La aldea donde aparecieron era un lugar humilde y apartado, con una docena de casas sencillas que tenían techos de paja que se mezclaban con el paisaje natural. El aire está lleno del sonido de animales domésticos, como cabras y gallinas que vagaban libremente por los caminos de tierra, y un par de caballos que pastaban en los alrededores.
Adam, al ver el pueblo, lo reconoció de inmediato. Es el lugar donde su madre vivía antes de fallecer.
La nostalgia y el recuerdo de su madre lo invadieron y comenzó a contarle a la pelirroja y a Caleb la historia de cómo ella murió sin poder recibir atención médica adecuada.
Nicollete lo observaba.
- ¿Esta tragedia personal fue el motivo que te impulsó a querer aprender y ayudar a los demás? ¿Por eso estudias en secreto los libros del medico de tu aldea?- preguntó ella mientras caminaban los tres entre las casitas de madera y paja.
-si..y aquí me dijeron que mi abuela fue una gran bruja..mi madre no heredó su magia pero yo...yo si..- admitió.
Nicollete asintió.
-tu linaje se remonta a los Morgana. La bruja Morgana vivía en un lago, tenía una debilidad por los reyes sin corona. - masculló con deje divertido - si, tu tienes magia en la sangre, con el aprendizaje correcto puedes ser un gran sanador...- ella guardó silencio.
-que hay de mi casa? Mi hermana.. El sacerdote harán que vayan mi casa y..- preguntó de golpe Adam.
Nicollete movió la mano restándole importancia.
- tu familia estará protegida, si quieren buscarlos simplemente se les borrará de la memoria donde están y a todos les pasará lo mismo- anuncio ella.
-¿que? Cómo?..- preguntó Caleb rápidamente.
-dejé protegida a tu familia con un sello de evasión...- dijo ella.
-¿porque no me dijiste antes? - quiso saber Adam entre aliviado y molesto por no saberlo antes.
-no pensé que tuviéramos que dejar la iglesia de esa forma...debí decirte- dijo ella con calma.
Siguió caminando sin ver si ellos la seguían.
Caleb cogió del brazo a su amigo.
-¿le crees? No vas a preguntar nada más?- inquirió enojado.
-le creo..por qué preguntaría...
-ella estaba en el infierno..ella tiene magia demoniaca pura corriendo por sus venas y vas a aceptar asi de fácil que tu familia esta protegida porque ella lo dice?- espetó en un susurro bajo Caleb.
Adam lo miró.
-suenas como la iglesia. Ella no es un demonio...
-¿cómo lo sabes? Sólo porque tiene alas de angel es un puto angel? Estaba en el trono de un ser infernal poderoso..los seres del infierno no van a obedecer a un angel!
- yo no soy angel, Caleb.- sentenció la pelirroja que se habia detenido sin que ellos se percataran y estaba de pie frente ellos varios metros más allá.
Ambos la miraron ofuscados.
-tampoco un demonio. -agregó y se acercó a ambos mirando a Caleb con una sonrisa retadora. - tu no quieres confiar en mi, lo entiendo. Tu magia esta dormida y la de tus amigos no..eso enojaría a cualquiera, pero yo no tengo la culpa...
El murmullo de las personas en la aldea los interrumpió.
Las pocas personas que habían visto a los tres visitantes reconocieron a uno de ellos, la voz de que el joven curandero habia vuelto se corrio en silencio y la señora mayor, la partera de la aldea llegaba con un chillido tan rapido como lo permitían sus reumáticas rodillas par abrazar a Adam y no soltarlo hasta que éste aceptara quedarse la celebracion de la luna nueva que seria la noche siguiente.
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Debido a esta falta de influencia religiosa, los habitantes del pueblo habían preparado una celebración especial para la luna nueva y cuando de pronto habían reconocido.
La luna nueva es un momento importante en el ciclo lunar, un reinicio, y para la gente del pueblo, es una oportunidad para reunirse, compartir comida y bebida, y celebrar la vida en comunidad.
Ahora ademas celebrarían la visita del joven sin preocuparse por su amigo o la pelirroja que lo acompañaba.
La pelirroja sentia la magia latente en el joven, cualquier persona o animal que se propusiera sanar lo haría. La magia de los Morgana salía a flote en el joven en cada gesto, en cada sonrisa. Era decidido y fuerte, le preocupaban los demas demasiado.
El deseaba genuinamente ayudar a todos, por eso la magia en él fluía de forma natural.
Pero tener el poder de sanar tenia otro lado. También podia matar. Y eso no se lo diría.
Lo descubriría tarde o temprano.
La aldea es un lugar remoto y aislado, donde la religión y las influencias externas no han llegado aún. La gente del pueblo vivía de manera sencilla y tradicional, sin las complicaciones y las estructuras que se encuentran en lugares más desarrollados. Aun la aldea de Adam era mas estructurada con su plaza mercadillo y claro, la famosa iglesia y erigida ahí. Estaba más cerca de Paris y está aldea, pueblo o como llamarían un sitio con menos de veinte chozas de paja? A lo sumo treinta y cinco personas entre ellos una docena de niños.
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Elise y Laurent se movían con discreción en la granja, intentando pasar desapercibidos en medio de la actividad cotidiana. Sin embargo, no podían evitar escuchar los rumores y las conversaciones que se tejían en el aire. La noticia de que Adam, Nicollete y Caleb habían escapado se había extendido rápidamente, y la gente hablaba de ello en voz baja.
Según los rumores, tres seres demoniacos habían salido de las cuevas bajo la iglesia y habían huido al ver el fuego de Dios, que había sido invocado por el sacerdote y las monjas. La gente temía que estos seres fueran una amenaza para la comunidad, una aire de desconfianza flotaba en la aldea, cualquiera podria ser un brujo o tener pacto con el demonio. Y todos estaba deseosos de denunciar y presenciar una muerte ante el juicio devino de la iglesia.
Elise y Laurent se miraron entre sí, preocupados por la posibilidad de ser interrogados por el sacerdote o las autoridades. Sin adentrarse en el pueblo solo se habían acercado para escuchar los chismes, sin dejar que los notaran. La incertidumbre y el miedo se apoderaron de ellos, todavia no sabian como era que nadie los había visitado para interrogar.
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La fiesta se desarrollaba en un claro del bosque, rodeado de árboles altos y sombríos que parecían bailar al ritmo de la luna nueva. En el centro del claro, una gran fogata ardía con fuerza, iluminando a los aldeanos que se habían reunido para celebrar. La música era simple, pero llena de vida, y provenía de un grupo de instrumentos rústicos: un tambor de madera, un laúd de cuerda y una flauta de hueso.
Los aldeanos bailaban alrededor de la fogata, sus pies descalzos golpeando el suelo con ritmo. Las mujeres llevaban vestidos de lana y lino, con flores silvestres en el cabello, mientras que los hombres vestían túnicas de cuero y pantalones de lana. Todos se movían con alegría, sus rostros iluminados por el fuego y la luna.
Varias niños se acercaron a la pelirroja que estaba apartada comiendo una hogaza de pan.
-baila con nosotros! - llamaron halandola hacia donde todos bailaban.
Ella quiso negarse pero se vio arrastrada por la ola de gente que se movia con alegria y confianza, tomándose de las manos, algunos tarareando algo, sin tropezar el ritmo contagioso.
Adam la miraba mientras terminaba su bebida, los musicos comenzaron a llevar el ritmo con las manos, convirtiendo la musica en aplausos ritmicos y constantes, que los bailarines usaron para marcar sus pasos con pasion y risas.
Caleb a su lado aun estaba ceñudo. Pero Adam se amarro el cabello en una diminuta cola y se animó a entrar entre el grupo que bailaba alcanzando a la pelirroja. Notó como ella descalza como los demás disfrutaba bailar y el estar en una comunidad que emocionada compartía este sentimiento de alegria y union.
Sus ojos grises reflejaban la luz de las llamas y cuando le atrapo la mano se vio arrastrado por el baile.
En medio de la danza, Adam se acercó a Nicollete, tomando su rostro entre las manos, detendiéndo el baile y la besó.
Apenas un roce de labios, suficiente para sentir el calor del aliento del otro. Ella lo miró dando un paso atras.
Adam parpadeo confuso.
-lo siento! No quise..fue un error! - dijo rápidamente.
- fue un error....- consintió ella -no me conoces Adam..estoy loca y tu eres muy decente para mi- dijo ella con rapidez.
-lo se..- replicó Adam
Causando que ambos se miraran con gesto incredulo y se echaron a reir.
La risa se mezcló con la música y el baile, creando un ambiente de alegría y libertad.
Mientras tanto Caleb los habia estado observando mientras, las bebidas corrían libremente: cerveza casera y vino de frutas silvestres. Los aldeanos se reían y cantaban, disfrutando de la compañía mutua y la celebración de la luna nueva. La noche era joven, y la fiesta apenas comenzaba. La fogata seguía ardiendo, iluminando a los bailarines y creando un ambiente mágico en el claro del bosque.
Caleb con una rabia creciente dejó la aldea y se adentro entre los arboles para recostarse contra un tronco para dormir, sin dejar de pensar que si su magia estuviera presente seria mas poderoso de Adam y Nicollete lo miraría de forma diferente, ya habia notado como ella le echaba vistazos, pero eran de recelo.. No como miraba a Adam, con confianza..no la pelirroja desconfiaba de él porque su magia estaba dormida.