Don't tell noona! sunsun au

By ikkeumeow

10.8K 738 176

No le digas a Noona lo que haces con su novio, Sunoo Sunghoon: Top Sunoo: Bottom ADAPTACIÓN Historia original... More

ո鰿ٱѱ
ʰóDz
Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
5.2
Seis
Siete
Ocho
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
Nueve
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
Diez
10.2
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
Once
Doce
Trece
Catorce
Quince
پ𳦾é
Diecisiete
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
Dieciocho
𖤐⭒๋࣭ ⭑
Diecinueve
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
Veinte
20.2
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
⋆౨ৎ˚⟡˖ ࣪
ձ𾱲Գپó
◍*⃝̥ 💬 𓈃❛⃯
◍*⃝̥ 💬 𓈃❛⃯
íDz
Nota de ikkeumiau

Veintiuno

192 11 5
By ikkeumeow

Sunoo no quiso ni guardar el celular después de leer el último mensaje de Sunghoon, por si acaso el chico le mandaba algo más. Llevó dos manos ahora temblorosas hacia la tercera taza de café latte, la cual había ordenado tan sólo cinco minutos antes de recibir los mensajes del mayor, decidido a terminársela lo más rápido posible para salir de la cafetería y esperar a Sunghoon en la puerta. Afuera seguía lloviendo sin intenciones de parar, los truenos resonaban en el silencio del establecimiento haciendo al pelirrosa cerrar los ojos y crujir los dientes cada vez, y la peligrosa mezcla entre miedo, cafeína, frío, preocupación y ahora ansiedad por reunirse al fin con el rubio tenían a Sunoo literalmente temblando sobre su asiento. Ya no estaba asustado nada más de la tormenta y los truenos, en ese momento estaba maquinando una y mil teorías sobre qué podría haberle pasado a Sunghoon, cada una peor que la anterior, asustándose más él solo. Y bebía el café a sorbos mientras trataba de pensar con claridad: Sunghoon no podría haber tenido un accidente porque no iría a buscarlo si ese fuera el caso, entonces esa idea quedaba descartada; ¿tal vez le habían robado? No tenía mucho sentido, en lugar de decirle "te voy a buscar ahora" tendría que haberle dicho algo como "pídete un taxi porque estoy en la estación de policías", ¿verdad?

Pero entonces pensó en la abuela de Sunghoon, y se asustó de verdad. ¿Y si le había ocurrido algo a ella? Que no sea eso, rogó en su mente. Por favor, que no sea eso. No entendía cómo no se le había pasado eso por la mente hasta ese momento, especialmente teniendo en cuenta que últimamente la mujer había empeorado drásticamente y de modo muy rápido, pero ahora que había pensado en ello ya no podía sacárselo de la cabeza. La noche anterior la mujer se había quedado dormida para cuando Sunghoon llegó del trabajo, y cuando se levantó por la noche y encontró al chico en la cocina lo desconoció y se asustó pensando que su propio nieto era un ladrón o algo así, y Sunoo todavía sentía un terrible nudo en la garganta al recordar cómo Sunghoon le había contado a la medianoche cuando hablaban por teléfono que la mujer intentó llamar a la policía hasta que Sunghoon fingió que se iba quedándose afuera hasta bien entrada la noche, y no volvió a entrar a su casa hasta que no se aseguró de que la abuela dormía. Por eso había tardado tanto en hablarle, porque en el apuro por salir para no alterar más a la mujer había dejado el teléfono olvidado en la sala, y no lo recuperó hasta la hora en la que le habló, cuando logró entrar de nuevo a la casa. Por más que Sunghoon no dio muchos detalles y trató de hacer el relato lo más breve y rápido posible, Sunoo pudo notar el dolor vibrando en cada palabra que soltaba incluso a través del teléfono. Las cosas con la abuela estaban complicándose a una velocidad vertiginosa y Sunoo sabía que Sunghoon estaba pasándola muy mal, no podía soportar la idea de que algo le hubiera sucedido a la mujer ahora. Era injusto, era doloroso, y Sunoo ahora tenía mucho miedo de que fuese cierto.

Con ese nuevo pensamiento tan horrible nublándole la mente, se obligó a beberse lo que quedaba en la taza para poder pagar y salir cuanto antes y así lo hizo, a pesar de que el líquido le quemara los labios y la garganta. No habían pasado ni 10 minutos de los mensajes cuando Sunoo ya estaba afuera de la cafetería, sentado al borde de la calle, mirando hacia ambos lados para poder divisar el auto negro de Jake. Y justo cuando un trueno provocaba un horrible estruendo que casi deja a Sunoo llorando del susto, el vehículo que ya tan bien conocía apareció doblando la esquina y se detuvo frente a él. Se puso de pie rápidamente al mismo tiempo que la puerta del conductor se abría y Sunghoon bajó del auto, parándose frente a él, y simplemente se miraron en silencio. Sunghoon tenía los ojos y la nariz roja, y a Sunoo no le costó trabajo adivinar que había llorado. Si la idea era lo suficientemente triste para que el pelirrosa se sintiera mal, verlo frente a sus ojos era simplemente devastador, tanto como para que Sunoo también quisiera llorar. Pero antes de que pudiera decir algo Sunghoon se quitó el abrigo que traía puesto para colocarlo sobre los hombros de Sunoo, y recién entonces el menor se dio cuenta de que era impermeable porque la lluvia ya no caía sobre sus brazos. Suspiró de alivio al sentir el calor de la prenda, y mientras que Sunghoon subía el cierre de la misma se permitió cerrar los ojos durante unos segundos.

Apenas volvió a abrirlos se encontró con los ojos negros de Sunghoon mirándolo con tanta tristeza que no pudo contenerse y se lanzó sobre el mayor. Rodeó el cuerpo ajeno como si su vida dependiera de ello, pasándole un brazo por el cuello y el otro por la espalda, aprisionándolo contra su propio cuerpo. Sunghoon no correspondió al abrazo porque no podía, Sunoo lo había rodeado con demasiada fuerza y le impedía siquiera mover los brazos, pero tampoco se quejó. O tal vez sí lo había hecho pero el pelirrosa no lo había escuchado, el ruido de la lluvia era tan fuerte que apenas podía escucharse a sí mismo pensar, y ojalá no pudiera, porque no estaba pensando en nada bueno. Aún así, ¿cómo podría pensar en positivo si le bastó con verle los ojos a Sunghoon para saber que algo muy malo había pasado? Pasados unos cuantos minutos, o tal vez segundos, o incluso milenios, finalmente se separó del cuerpo delgado del mayor, tomándolo de los hombros, y volvió a mirarlo fijamente a la espera de que dijera algo. Sunghoon suspiró y dijo algo que Sunoo no pudo escuchar pero sí pudo leerlo en los labios del chico como "metámonos al auto", cosa muy prudente considerando que quien estaba empapándose ahora era Sunghoon.

Una vez que estuvieron los dos en el auto el ruido de la tormenta quedó afuera, amortiguado dentro del vehículo. Sunghoon encendió la calefacción y en unos pocos minutos Sunoo ya no tenía tanto frío, pero por algún motivo seguía temblando mientras miraba a Sunghoon en silencio, temeroso de abrir la boca y decir algo estúpido. Sabía que Sunghoon le contaría lo que había pasado pero lo haría a su tiempo y a su modo, cuando estuviera listo, y Sunoo respetaba eso aunque se moría de ansiedad por saber todo. Al mismo tiempo sentía también un miedo irracional por escuchar algo terrible, y tal vez por eso no quería presionar al mayor a que le contara lo sucedido. Por eso permaneció callado, mordiéndose el labio y aferrándose al abrigo de Sunghoon, mientras que el mayor se mantenía recostado sobre el respaldo del asiento con los ojos cerrados y suspirando de a ratos, y a Sunoo lo asustaba más ver a Sunghoon tan abatido que si hubiera estado furioso, gritando y maldiciendo a todo el mundo y queriendo molerse a golpes con cualquier persona que tuviera en frente. Le costaba mantenerse en silencio, le costaba no atacar al mayor con preguntas, o con abrazos y besos para consolarlo aunque no supiera por qué, le costaba quedarse tan tranquilo mientras que Sunghoon se debatía internamente por algo que él desconocía...

—¿Por qué te quedaste en lluvia, Sunoo? —Preguntó finalmente Sunghoon, y su voz había sonado débil, rota, demasiado extraña—. ¿Por qué no te fuiste a casa?

—Quería esperarte —respondió sin pensar—. Dijiste que te ibas a demorar unos minutos...

—¿Y por eso tenías que quedarte en medio de una tormenta? -volvió a preguntar el mayor, girándose a mirarlo con enojo—. ¿Estás loco, Sunoo?

—No... no sé, hyung —admitió, desviando la vista—. Quería asegurarme de que estabas bien, supongo... No... no lo sé.

Sunghoon no respondió a eso último, sino que suspiró sonoramente y llevó una mano a la mejilla todavía húmeda de Sunoo, acariciando con el pulgar. Por instinto el pelirrosa cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia un lado, buscando el contacto con los dedos del mayor incluso sin notarlo, y también suspiró. Entonces sintió el aliento cálido y mentolado de Sunghoon cerca del rostro y abrió los ojos en el momento justo en el que el chico le besaba la frente. No pudo contenerse y llevó una mano al cuello del mayor para devolverle la caricia, subiendo lentamente por la nuca de Sunghoon hasta el rubio cabello mojado el cual enredó entre sus propios dedos, como siempre buscando transmitirle la misma calma que él sentía cada vez que Sunghoon jugaba con su cabello de esa manera. Y antes de siquiera pensarlo, ya estaban besándose. No sabía quién había acortado la distancia para unir sus labios, pero tampoco importaba realmente en un momento en el que los dos parecían necesitar tanto del calor y el sabor del otro, porque Sunoo no recordaba haber sentido aquella urgencia por parte de Sunghoon. No era un beso voraz y hambriento como los que compartían cuando se encontraban en la cama, no, era un beso lleno de ansiedad, un beso que simplemente evidenciaba que Sunghoon no se encontraba bien y parecía estar buscando estabilidad y consuelo en los labios de Sunoo, ambas cosas que el menor no dudaría en tratar de darle.

—Eres tan tonto, Sunnie —dijo Sunghoon separándose unos centímetros y sin soltar el rostro del menor—. ¿Cómo vas a esperarme con una tormenta así?

Ahora le tocó a Sunoo guardar silencio porque en realidad no tenía un motivo para haber esperado tanto, no sabía por qué se había quedado tanto tiempo incluso si no recibía noticias del mayor y ya habían perdido la hora reservada en la cancha. Sin embargo se sentía agradecido por haberlo hecho, de otro modo no podría estar confortando a Sunghoon en ese momento. Y eso fue lo que respondió pasados unos minutos, con lo que logró sacarle una muy pequeña y fugaz sonrisa al mayor antes de que se separara por completo de él y se pusiera el cinturón de seguridad. Sunoo lo imitó y recién entonces Sunghoon arrancó el auto, conduciendo despacio por las calles desiertas y lluviosas de la ciudad rumbo a la casa del pelirrosa. De repente parecía que ellos eran los únicos dos en toda Seúl, no había absolutamente nadie fuera de casa, y era lógico viendo la tormenta torrencial que se desataba sobre ellos, repiqueteando ruidosamente en el techo del auto. Con cada nuevo trueno, Sunoo se estremecía cerrando los ojos, aunque se sentía muchísimo menos asustado ahora que estaba en compañía de Sunghoon porque la presencia silenciosa pero estable del mayor bastaba para relajarlo. Sunghoon, por su parte, parecía haberse metido de nuevo bajo esa coraza de indiferencia y quietud porque se mantenía en un silencio sepulcral mientras manejaba sumamente concentrado en el camino vacío y despejado con la usual expresión de indiferencia y aburrimiento. Sunoo pensó que Sunghoon ya no le contaría lo que había pasado por el momento porque volvía a ser el chico silencioso y relajado, por eso se sorprendió tanto cuando en el primer semáforo que los obligó a detenerse el mayor comenzó a hablar.

Sin exagerar, sin alargar la historia más de lo necesario, sin siquiera mirarlo mientras hablaba y manejaba, Sunghoon finalmente le contó lo que había pasado.

Esa mañana su abuela había despertado menos alterada que la noche anterior y lo reconoció sin problemas, no recordaba el incidente de la policía, y hasta almorzaron juntos en la habitación de la mujer mientras conversaban sobre trivialidades. De todos modos Sunghoon no se sentía tranquilo y luego de lavar los platos y acomodar un poco tenía planeado ir al hospital para hablar con el doctor de cabecera de la abuela, preguntarle qué podía hacer en casos como el de la noche anterior, y después volver a casa para cambiarse y finalmente reunirse con él en la cancha. Y hubiera podido hacerlo, hubiera llegado a tiempo de no ser por un detalle: cuando llegó a la casa después de reunirse con el médico, la abuela no estaba ahí. Primero decidió que se prepararía y esperaría a que la mujer volviera, pensando que tal vez estaba comprando algo o visitando a los vecinos, pero cuando la hora avanzaba y ella no volvía comenzó a preocuparse. Llamó a los vecinos sólo para asegurarse y vaya sorpresa se llevó cuando le dijeron que no sabían nada, que ella no estaba allí. Ahí fue cuando salió de la casa para buscarla, olvidándose el celular a causa de la preocupación, y por ese motivo no se había podido comunicar con Sunoo hasta que no regresó de la calle un buen rato después. La buscó durante casi una hora por los alrededores, sin éxito, quedando también en medio de la calle cuando la tormenta se desató.

Cuando ya no sabía dónde más buscar a la abuela decidió volver a la casa para llamar a la policía y reportarla perdida, y en cuanto puso un pie en la sala el teléfono comenzó a sonar. Llamaba una mujer para avisarle que había encontrado a su abuela perdida en el centro de la ciudad durante el aguacero, que ahora ella se encontraba en su casa y que por favor fuera a buscarla porque la anciana estaba nerviosa y no sabía cómo contenerla, tanto así que la abuela Park ni siquiera quiso aceptar las mantas y la taza de té que le ofrecía la dueña de casa. Y en ese punto del relato, Sunoo simplemente no aguantó más sin intervenir, ya no podía quedarse callado, por lo que aprovechó una pausa que hizo Sunghoon para preguntar una de las miles de dudas que tenía.

—¿Cómo llegó tu abuela hasta el centro? —Preguntó en un susurro, confundido.

—Quiso salir a buscarme y se desorientó —fue la respuesta de Sunghoon—. Es otro de los tantos síntomas de la demencia.

—¿Desorientarse? —Preguntó nuevamente, y Sunghoon asintió—. ¿O sea que es normal que salga y se pierda?

—Sí, aunque es la primera vez que no logra volver —respondió el mayor, suspirando—. Ya se había desorientado antes, pero siempre encontró la manera de regresar.

—¿Y a ti te lo dijo un médico o lo descubriste solo? —Cuestionó, temiendo la respuesta.

—Me lo dijo el médico cuando me convertí en el guardián legal de mi abuela —contestó Sunghoon, y Sunoo se sintió un poco aliviado—. Siempre supe todo lo que podía pasar, pero nunca había pasado nada tan grande hasta esta semana.

—¿Y qué más puede pasar? —Insistió, aprovechando que Sunghoon parecía dispuesto a saciar su curiosidad—. ¿Qué te dijo el doctor hoy? ¿Qué le preguntaste?

Sunghoon no respondió de inmediato, sino que suspiró antes de volver a hablar.

—No importa eso, Sunnie —dijo el mayor finalmente, y Sunoo se sintió terrible al notar lo cansado que sonaba—. Lo que importa es que la demencia es una completa mierda, y no puedo hacer nada, sólo ver cómo mi abuela empeora cada día.

—Hyung...

—Te seguiré contando, ¿de acuerdo?

Sunoo asintió con la cabeza aunque quería consolar al mayor porque sabía que por más que se pasara una vida entera diciendo cuánto odiaba la demencia senil, Sunghoon tenía razón al decir todo eso y no lograría hacerlo sentir mejor con nada de lo que dijera. ¿Y cómo podría animar a alguien si su propio estado de ánimo era igual de malo que el del rubio? Ver a Sunghoon tan deprimido hacía estragos en él, no tardaba en contagiarse, realmente odiaba saber que el mayor estaba sufriendo. Sunghoon entonces retomó la palabra y terminó de contarle que había ido a buscar a la abuela hasta la casa de esa mujer luego de llamar a Jake y pedirle prestado el auto. Después de agradecerle a aquella desconocida por el favor tan enorme que le había hecho llevó a la anciana de regreso hasta la casa, y una vez allí tuvo que obligarla a darse un baño con agua tibia, meterse a la cama con un montón de mantas encima y tomar un poco de sopa para recuperar el calor del cuerpo, y también le dio un calmante porque la mujer estaba ciertamente alterada después de tantos problemas. Y no fue hasta que no hizo todo eso que la abuela se durmió, recién en ese momento Sunghoon pudo buscar el móvil para hablar con Sunoo, y el resto de la historia el pelirrosa ya la sabía.

Para ese punto, Sunghoon estaba llorando de nuevo. No era ruidoso ni nada, realmente Sunoo no se hubiera dado cuenta si no hubiera visto las lágrimas silenciosas que caían por las mejillas del mayor en el momento en el que este se las secó con el dorso de la mano. Y no supo qué hacer, no sabía si debía abrazarlo o si debía dejarlo tranquilo, porque la única vez que lo había visto llorar Sunghoon estaba ligeramente ebrio y no quería que se acercara, pero la situación no podía ser más diferente que en ese instante en el que Sunghoon detuvo el auto en la primera esquina que encontró para poder sollozar en silencio ante la mirada llena de dolor del pelirrosa. Pero no hizo falta que pensara mucho más, pues por instinto llevó una mano al hombro de Sunghoon para darle una pequeña palmada, y antes de que lo hiciera Sunghoon ya había envuelto su mano con las dos de él, llevándoselas al regazo para acariciarla con un pulgar.

—El doctor dijo que ya no puedo hacerme cargo de ella —confesó entonces Sunghoon—. Me dijo que tengo que contratar a alguien o internarla en un asilo.

—Pero tú no puedes...

—No, no puedo —terminó el mayor por él, suspirando nuevamente—. No sé qué voy a hacer.

—Encontraremos una solución, hyung —dijo sin dudarlo, porque no sabía cómo, pero definitivamente ayudaría a Sunghoon como fuera—. Si le decimos a Jake hyung tal vez pueda aumentar tu sueldo o... no sé, pero algo se me ocurrirá.

—No, bebé, tú no tienes que pensar en nada —pronunció Sunghoon, dedicándole a Sunoo la sonrisa más triste que había visto en su vida—. Esta noche hablaré con mi familia... mi padre sabrá qué hacer.

—Per...

—No te preocupes por nada, Sunnie —pidió el mayor, mirándolo todavía con esa sonrisa tan triste—. ¿Ves por qué no te quería contar esto antes? Eres demasiado sensible, ya estás poniendo la boca de puchero de nuevo.

Sunoo sabía que Sunghoon había hecho ese comentario para aliviar la tensión del ambiente, que trataba de bromear para dejar de pensar en todo el asunto de la abuela, que no le gustaba verlo con un puchero en los labios y por eso trataba de hacerlo sonreír, pero había dicho algo más que cierto: Sunoo era terriblemente sensible, y toda la situación le dolía como si la abuela del rubio fuera también la suya. Dolía el doble porque no sólo quería a Sunghoon y odiaba verlo sufrir así, sino que también le había tomado un cariño inmenso a la anciana y detestaba que le estuviera sucediendo algo así. Pero sabía que Sunghoon no necesitaba que él se pusiera a llorar como un bebé en ese momento, sino que necesitaba que se mantuviera fuerte por los dos y le sirviera de apoyo, así que se obligó a volver a ser el Sunoo alegre y positivo de siempre, ese que tanto le gustaba a Sunghoon, y nuevamente le dijo que buscaría alguna forma de ayudarlo. Sunghoon sólo puso los ojos en blanco al decirle algo como "no tienes remedio", y después de soltar su mano, se limpió las lágrimas del rostro y se quedó en silencio para volver a conducir. Y por un buen rato ninguno de los dos habló, seguramente irían los dos demasiado perdidos en sus propios pensamientos como para decir algo, pero de todos modos Sunoo llevó una mano a la nuca de Sunghoon para acariciarle el cabello mientras el mayor manejaba, y como no obtuvo queja alguna, lo hizo hasta el final del viaje.

—Tuve que tomar todas las copias de la llave para que no pueda salir si es que se despierta —agregó Sunghoon pasado un rato—. Le dejé una nota pero confío en que dormirá hasta que regrese, duerme siestas largas.

—Tendrías que estar en tu casa cuidando de ella, ¿qué pasa si no encuentra la nota? —Preguntó en un murmuro, abrumado—. No era necesario que vinieras, con que me avisaras que estabas bien me alcanzaba...

—Créeme, la encontrará —aseguró el mayor—. Y sí era necesario, Sunoo. Me esperaste dos horas en la lluvia, ¿acaso me crees tan hijo de puta como para dejarte solo en una tormenta después de eso?

—¡N-no, no es eso! —Se apresuró a decir, temiendo hacerlo enojar—. Pero no hacía falta, si me decías podía subirme a un taxi o llamar a alguie...

—Me hacía falta a mí, ¿de acuerdo? —Lo interrumpió Sunghoon con un tono de voz que no aceptaba discusión—. Estoy teniendo la peor semana de mi vida y necesitaba verte para distraerme un poco de toda esta mierda que está pasando.

—Pero hyung, no... no entiendo... si ya se nos había agotado la hora del partido...

—¿El partido? ¿Pero de qué mierda estás hablando? —Preguntó el rubio, frunciendo el ceño—. Me importa una mierda el partido, Sunoo.

—¿Eh?

—Eres tan estúpido —se quejó Sunghoon, bufando—. ¿Es que no te das cuenta de nada, Sunoo?

—¿De q-qué debería darme cuenta? —Cuestionó tímidamente, sin terminar de captar la idea—. Si no me lo dices no... no entiendo, hyung. Perdón.

—¿Por qué siempre termino diciéndote algo cursi, maldita sea? —Bramó el mayor, poniendo los ojos en blanco—. Quería estar contigo para sentirme mejor, Sunoo. No sé cómo mierda lo haces, pero siempre haces que me sienta mejor.

—¿De verdad? —Preguntó, mordiéndose el labio para no sonreír con aquella confesión—. ¿Lo dices en serio?

—Sí, joder, sí —admitió Sunghoon con la vista fija en el camino—. Así que cierra la maldita boca y deja de decir estupideces, porque sí era necesario y sí hacía falta.

Al escuchar aquellas palabras, a pesar de todo, Sunoo sonrió. Pasó muy por alto las maldiciones de Sunghoon porque conocía lo suficiente al chico para saber que maldecía cada vez que estaba nervioso o irritado, y sabía bien de sobra que cada vez que sacaba el lado cursi del mayor, lograba ponerlo nervioso e irritado al mismo tiempo. Por eso ignoró todos los insultos y se quedó con la parte bonita y significativa de lo que acababa de escuchar: Sunghoon quería verlo porque cuando estaba pasando un mal momento, al estar con él se sentía mejor, y saber algo así era infinitamente reconfortante. Especialmente porque era mutuo; Sunoo siempre se sentía bien cuando estaba con Sunghoon, se sentía inmensamente feliz al enterarse de que su presencia tenía el mismo efecto sobre el mayor. Después de eso, los minutos restantes del viaje los pasaron en silencio, y rápidamente llegaron hasta la casa del menor. Sunghoon no esperó una invitación de parte suya sino que simplemente se bajó del auto y lo siguió, y Sunoo tampoco estaba por oponerse a algo que él también deseaba, de modo que en cuestión de minutos estaban los dos en el vestíbulo quitándose las zapatillas y chorreando agua en el suelo.

—¡Ya llegué! —Anunció Sunoo, sin obtener respuesta—. Parece que no hay nadie...

—¿No sabes dónde están? —Cuestionó Sunghoon, alzando una ceja—. ¿No te avisan?

—Mamá debió quedarse en casa de su amiga y papá en el trabajo por la lluvia —respondió, frunciendo el ceño mientras pensaba—. Noona sale en unos minutos de la pastelería pero no sé cóm...

Antes de que pudiera terminar de pronunciar la oración, su teléfono sonó desde el bolsillo de su pantalón. Al revisarlo se encontró con un mensaje justamente de Minjeong en el que su hermana le avisaba que se quedaría en el trabajo hasta que la lluvia parase porque no tenía paraguas y no quería andar en la calle en medio de una tormenta tan fuerte. A Sunoo le parecía de lo más prudente, aunque a Minjeong no la asustaban las tormentas como a él, no quería que su hermana estuviera metida debajo de tremenda tempestad. Y claro, tenía también una doble ventaja que la casa estuviera vacía a excepción de ellos dos, pero eso no quería admitirlo porque se sentía culpable de sólo pensarlo. En cuanto Sunghoon le preguntó por el mensaje se limitó a mostrárselo a modo de respuesta, y eso le bastó al rubio para acorralar a Sunoo rápidamente contra la puerta al colocar las manos a ambos lados de su cabeza.

—Eso significa que estamos solos —concluyó el mayor, acercándose hasta rozar sus labios pero sin besarlo—. ¿A qué hora volverán tus padres?

—Cuando... cuando acabe la tormenta, supongo —contestó, embobado al tener al rubio tan cerca de repente—. No sé cuándo será eso...

—Es suficiente para mí —murmuró Sunghoon antes de lanzarse sobre sus labios, presionando el cuerpo contra el suyo.

Sunoo no dudó en corresponder a aquel beso, abriendo un poco los labios para dejar que el mayor introdujera la lengua en su boca al profundizarlo, y jadeó en cuanto sintió cómo Sunghoon le rozaba el miembro con una pierna. No tardó en llevar las manos al cuerpo contrario, incapaz de saciarse de sentir la piel de Sunghoon en sus dedos, acariciándole la espalda y cintura sobre la tela de la camiseta que de tan mojada que estaba se le había pegado a todo el torso. Por supuesto, ya estaba duro en ese momento, y por la presión que sentía sobre un muslo, Sunghoon también lo estaba.

—V-vayamos a mi cuarto, hyung —pidió, separándose para respirar—. Aquí n-no.

—Vayamos al baño —sugirió en cambio Sunghoon—. Necesitamos una ducha caliente, ¿no crees?

Antes de que intentara responder, Sunghoon ya había tomado su mano y se encaminó escaleras arriba, llevándolo a él. Sunoo tampoco opuso mucha resistencia, igualmente, y lo siguió de cerca hasta el baño, porque de haber podido responder, hubiera dicho un rotundo <sí, sí lo creo>. Una vez que estuvieron en el cuarto de baño Sunoo se encargó de cerrar la puerta detrás de ellos y Sunghoon volvió al ataque, tomándolo del cuello con ambas manos para besarlo con la misma voracidad de siempre. Sunoo llevó las manos al pantalón de Sunghoon para bajarle la cremallera, y con algo de dificultad debido a que este también se había pegado a las piernas delgadas del mayor, finalmente logró bajarlo junto con el bóxer negro. Sunghoon lo imitó y no pasó mucho tiempo para cuando los dos se encontraban completamente desnudos y con el cabello hecho más bien un desastre, aunque poco les importó. Entonces se metieron juntos a la ducha, y mientras que Sunoo regulaba la temperatura del agua abriendo y cerrando los grifos, Sunghoon se había abrazado a su cuerpo por la espalda y se encontraba repartiéndole besos en la nuca y en los hombros, logrando sacarle más de un jadeo. Y apenas el agua estuvo tibia y aceptable Sunoo mandó la cordura al diablo y se dio la vuelta para apropiarse de la boca del mayor, tomándolo del trasero para acercarlo más a él y sentir cómo sus erecciones se rozaban. Empezó entonces con los movimientos circulares de siempre para crear esa fricción tan deliciosa al frotar su miembro contra el de Sunghoon, gimiéndole en la boca y deleitándose cuando el mayor hacía lo mismo, ahogando esos gemidos roncos en el beso.

Entonces Sunghoon llevó una mano a los dos miembros que se rozaban y los rodeó con ella, comenzando a masturbarse y masturbando a Sunoo al mismo tiempo. El pelirrosa, por su parte, presionó con fuerza los muslos de Sunghoon, separándose de la boca ajena para llevar los labios al cuello del mayor y comenzó a repartir besos suaves para no dejar marcas. El baño entero se lleno del sonido de los gemidos que los dos dejaban salir, combinándolos  con el ruido del agua cayendo sobre sus espaldas y la lluvia desde afuera que seguía sin detenerse. Sunoo no pudo contenerse y comenzó a simular embestidas a la mano de Sunghoon, aumentando la fricción, y hubiera seguido así hasta correrse si Sunghoon no lo hubiera soltado repentinamente.

—Vayamos a tu habitación —ordenó el mayor entre jadeos—. Te necesito, pero quiero hacerlo en una cama.

Sunoo asintió torpemente, medio aturdido todavía, y se apresuró en cerrar el grifo para salir de la ducha. Tomó una toalla para envolver a Sunghoon con ella pero el mayor apenas  le dio tiempo para hacerlo antes de saltarle encima, rodeando su cintura con las piernas. El pelirrosa tuvo que tomar al mayor de los muslos y aferrarse a él para caminar hacia su habitación cargando a Sunghoon, todo esto mientras que Sunghoon no soltaba sus labios, succionando y jalando con los dientes, dejando que los testículos chocasen contra la erección de Sunoo en el proceso. Cuando finalmente llegaron a la habitación, Sunoo apoyó la puerta empujándola dificultosamente con una pierna y se dirigió directamente a la cama para dejar caer a Sunghoon sobre esta, y antes de que intentara algo el mayor lo tomó de la nuca y atrapó sus labios nuevamente, incapaz de darle tregua. Como pudo se colocó a horcajadas sobre el mayor, poniendo una pierna a cada lado del mayor, sin romper nunca aquel beso que comenzaba a dejarlo sin aliento. Y una vez que se acomodó sobre Sunghoon supo lo que debía hacer: comenzó a frotar su trasero contra el miembro del mayor, haciéndolo gemir y gimiendo él también. El mayor llevó las manos a su trasero tomándolo con fuerza y separándolo un poco de modo que Sunoo acabó prácticamente masturbándolo con el trasero. Sentía cómo la erección del rubio se acercaba a su entrada y esta vez sí estaba preparado, tenía un pote de lubricante sin estrenar guardado en su cajón, de modo que en cuanto la necesidad de sentir a Sunghoon dentro suyo fue demasiado, le bastó con estirar una mano hacia la mesita de noche junto a la cama para tomarlo.

Sunghoon lo miró por unos segundos con una ceja alzada pero no dijo nada y se limitó a abrir el pote para untarse tres dedos con este, y tan rápido como lo hizo, llevó la mano hasta la entrada del menor. Introdujo primero un dedo sin dar muchas vueltas, y rápidamente inició con los típicos movimientos circulares a los que Sunoo se acostumbró después de unos minutos. <Otro> pidió, y Sunghoon acató la orden agregando el segundo dedo al que poco después lo siguió un tercero, y para cuando Sunoo estuvo listo lo que siguió a aquellos tres dedos fue la punta del miembro del mayor. Sin embargo, esta vez no fue Sunghoon quien controló la primera embestida, sino que Sunoo estaba autopenetrándose al sentarse a su propio ritmo sobre la erección ajena. Empezó despacio y con el ceño fruncido por la intromisión, y luego lo terminó rápido, sentándose de golpe y soltando un gemido de dolor al mismo tiempo que Sunghoon también gemía ronco. El mayor murmuró una queja por su brusquedad pero lo ignoró y se quedó quieto hasta que se acostumbró a la sensación, entonces comenzó a moverse un poco y Sunghoon se unió a él rápidamente, olvidándose de cualquier reclamo que hubiera tenido segundos atrás.

Sunoo se levantaba hasta casi liberarse por completo del miembro de Sunghoon, y entonces volvía a sentarse hasta chocar el trasero contra la pelvis del mayor. Literalmente, estaba montando a Sunghoon con cada uno de sus movimientos, y se sentía increíblemente bien. Sunghoon no se quedaba atrás porque además de moverse hacia arriba, embistiéndolo, llevó las manos por todo su torso y espalda, acariciando y arañando de a ratos, y luego terminó por detenerse en su miembro el cual envolvió con una de las manos para masturbarlo. Y aunque Sunoo quería inclinarse para besarlo, Sunghoon mantenía la mano libre contra su pecho, empujándolo de modo que se quedase erguido mientras lo cabalgaba, pellizcándole de a ratos uno de los pezones y ganándose así más y más gemidos de parte del pelirrosa. Sunoo decidió que dos podían jugar ese juego de modo que llevó las manos al pecho pálido de Sunghoon e imitó las acciones del mayor, acariciándolo y rasguñándolo primero, pellizcándole los pezones igual que él lo hacía después, y con eso lo que se ganó fue una mirada entre inquisitiva y burlona de parte del mayor. Sonrió ladino cuando Sunghoon alzó una ceja, tirando la cabeza hacia atrás inmediatamente después mientras soltaba un profundo gemido porque él mismo estaba logrando que el pene de Sunghoon lo tocara justo ahí, y se sentía delicioso, y no le faltaba mucho para correrse.

De un segundo a otro sintió los brazos de Sunghoon rodeándole la espalda, y al regresar la vista hacia adelante estaba cara a cara con el mayor quien obviamente se había incorporado hasta quedar sentado debajo de él. Sunoo apenas tuvo tiempo de sonreírle una vez más antes de que Sunghoon le devorara los labios de nuevo, ante lo cual el pelirrosa tuvo que corresponder a aquel beso con ahínco mientras que le rodeaba el cuello al mayor y seguía con las embestidas por su propia cuenta. Rebotaba el trasero sobre el miembro del rubio, levantándose y sentándose con fuerza, cayendo sobre el pene de Sunghoon con un ruido tan sucio que podría causarle una nueva erección de tan excitante y sugerente que era. Sunghoon estaba tan pegado a su cuerpo que podía sentir cómo su erección se frotaba contra el abdomen del mayor, y sabía que en unos pocos minutos estaría corriéndose sobre la piel lechosa del estómago de Sunghoon, manchándolo con su propio semen. Aquella imagen mental era enloquecedora, al igual que el ritmo con el que Sunghoon estaba embistiéndolo en ese momento, y él no iba a quedarse atrás, sino que inició con esos movimientos circulares que lograban poner a Sunghoon de rodillas. Y tal como esperaba, en cuanto comenzó a hacerlo, prácticamente bailando sobre la dureza del mayor, no sólo lo hizo gemir fuertemente sino que lo hizo correrse dentro suyo. Y la intensidad del orgasmo de Sunghoon fue tal que el chico soltó el gemido más agudo y prolongado que Sunoo recordaba haberle escuchado.

—Joder —pronunció Sunghoon, siguiendo con las embestidas—. Lo haces malditamente bien, bebé.

Sunoo sonrió victorioso porque lo sabía, diablos, claro que lo sabía. Y siguió follándose al sentarse y rebotar sobre Sunghoon, gimiendo porque estaba peligrosamente cerca, y Sunghoon pareció notarlo porque llevó una mano a su miembro y comenzó a bombearlo con fuerza, muy rápido, y le susurró al oído esas palabras que siempre lograban poner demasiado a Sunoo "córrete para mí, mi amor, córrete ahora". Si Sunghoon se lo pedía de esa manera, ¿cómo podía él decirle que no? Con un último movimiento brusco se levantó hasta que quedó nada más el glande de Sunghoon dentro suyo y se dejó caer de golpe nuevamente, y en cuanto Sunghoon presionó la punta de su miembro logró que finalmente se corriera con un gemido muy escandaloso, manchando el abdomen de ambos. Sunoo jadeó al dejar caer la frente sobre el hombro de Sunghoon, y sonrió cuando sintió un beso suave cerca de la oreja. Recién entonces Sunghoon salió de él y se dejó caer en la cama, llevando a Sunoo consigo, de modo que el pelirrosa quedara sobre el mayor. Sus corazones latían a mil por segundo y sus respiraciones agitadas hacían que ambos pechos se inflasen y desinflasen exageradamente, pero Sunoo no podía imaginar un momento en el que se sintiera más a gusto que ese. Por esa sensación tan buena, por estar tan relajado y satisfecho luego de hacer el amor con Sunghoon, y simplemente porque estaba seguro de lo que sentía por ese chico, abrió la boca:

—Hyung —pronunció para llamarle la atención—, te amo.

—Yo también, Sunnie —dijo Sunghoon sin un ápice de duda después de un silencio corto—. Yo también.

Sunoo sonrió complacido, y se ruborizó como un estúpido. Hundió el rostro en el pecho de Sunghoon y suspiró de placer cuando el mayor llevó una mano a su espalda y la subió lentamente hasta su nuca, llegando a su cabello para acariciarlo, después de que se hubieran tapado los dos con una sábana. No había pensado mucho al momento de decirle eso a Sunghoon, y por ende no se había esperado para nada esa respuesta, pero qué cálido se sentía por dentro después de escucharlo. Entonces se escuchó algo más, un ruido que no había sido producido ni por Sunoo ni por Sunghoon, y los dos chicos se tensaron porque eso había sonado demasiado cerca de ellos. Fue un sollozo que provenía de la puerta, y cuando ambos levantaron la vista, Sunoo temiéndose lo peor, se encontraron con los ojos rojos y llorosos de Minjeong, mientras que la chica se cubría la boca luego de ser descubierta espiándolos. Sunoo, aterrado, se separó de Sunghoon como si el cuerpo del chico de repente quemara más que la lava, y miró a su hermana con los ojos abiertos como platos. Comenzó a negar frenéticamente con la cabeza mientras que se ponía en pie y se tapaba con una camiseta que levantó del suelo, con intenciones de acercarse a ella.

—N-noona, y-yo... n-no... —Balbuceó, incapaz de pronunciar una sola palabra—. D-dios, n-no... n-noona...

—No te acerques —rogó ella con la voz quebrada, negando también con la cabeza a la vez que retrocedía para alejarse de él—. Por favor, no te acerques.

—D-déjame expli-plicarte... —Suplicó, sintiendo los ojos arder por las lágrimas que amenazaban con salir en cualquier momento, dando pasos más pequeños hacia ella—. T-te juro que... y-yo... no... yo no... Sunghoon h-hyung y yo...

—¡Para, por favor, para! —Pidió entonces su hermana, dándole un puñetazo en el pecho—. ¿Cómo pudiste? ¿Cómo pudieron?

—Noona, p-por favor...

—Basta, Sunoo —dijo de repente Sunghoon, colocando una mano sobre su hombro—. Ella no quiere escucharnos ahora.

—¡Y tú, maldito hijo de puta! —Bramó la chica, dirigiéndose a Sunghoon, golpeándolo repetidas veces al igual que había hecho con Sunoo—. ¡Eres un monstruo! ¡Vete, vete de aquí y no vuelvas! ¡No vuelvas nunca más, Park Sunghoon!

—N-no, noona, espera —soltó Sunoo tratando de tomar a la chica del brazo, pero ella se zafó y siguió golpeando a Sunghoon, quien la miraba sin cambiar la expresión—. Por favor, cálm...

—Minjeong, escúchame un segundo —interrumpió Sunghoon, tomándola a la chica de las muñecas, y miró por un instante a Sunoo—. No te enojes con Sunoo, ¿de acuerdo? Todo esto es mi culpa, yo la jodí en grande, ódiame a mí, pero no te enojes con él.

—¡No me digas qué hacer, bastardo! —Escupió Minjeong, forcejeando para soltarse—. ¡Te dije que te fueras, qué estás esperando! ¡Vístete y vete de una maldita vez!

Sunghoon suspiró y soltó las muñecas de la chica antes de acatar la orden que le había sido impuesta, y mientras que ambos hermanos Kim seguían llorando y lo observaban, tomó ropa de Sunoo para vestirse rápidamente. Minjeong murmuraba cosas, todas las conclusiones y verdades que venía a descubrir recién ahora. "Ahora todo tiene sentido", era una de las cosas que decía. "Por eso salían cada fin de semana", y demás cosas que el pelirrosa no quiso seguir escuchando porque era demasiado doloroso. Él, por su parte, no sabía qué hacer ni qué decir, estaba tan sorprendido, horrorizado, deprimido, arrepentido y miles de emociones más, estaba sintiendo y pensando tanto en ese momento que temía que la cabeza iba a estallarle en cualquier momento. Por eso simplemente se quedó callado y lloró en silencio mientras que Sunghoon se vestía, sin sentirse capaz de siquiera dirigirle una mirada a su hermana. Y en cuanto el rubio terminó de vestirse, Minjeong volvió a la carga, gritándole que tenía que irse y empujándolo fuera de la habitación. Sunoo hubiera querido tener la oportunidad de despedirse de Sunghoon y decirle cientos de cosas, pero sabía que no la tendría porque ni siquiera la merecía, por lo que lo último que pudo compartir con el chico fue una mirada que trató de hacer tan expresiva como la de Sunghoon. En esos ojos negros no pudo descifrar qué estaba oculto porque había demasiadas palabras que no pudieron ser dichas, y temió que su propia mirada almendrada se viera igual de confusa y perdida y que Sunghoon no hubiera podido leer lo que trataba de decirle. En realidad, ni siquiera estaba seguro de qué quería decirle al mayor de todos modos, así que poco importaba ya.

Cuando quedó solo en su habitación podía escuchar con facilidad que Minjeong y Sunghoon estaban discutiendo escaleras abajo, aunque no lograba entender nada de lo que decían, tal vez por lo mucho que le dolía la cabeza a causa de lo mucho que estaba llorando. Tratando de ignorar el argumento entre los dos mayores, se vistió con lo primero que encontró y se dejó caer en la cama, pensando en cómo en una fracción de segundo todo se había ido al mismísimo infierno. Había perdido a Sunghoon y a Minjeong de un sólo golpe, y aunque siempre supo que eso podía pasar en cualquier momento, había llegado a convencerse de que siempre iban a lograr salirse con la suya porque siempre eran tan cuidadosos y Sunghoon siempre era capaz de mentir y escapar de cualquier problema. Pero en ese momento vio que estaba muy equivocado al pensar que nunca los descubrirían, y se sentía tan mal por todo lo que estaba sucediendo que ni siquiera era capaz de llorar para desahogarse, ¿cómo había sido tan estúpido como para pensar que esa historia iba a tener un final feliz?

Continue Reading

You'll Also Like

73.1K 7.6K 28
Sunghoon cayó en los encantos de aquel sirviente. →Sunghoon top/ Sunoo bottom →omegaverse, humor, romance, soft →capitulos cortos Esta historia NO ES...
13.1K 875 8
❝¿harías eso por mí, bebé?❞ ❝ todo por papi ❞ ★ adapt ! ©louiskt
44.2K 2.8K 7
Donde SungHoon folla a Sunoo todos los días. ➽───────────────❥ ๛ 7 capítulos ๛ SungSun ๛ Smut ๛ Esta es una adaptación de @Mxknaer, todos lo cré...
10.6K 1K 11
Sunghoon nunca pensó que cuidar a su novio embarazado sería tan difícil. ── ୨ৎ ── 𖥻 𝗮𝗱𝗮𝗽𝘁𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻! 𖥻 𝘀𝘂𝗻𝗴𝗵𝗼𝗼𝗻 + 𝘀𝘂𝗻𝗼𝗼 𖥻 𝗰𝗿𝗲...