la tina.
-Tal vez porque no puedes vivir sin mi. -Él bromeó para luego recibir un buen golpe en su hombro que lo hizo quejarse.
-Tal vez eres tú quien no puede vivir sin mi, no te culparía. En ningún lugar del mundo encontrarás a una chica igual de linda que yo. -Nat soltó en tono pretencioso para después levantar sus mano y peinar sus mechones rubio hacia atrás.
-Eres una engreído... -Steve le reclamó antes de picarle las costillas y provocar que chillara entre risas divertidas, haciendo que se retorciera sobre su regazo.
-¡Basta, no empieces!
Ella lo miró mal, pero había sido demasiado tarde. Rogers tomó un poco de aire y sin dar señal de su siguiente movimiento, inició un ataque de cosquillas en el que Nat solo pudo gritar por ayuda mientras el agua de la tina salpicaba toda la pieza hasta cubrir el piso completamente de amarillo.
-¡No te atrevas! ¡No! ¡Ahhhhh basta, basta!
Nat rio como una desquiciada sobre su regazo mientras se sacudía y tiraba de su pelo húmedo sin ninguna piedad. Con una fuerza sobre humana lo separó apenas unos centímetros de ella y sin pensarlo dos veces le encajó los dientes en el hombro hasta hacerlo suplicar por un completo bebé.
-¡Argh! ¡Ya, ya, ya, ya! Ahhhh me rindo... Basta, suelta, suelta...
Fue el turno de Steve de retorcerse, pero la muy ingrata no le tuvo ni una gotita de lastima así que con la poca energía que quedaba en su interior, la tomó a de la cintura para inmovilizarla y le devolvió la mordida justo en la yugular, lugar donde succionó su piel y la rascó hasta dejar una enorme marca por la que seguramente más tarde lo mataría.
-¡Ahhhh, joder! ¡Eso dolió!
Ambos tiraron de su cabello para separarse y comenzar a reír como una focas cuando no pudieron fingir más su indignación.
-Te odio... -Ella refunfuñó y se abrazó a sus hombros rendida. No resistiría más cosquillas.
-Y yo te quiero, tonta... -Steve la tomó entre sus brazos y con cuidado de no resbalar salieron finalmente de aquella tina para secarse un poco y recoger aquel tiradero.
-Lo sé, yo también lo hago... Gracias por arreglar mi cabello.
Ella confesó avergonzada antes de tomar su rostro entre sus manos y dejar sobre su boca un beso de media luna que lo hizo sonreír como un maldito afortunado e idiota santurrón. Ninguno agregó más aquel día, pero sabían que todo estaría bien, siempre lo estaba.
FIN DEL FLASHBACK
***
FLASHBACK
-¿Fue tu primer beso desde el 45?
-¿Qué? ¿Que clase de pregunta es esa? Tal más estuvo.
-No, claro que no, no fue eso lo que dije. -Nat sonrió con sorna.
-Bueno, a mi me pareció que fue eso justamente lo que dijiste. -Steve la miró con una ceja ladina y ella no pudo evitar sonreír.
La conversación continuo y de alguna manera todo terminó en una simple y pequeña pregunta.
-¿Quién puedo ser para ti, Steve?
-Hmmmm, ¿qué tal una amiga?
Steve le respondió con toda franqueza y Nat no pudo evitar sonreírle de lado. Siendo aquel instante el inicio de algo que ninguno de los dos imaginaría jamás.
FIN DEL FLASHBACK
-Tranquila, preciosa, solo es un mal sueño... Descansa un poco.
Steve la recostó sobre la cama y se sentó a su lado para tomar su mano y dejar un par de besos sobre su dorso. Cerró los ojos un instante y sin poder contenerse dejó que sus lágrimas fluyeran sin poder retenerlas más.
-Perdóname, Nat, por haber sido tan cobarde... Por haber roto tu corazón, por lo poco que pude hacer por ti ahí dentro. Yo... No pude protegerte, no pude hacer nada para evitar que te lastimaran. Lo siento tanto.
Rogers susurró afligido mientras permitía que todo eso que pinchaba su corazón hasta consumirlo de dolor saliera de su ser. Se abrazó a su regazo con cuidado de no herirla y se permitió llorar en silencio o al menos eso intentó hasta que sintió las manos delicadas de la rusa peinar con suavidad su cabello enredado.
-¿Por que lloras, Steve? ¿Qué sucede?
Natasha soltó en un hilo de voz perezoso y ronco en el que el rubio se apartó de ella y limpió su desastre con brusquedad. Se rehusaba a mirarla, se sentía demasiado avergonzado, demasiado culpable.
-Yo... Te dejaré descansar... -Rogers se puso de pie y enseguida besó su frente para alejarse, pero ella tomó su mano con cariño y lo retuvo.
-Steve... Yo... ¿Podrías solo abrazarme? -Ella le pidió y él no dudó en responder.
Natasha le hizo un lugar sobre la cama y el rubio se acomodó de lado junto a ella para recibirla a su costado. La pelirroja acarició su mejilla y lo escrutó con un anhelo que lo dejó embobado por un instante para después sentir su mano suave posicionarse en su cuello y acercarlo lentamente hasta su boca para depositar en ella un beso terriblemente delicado en el que sus respiraciones se mezclaron.
-Te perdonó, Steve... Pero aún hay algo que debes responder...
Ella susurró sobre sus labios mientras sentía sus lágrimas saladas humedece sus labios. El rubio asintió y la abrazó dulcemente contra su pecho mientras ella se acomodaba para quedar de lado al igual que él.
-¿Quién puedo ser para ti?
Nat soltó la pregunta y Steve no tardó en sonreír como un bobo sobre su boca para besarla lento y sin ningún prisa. Unió su frente a la suya y tomó un respiro antes de hablar.
-Eres todo lo que más amo en este mundo, Nat. Eres mi mejor amiga, mi cómplice, mi compañera de batallas. Eres el alma del equipo y el corazón que palpita enloquecido dentro de mi pecho. Eres mi chica, mi pareja perfecta. Eres mi vida entera, Nat. Y ahora lo sé y que estoy tan seguro de lo que siento por ti lucharé, lucharé por ganarme nuevamente tu corazón.
El americano le explicó con tanta franqueza que fue inevitable que él a sonriera enternecida y le respondiera con un beso alterno que se sintió perfecto, necesitado y lleno de miles de sensaciones que bailaron en sus estómagos.
-Mi corazón siempre será tuyo, bobo.
Fue lo último que se escuchó antes de que la habitación fuese tapizada por los chasquidos sensuales y apasionados de cada beso que compartían. Estaban juntos y a pesar de que aún quedaba mucho por hablar, por aclara, nada conseguiría destruir aquel amor tan puro e inquebrantable que sentían por el otro.
Ella era su alma gemela y él era la suya.
~ F . I. N ~
Hola, chicos, lamento haber demorado tanto. Los quiero mucho.❤️🔥🥺 Siento que les quede debiendo con el final de esta historia. Más bien necesitamos un final.