Corre... Corre lejos y no voltees...
Hoy era el día, hoy tenía que confesarse, no le daría más vueltas al asunto, si no lo hacía ahora pronto aparecerían más chicas que seguramente querrían arrebatarle a su senpai, el estaba sentado en la fuente leyendo.
Ella consigo traía un bento preparado por ella misma con amor y cariño, se aseguró de que dicho alimento sea agradable para el paladar de su gran amor, con ella también traía una carta en la cual puso todo su corazón para escribir sus más sinceros sentimientos. Estaba nerviosa, este era el momento, podría disfrutar de la compañía de Taro y no habría nada para impedirlo, se comenzó a acercar lentamente a el a su alrededor solo habían 2 personas como máximo, en cuanto Taro la vio cerró su libro y su mirada era neutra, ella se acercó y le extendió la nota junto al bento.
Había planeado por mucho tiempo su confesión, el chico abrió el sobre en donde venia su carta, la leyó detenidamente para al final abrir sus ojos con asombró, para Ayano esa era la señal que esperaba, se lanzó a el para darle un tierno beso en los labios, eran suaves, al beso era cálido y dulce, por un momento el tiempo iba más lento, era perfecto... sin embargo aquel dulce beso comentó a ser diferente, era amargo y frío, en su mente comenzaron a aparecer los rostros de aquellas chicas que había matado, lo último fue que en ese momento fue apartada de manera brusca haciéndola caer al suelo.
Taro: ¡¡¿Que te sucede?!! ¡¡¿estas loca?!!
Ayano: y-yo no - ni siquiera se sentía capaz de formular una palabra de manera correcta
Taro: ¡¡Yo nunca estaría con una acosadora!!
Ayano: P-pero... - las lágrimas empezaron a asomarse
Taro: ¡por favor! ¡¡en serio creíste que no me di cuenta!! - su mirada reflejaba desprecio - alejate de mi, no quiero verte cerca
Con eso dicho se fue del lugar a paso rápido, las lágrimas brotaron a mares y tardo en darse cuenta que ya no habían solo dos personas, parecía que estaba toda la escuela viendo aquel escándalo, muchos empezaron a murmurar cosas, un grupo decían cosas hirientes, otros estudiantes solo se limitaban a ignorar lo ocurrido, en ese momento pedía morir, poco después llegó la consejera vocacional pidiéndole al resto que se retirara del lugar, al ver a la chica llorando aún en el suelo, la ayudó a levantarse para luego llevársela a su oficina, a la oficina llegó su hermano mayor y le pidió al director que llamara a los padres de la chica, estos no tardaron en llegar y le permitieron ir a su casa más temprano debido al estado en el que estaba.
Ya en casa...
Ayano subió a su cuarto solo para derrumbarse en su cama y llorar, el rechazo de su senpai, las caras de agonía de sus víctimas echándole la culpa de sus muertes, sus emociones acumuladas, la cabeza le dolía, ese no era el cuento de hadas que esperaba, esto era una pesadilla, jamás creyó que esto sería una tortura, quería morirse...
*Toc Toc*
Tocaron a su puerta.
Ryoba: ¿Ayano? ¿puedo pasar? - pregunto desde detrás de la puerta, cuando escucho que su hija le dijo que si, abrió la puerta ingresando a la habitación - hola nena - se acercó para sentarse en la orilla de la cama - ¿como te sientes? ¿quieres hablar de lo que pasó hoy? - no hubo respuesta - sabes que puedes contra conmigo y que me puedes contar lo que sea
Ayano:... - Tomó algo de valor - m-me rechazo, m-me di-dijo c-cosas hiri-entes - hablaba con dificultad - m-me duele... mucho - puso su mano en su pecho apretando su uniforme - duele mu-mucho - cerró sus ojos con fuerza para hacerse bolita en su lugar
Su madre sabia exactamente a que se refería, con delicadeza tomó en sus brazos el cuerpo de su hija para abrazarla.
Ryoba: Suéltalo... no es bueno que lo reprimas, no te contengas y déjalo salir, es mejor a que salga todo eso, no te aseguró que te sientas mejor al instante, necesitas liberar esa carga que sientas
Con esas palabras dichas por su madre, su llanto se transformó en un sollozo lleno de dolor, era tan fuerte que se podía escuchar en la planta baja de aquella casa, se aferró a su madre en busca de consuelo y protección, las lágrimas bajaban por su barbilla mojando su uniforme y algunas mojaron la ropa de Ryoba, esta solo sobaba la espalda de su hija y en sus ojos también se asomaban unas cuantas lágrimas, siempre las preparaban para buscar a su "persona especial" pero nunca para lo que venía después de eso, nuca estuvieron listas para las enormes consecuencias, lo cierto es que por más que ella intento preparar a Ayano, sentía que había fracasado y no pudo proteger a su hija de aquel enorme dolor, tampoco pudo proteger a su hijo mayor, y eso la hacia sentir un autodesprecio hacia ella misma. En la planta baja Ayato apretaba los puños haciendo palidecer estos mismos mientras maldecir una y otra vez al maldito que haya causado el estado de su hermana, una vez que se entere quien fue haría que pague, estaba dispuesto a hacer de su vida un infierno, jamás creyó que oíria a su hermana llorando de esa forma tan desgarradora, estaba a punto de ir con ella pero fue detenido por su padre.
Ayato: ¡Papá tengo que...!
Yokichi: No, tu madre esta con ella
Ayato: También es mi hermana
Yokichi: Mantente tranquilo, ella sabe lo que hace, recuerda que también estuvo contigo cuando pasaste por lo mismo
Con eso el joven se tranquilizó un poco y fue a sentarse, por parte de Yokichi este empezó a recordar aquellos tiempos en los que el era joven y estaba con Ryoba, ella no paraba de llorar día y noche, constantemente se disculpaba con el o pedía disculpas a la nada, sabía perfectamente por que lo hacía, pero verla de ese modo era deprimente, en esos momentos no tenía ni la más mínima idea de que hacer, se sentía tan impotente.
Los minutos pasaron y poco después bajo Ryoba para decirle a su esposo e hijo que ya podían subir, los sollozos habían terminado, Ayano estaba recostada gimoteando, sus ojos estaban inchados y rojos por tanto llorar.
Ayato: Hermanita - se acercó donde ella - ¿como te sientes?
Ayano: T-tengo frío - se acurruco a ella misma
Su hermano al instante supo a que se refería al instante y la abrazó, seguido también su padre se acercó para unirse al abrazó.
Yokichi: Mañana faltaría al Instituto, le comunicaremos a tus maestros que irás hasta el lunes
Ryoba: será mejor que descanses, hoy debió ser un día agotador
Con eso ambos se separaron y salieron más no sin antes despedirse, Ryoba saco del clóset el pijama que se pondría y la dejo cambiarse, por último la arropo con cuidado y se despidió con un beso en la frente para dejarla dormir tranquila. Al bajar con su esposo e hijo comenzaron a hablar sobre que es lo que harán de ahora en adelante, los próximos días tendrían a una Ayano descubriendo sus emociones, actuando como una niña y con mucha curiosidad por todo lo que la rodea, como si redescubriera el mundo, no sabían cómo es que actuaría desde ahora en adelante, Ryoba había vuelto a ser alguien amigable y alegre, con la diferencia de que ahora no estaba fingiendo nada, Ayato comenzó a actual de forma más madura y responsable, incluso ahora estaba en el Consejo estudiantil.
A la mañana siguiente...
El sonido de las aves cantando la despertaron, la tenue luz del Sol le daba en el rostro y una pequeña brisa recorría su piel era una sensación bastante agradable, abrió sus ojos y observó su entorno, se sorprendió cuando al frente de ella encontró un peluche de oso, como aquellos que le solía regalar su padre de niña, lo tomó entre sus manos y una sensación de calidad se incrustó en su pecho, se levantó y buscó ropa para ponerse en ese día, el altar de Taro ya no estaba, la ropa que tenía no parecía ser de su agrado, le parecía muy simples todas esas prendas, sin embargo una llamo su atención, era un vestido color durazno, no recuerda a verlo visto antes, le resta importancia y decidió tomarlo, el diseño y el color le parecían muy lindos, decidió ponérselo y bajar con su familia.
Al abrir la puerta el olor a galletas recién horneadas llegó a su nariz y bajo lo más rápido que pudo.
Ayano: Buenos días papá - saludo con un beso en la mejilla - buenos días Ayato, buenos días mamá - saludo a ambos de la misma forma que al padre
Ryoba: Buenos días mi niña
La mujer le puso frente a ella un plato donde yacía un huevo omurice servido con arroz y un vaso con jugó de fresa, los ojos de la chica brillaron al ver aquella comida, dio las gracias y empezó a comer.
Ayano: Papá
Yokichi: Dime princesa
Ayano: Podemos salir al parque hoy
Yokichi: Claro - responde algo sorprendió
Después del desayuno, la familia se preparó para salir, una vez en el lugar, Ayano empezó a explorar todo y jugar como una niña pequeña, el viento era fresco, le gustaba escuchar a los pájaros cantar, se tiró al pasto y observó las nubes un rato, le era extraño, nunca antes se había detenido a ver aquellos pequeños detalles pues nunca había mostrado interés hacía nada, ahora todo lo que la rodeaba le parecía fascinante, sus manos tocaron el pasto, cerró sus ojos y se deleitó con el olor de este recién podado, poco después fue llamada por su madre, ella había traído unos aperitivos, al terminar dieron un pequeño paseó para terminar yendo de regreso a su hogar, con firmeza hiba anocheciendo el animo de la Aishi menos disminuía, en la noche a la hora de dormir, el reto de la familia comenzaron a escuchar como la menor volvía a llorar y pedía perdon, sabían perfectamente el por qué.
Así fueron los días siguientes, en el día tenía mucha curiosidad, era alegre y estaba llena de energía, en la noche cambiaba completamente a estar mayormente triste, antes de dormir se ponía a llorar. Llegó el domingo y a este momento su familia ya tenían masomenos entendido lo que gustaba y le disgustaba.
Los colores pasteles eran sus favoritos, amaba los peluches regalados por su padre, le gustaba la música suave y le fascinaban los postres, le gusta ser mimada por sus padres y hermano, también descubrí un gusto por los animales, no le gustaba la comida picante, los sonidos fuertes y ser observaba por mucha gente, le disgustaban los temas de violencia, eso era lo que menos soportaba, amaba la jardinería y las novelas de romance, le gustaban también algunos videojuegos, su actitud había cambiado mucho, antes parecía una muñeca sin vida, era muy fría y ceria, ahora parecía alguien alegre e inocente, se había vuelto demasiado sensible gracias a que sus emociones estaban a flor de piel, cuando regrese a la escuela seria algo bastante difícil, Ayato está consciente de esto, tendría que mantener un ojo sobre ella y el resto de sus compañeros, Ryoba tenía planeado preparar un pastel para cuando llegará de la escuela.
Ya era de noche, y en esta ocasión fue Ayato quien arropaba a Su hermana.
Ayato: Buenas noches hermana - le dio un beso en la frente y se acercó a la salida
Ayano: Nii-chan - se detuvo cuando lo llamó así, era la primera vez que lo llamaba de esa forma
Ayato: ¿Si hermanita?
Ayano: ... - Se cubre con sus cobijas - no quiero estar sola
Sabía que quería decir exactamente, fue directo a ella y la abrazó para transmitirle seguridad, poco a poco las lágrimas empiezan a salir y una vez termina de llorar, duerme de manera casi pacífica, el día siguiente sería un día difícil, un día muy pesado, los del Instituto serían despiadados y sabía que despedasarian a su hermana... Y Yamada ese imbécil fue el que causó todo eso, se las pagaría, hablo con la líder del Consejo estudiantil por medio de llamada para pedir permiso de hacer todo lo que tenga en su poder para cuidar de su hermana (eso sin romper ninguna regla) ella le dijo que si, cerró los ojos y empezó a dormir.
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Llegó el lunes, la mirada de todos estaba sobre ella, aquello la hacia sentir pequeña, muchos murmuraban cosas que no lograba entender, algunos solo se reian cuando pasaban uno llego a empujarla su hermano llegó a ver eso y se acercó a ayudarla, la cara de aquel sujeto estaba grabada en su memoria, no saldría impune de eso, la acompaño directo a su salón y se fue al suyo, los murmullos de su salon seguian.
A la hora del almuerzo, ayano intento ir a un lugar tranquilo o con su hermano, pues los comentarios hirientes ya empezaban a lastimar, en ese momento alguien puso su pie para que tropezara logrando su cometido, cuando levanto su vista vio a Musume Ronshaku junto con su grupito de "niñas populares".
Musume: ¿Que pasa "yan-chan"? ¿demasiado tímida hoy? ¿o estas planeando acosar a alguien más? - las risas no tardaron en ser escuchadas
Kokoro: ¡Cuidado, la gatita acosadora nos puede matar! ¡¡¡JAJAJAJAJAJAJA!!! - dijo en tono burlón
Hoshiko: ¡¡¿tan desesperada por atención estas como para seguir y arrastrarte a un chico yan-chan?!!
Las risas se hicieron más fuertes, la mayoría coreaba "yan-chan es patética", aquello era demasiado para la pobre chica, comenzó a llorar intentando alejarse a gatas de ese lugar, ya no quería estar ahí.
???: ¡¡¡BOLA DE IDIOTAS!!! - se escuchó un grito desde atrás de todos los reunidos
Aquella que llamó la atención de todos era una chica de cabello naranja bastante largo atado en dos coletas, calcetas naranjas con lunares blancos, su cara mostraba disgusto y enojo, se acercó en donde estaba Ayano y la ayudó a levantarse, en cuanto lo hiso miro a las morenas con rabia.
Osana: ¡Sus vidas deben ser lo bastante miserables como para meterse con cualquiera que se topan! ¡¿no es así?!- el grupito parecía ofendido por el comentario - ¡porque mejor no les piden a sus padres ricos que les compren una para que dejen de molestar!
El resto empezaron a reírse de los comentarios de Osana.
Osana: ¡Todos ustedes! ¡son una bola de borregos que les gusta seguirles el juego a las rubias oxigenadas!
Con eso dicho tomó del brazo Ayano y se la llevo lejos de aquel lugar, la peli-negra estaba confundida pero se dejó hacer mientras que con su mano libre intentaba limpiarse las lágrimas, terminaron yendo a la colina donde yacía el árbol de cereso, ahí no había nadie, se sentó en el cesped y sacó su almuerzo.
Osana: Piensas estar ahí parada todo el rato
Ayano: ¿Eh? Lo siento - se sienta a su lado - gracias por ayudarme -dijo algo tímida
Osana: No te confundas, no lo hize por ti, es solo que odio a la gente abusiva
Ayano: Entiendo - baja la mirada
Osana: También por que no me gustó la forma en la que te trato Taro - terminó de decirle mirando a otro lado, voltea a verla y saca otro bento - toma - Ayano la ve confundida - no lo mal entiendas, me sobra uno y no sabía a quien dárselo
Toma aquel bento y agradece, ambas rosan sus manos y Osana se sonroja de manera leve, comienzan a comer mientras son observadas por Ayato, quien miraba aliviado la situación, se sentía relajado al saber que alguien defendió a su hermana, pero tenía ciertas dudas con respecto a aquella chica de coletas, la conocía perfectamente, Osana Najimi era...
Yy yyyy eso sería todo por hoy, nueva historia eh? En fin espero que les haya gustado este capítulo y si es así no olvides dejar tu estrellita ya que eso me ayuda uff~ bastante para continuar con estas bellas historias.
Volví a jugar yandere simulator (aun no lo terminan la PTM) y me quedé pensando ¿y si...? Y esto salió.
Recuerden que pueden darse una vuelta por mi perfil para ver mi demás contenido y si es de tu agradó, no olvides seguirme que es completamente gratis, por mi parte eso sería todo y no olviden queee... Los quiero mucho.
Bye~♥