— ¿No que ya estaban aquí?—le pregunté en voz baja a Sook, un poco avergonzada de que Seunghan nos escuchase y supiese que cada vez que salíamos esperábamos alrededor de una hora a que se apareciesen los amigos de mi mejor amiga.
— Cuando salí de mi casa me dijeron que ya venían en camino, por eso creí que ya estarían aquí. Ellos viven más cerca.—Sook chasqueó la lengua y sacó su celular para revisar los mensajes de sus amigos.— No han mandado nada... Voy a llamar a Junseok.—asentí ligeramente, volteándome hacia Seunghan. Le sonreí, acercándome a él, y me coloqué a su lado.
— ¿Y tus amigos?—chocó su hombro con el mío.
— Ya vienen en camino.—respondí, mirando a Sook.
— ¿Y qué es lo que hacen aquí?—Seunghan se cruzó de brazos, observando a la gente que pasaba frente a nosotros.
— Comer y dar una vuelta por el lugar. A veces vamos al cine.—me encogí de hombros.
— Suena divertido.
— ¿En serio?—Hong asintió.— No mientas, estoy segura de que has hecho cosas mucho más divertidas que esta.
— Si con divertido te refieres a beber alcohol en un lugar lleno de gente y tener relaciones con desconocidos...—me miró de reojo.— Te puedo asegurar que no es tan divertido como todo el mundo lo hace parecer, para nada.
— Así que has hecho todo eso, ¿eh?—enarqué una ceja.— No me sorprende, con esa cara... De seguro has tenido muchas conquistas.
— No tantas como crees. —Seunghan sonrió de lado, jugueteando con el anillo en su dedo pulgar.— Pero sí, algunas.
— ¿Algunas? —repetí, entrecerrando los ojos.— Eso suena a muchas, sólo que lo dices de una forma que no suene tan escandalosa.
— ¿Y por qué te interesa tanto? ¿Acaso estás celosa, Hyorin?—Seunghan inclinó la cabeza hacia mí, con una expresión divertida.— ¿Y qué quieres decir con "esa cara"?
— ¿Celosa? Por favor.—bufé, rodando los ojos.— Sólo estoy interesada porque tú sabes muchas cosas sobre mí, pero yo no sé nada sobre ti.—lo empujé con el hombro, imitando lo que él había hecho anteriormente.— Me gustaría conocer más sobre ti... Ya sabes, sobre la persona que eres cuando no estás trabajando.—articulé, evitando responder la última pregunta que había hecho.
— ¿Quieres conocerme?—preguntó, observándome con esa mirada que no lograba descifrar del todo.
— Sí.—dije segura. Quería conocerlo.
Seunghan se quedó en silencio por unos segundos.
— ¿Por qué?—pronunció finalmente.— ¿Por qué quieres conocerme?
Ladeé la cabeza, sin entender muy bien su pregunta. ¿Necesitaba una razón para querer conocer a alguien? Abrí los labios, pero antes de que pudiese responderle, la voz de Sook nos interrumpió.
— No me contestó el pedazo de popó.—mi mejor amiga se acercó a nosotros y torció la boca.— ¿Ya nos vamos a comer o los esperamos otro rato?
— Vamos a comer.—respondí cuando ambos me miraron. En otra ocasión hubiese dicho que esperáramos un poco más, pero Seunghan estaba con nosotras y no quería hacerlo esperar.— Que nos alcancen allá.
Sook asintió y comenzó a caminar delante de nosotros. Yo estaba a punto de seguirla cuando sentí un leve tirón en mi muñeca. Me giré y encontré a Seunghan mirándome con intensidad.
— Aún no me respondes.—dijo en voz baja.
— ¿Sobre qué?
— ¿Por qué quieres conocerme?—repitió, sin soltarme. Solté una pequeña risa.
— ¿Siempre eres así de complicado?
— Sólo cuando algo me intriga.—mi sonrisa se desvaneció un poco. Seunghan realmente quería una respuesta. Me mordí el labio, pensativa.
— No sé.—confesé.— Simplemente... Hay algo en ti que me da curiosidad.
Seunghan me sostuvo la mirada por unos segundos más, como si analizase mis palabras. Luego, sin decir nada más, soltó mi muñeca y se encogió de hombros.
— Supongo que eso es suficiente por ahora.—puse los ojos en blanco y le di un suave empujón antes de girarme para seguir a Sook.
— Vamos, creo que Sook no se dio cuenta de que no vamos con ella.
Seunghan no respondió, pero escuché sus pasos siguiéndome de cerca. Cuando llegamos, Sook ya nos estaba esperando frente a la entrada del restaurante.
— El lugar está más lleno de lo normal.—nos comentó, señalando el interior del establecimiento.— ¿Y si mejor vamos a otro lugar? Uno con menos gente.
— No sé...—apreté los labios y llevé la mirada al lugar. Habían un par de mesas libres, pero en verdad estaba lleno de personas, principalmente de familias y grupos de adolescentes.
No quería estar rodeada de tanta gente pero no dije nada, porque, ¿y si los chicos realmente querían comer ahí o no les importaba la gente? No quería que cambiásemos nuestro plan sólo por mí.
— Vayamos a otro restaurante.—Seunghan contestó.— Aquí no podremos conversar cómodamente.
— Tienes razón... Hay que comer en otro lado.—Sook estuvo de acuerdo.— Vamos, busquemos un lugar barato.
Abrí la boca para responder, pero en ese momento, una voz familiar interrumpió nuestra conversación.
— ¡Ya llegamos, bastardos! —Junseok apareció de la nada, soltando una carcajada mientras le daba una palmada en la espalda a Seunghan.— Ah, ¿un nuevo amigo? ¿Qué tal?
Mi atención, sin embargo, se desvió en cuanto mis ojos encontraron a Donghwa.
Él llegó justo detrás de Junseok, metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta. Se veía increíblemente bien, como siempre, con su expresión relajada y su postura despreocupada.
— Perdón por la tardanza. Culpa de Junseok, como siempre.—dijo con su voz grave y tranquila, mirándome de reojo por un breve segundo.
Ese sólo instante hizo que mi corazón diese un pequeño brinco. No debía reaccionar así, pero era inevitable. Había algo en él que siempre lograba atraparme.
— Oye, oye, no me eches la culpa. Fuiste tú quien se tardó eligiendo qué chaqueta ponerte.—refutó Junseok, cruzándose de brazos. Sook resopló.
— Son unos inútiles.
— Y aún así nos quieres.—respondió Junseok con una gran sonrisa. Luego dirigió su mirada a Seunghan.— ¿Entonces quién es él? ¿Tu novio secreto, Hyorin?—sentí cómo el calor subía a mis mejillas de inmediato.
— No, no... Es mi amigo.—balbuceé tímidamente.
— Cállate, idiota, no la molestes.—Sook lo golpeó en el brazo, fulminándolo con la mirada.
— Preséntate.—le ordené a Seunghan, tocándole el brazo e intentando que la atención se fuese hacia él.
Noté que Donghwa me observaba con una ligera sonrisa en los labios. No era burlona como la de Junseok, sino más discreta, como si le divirtiese mi reacción.
Seunghan, por su parte, sólo sonrió con diversión.
— Soy Hong Seunghan, es un gusto conocerlos.
— Yo soy Oh Junseok y este tonto de acá es Yang Donghwa.—le sonrió.
— ¿Podemos ir a comer ya?—Donghwa intervino, desviando la mirada y pasándose una mano por el pelo.— Me estoy muriendo de hambre.
Sook rodó los ojos y les dijo que íbamos a comer en otro lugar.
Sin decir más, nos encaminamos por los pasillos del centro comercial. Mientras caminábamos, sentí un leve roce en mi brazo y giré la cabeza para encontrarme con la mirada de Donghwa sobre mí.
— ¿Y qué me cuentas?—preguntó en voz baja, lo suficiente para que sólo yo lo escuchase. Siempre hacía eso, se acercaba a mí y trataba de iniciar una conversación conmigo.
— Nada.—hablé en voz baja y aparté la mirada de la suya rápidamente.
Pero nunca lo lograba.
Donghwa dejó escapar una leve risa ante mi respuesta evasiva, pero no insistió. Aun así, permaneció a mi lado mientras avanzábamos por los pasillos, lo suficientemente cerca como para que nuestros brazos se rozasen de vez en cuando.
Intenté concentrarme en la conversación de Sook y Junseok, quienes discutían sobre qué restaurante elegir, pero era imposible ignorar la presencia de Donghwa. Él siempre encontraba la forma de acortar la distancia entre nosotros, aunque fuese con simples palabras.
— ¿Por qué siempre eres así de esquiva conmigo?—murmuró de repente, inclinándose apenas hacia mí.
— No sé de qué hablas.—respondí, fingiendo indiferencia.
— Claro que lo sabes.—replicó con tranquilidad, una sonrisa apenas visible en su rostro.
Me mordí el labio y aceleré un poco el paso, tratando de adelantarme, pero él hizo lo mismo.
— Hyorin.—me llamó en voz baja.
No tuve que mirarlo para saber que aún me estaba observando. Mi corazón latía un poco más rápido de lo normal, como siempre que Donghwa me hablaba de esa manera, como si estuviésemos en nuestra propia burbuja, ajenos al resto del grupo.
Pero entonces, sin previo aviso, sentí una mano sujetando suavemente mi muñeca. Me detuve de golpe y parpadeé, sorprendida, encontrándome con la mirada seria de Seunghan.
— ¿Estás bien?—su voz fue tranquila, pero había algo en su expresión que me hizo sentir una extraña calidez.
Donghwa se quedó en silencio a mi lado, observándonos con el ceño apenas fruncido.
— Sí.—respondí, sin saber muy bien por qué me sentía tan nerviosa de repente— ¿Por qué no lo estaría?—Seunghan sostuvo mi mirada por unos segundos más antes de soltar mi muñeca con un suspiro.
— No lo sé. Sólo parecías incómoda.
No supe qué decir. No estaba incómoda... ¿O sí?
Antes de que pudiese decirle algo, Junseok nos llamó desde unos metros más adelante.
— ¡Hey, apúrense! Encontramos un lugar para comer.
Seunghan asintió y comenzó a caminar sin decir nada más. Yo me quedé en mi sitio por un segundo, sintiendo un extraño vacío donde antes estaba el roce de su mano en mi muñeca.
— Parece que le caigo mal.—comentó Donghwa de repente, sin mirarme.
— ¿Seunghan? No seas dramático, es sólo...—hice una pausa, sin saber cómo describirlo exactamente.
— Protector contigo.—terminó Donghwa por mí, con una sonrisa ladeada.
No respondí.
Porque quizás tenía razón.
(...)
— Nosotros tres estuvimos en la misma preparatoria. Ahí fue donde comenzó esta bella amistad.—Junseok pasó sus brazos por los hombros de Sook y Donghwa, atrayéndolos contra su cuerpo.— ¿Ustedes cómo se conocieron?—preguntó, mirándonos a Seunghan y a mí.
Maldije internamente, no había pensado en una historia creíble para contarles.
— Seunghan es mi vecino.—dije lo primero que se me vino a la mente y quise darme un golpe en la cara.
Sook frunció el ceño, percatándose de mi mentira.
— Creí que habías dicho que era el hijo de una conocida de tu madre.—alzó una ceja y se cruzó de brazos.
— Y lo es. La conocida de mi madre es la vecina.—solté una risa nerviosa.— Su... Su madre y la mía hacen manualidades una vez a la semana en mi casa, y Seunghan siempre la acompaña. Por eso nos conocemos.
Sook frunció aún más el ceño, como si algo no terminase de encajarle, pero por suerte, Junseok cambió de tema rápidamente, comenzando a hablar sobre una chica que había conocido en sus clases de inglés.
— ¿Manualidades?—Seunghan me susurró, aprovechando la distracción de los otros tres.— No eres muy buena mintiendo, ¿ya te lo habían dicho?
— Cállate.—tomé una papa frita y se la metí en la boca, haciéndolo reír.
Seunghan masticó la papa frita con una sonrisa divertida, mirándome con un brillo travieso en los ojos.
— ¿Así es como me haces callar?—murmuró.
— Si funciona, sí.—crucé los brazos y lo miré con fingida seriedad. Él soltó una risa baja y negó con la cabeza antes de llevarse otra papa frita a la boca, esta vez por su cuenta.
— Voy al baño.—Sook avisó, poniéndose de pie.
— Te acompaño.—dije limpiándome las manos para pararme también, no quería quedarme sola con esos tres. Pero Sook me lo impidió.
— No, quédate aquí... Me voy a cambiar el tampón, así que puede que tarde un poco.—eso último me lo dijo al oído. Asentí resignada y la miré irse.
— Entonces, Seunghan.—Donghwa rompió el silencio que se había formado entre nosotros después de que Sook se fuese, apoyando un codo sobre la mesa.— Si te la pasas tanto en casa de Hyorin, ¿entonces ya conociste a sus padres?
Casi escupo la soda que acababa de beber. Miré a Donghwa con los ojos muy abiertos y luego dirigí una mirada fugaz a Seunghan, quien, para mi sorpresa, no pareció inmutarse.
— Sí, claro.—respondió con naturalidad, limpiándose las manos con una servilleta.— Son muy amables.
— ¿Ah, sí?—Junseok sonrió con diversión.— Entonces te aprobarían como yerno si algún día quisieras salir con Hyorin.
— ¿¡Qué!?—mi cara ardió al instante.
— ¿Qué?—Seunghan repitió al mismo tiempo, aunque su tono sonaba más curioso que sorprendido. Junseok se encogió de hombros, como si acabase de hacer el comentario más normal del mundo.
— Digo, es obvio que se llevan bien. Tienen química.—sentí cómo mi cara se ponía aún más roja.
— No digas tonterías.—farfullé, mirando hacia otro lado.
— ¿Tonterías?—Donghwa sonrió ligeramente y apoyó la barbilla en su mano.— No parece una mala idea.
Mis ojos se abrieron aún más, y esta vez, Seunghan sí reaccionó, aunque de una manera inesperada.
— No sé, Hyorin no parece muy interesada en mí de esa manera.—se encogió de hombros, lanzándome una mirada enigmática.
Mi estómago se revolvió ante sus palabras. No supe si lo dijo en serio o sólo para seguir con la broma, pero de cualquier forma, no pude evitar sentir una punzada en el pecho.
— ¡Qué aburridos son!—protestó Junseok, riéndose.— Sólo era una broma.
— Qué broma tan estúpida.—gruñí ,tomando mi refresco para darle un gran trago.
Seunghan sonrió, relajado, y volvió a tomar otra papa frita, como si nada hubiese pasado.
Rodé los ojos, dándome la vuelta para mirar por donde se había ido Sook. Esperaba que no tardase mucho tiempo.
— ¿Te enojaste, preciosa?—Donghwa se colocó frente a mí.
— No estoy enojada.—dije, ignorando la manera en la que me había llamado y lo que eso había provocado en mí, y me llevé el vaso de refresco a los labios nuevamente.
— Mentirosa.—murmuró, inclinándose un poco más hacia mí.— Tu cara lo dice todo.
Mi mano se tensó alrededor del vaso. Me molestaba que Donghwa creyese que podía leerme tan fácilmente, que creyese que me conocía cuando en realidad sólo nos habíamos visto un par de veces. Pero antes de poder responderle, una voz interrumpió el momento.
— ¿No crees que estás demasiado cerca?—Seunghan habló con calma, pero había algo en su tono que me hizo girar la cabeza hacia él.
Donghwa no se apartó de inmediato. En su lugar, me sostuvo la mirada un segundo más antes de esbozar una sonrisa ladeada.
— Tranquilo, Seunghan. Sólo estoy conversando con ella.
— Entonces puedes hacerlo sin invadir su espacio, ¿no crees?—Seunghan apoyó un codo en la mesa y lo miró con una sonrisa tranquila, pero sus ojos parecían decir otra cosa.
Donghwa resopló con diversión y finalmente se enderezó, metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta.
— Relájate, amigo. No hay necesidad de ponerse territorial.
Sentí que mi corazón daba un vuelco. Miré a Seunghan rápidamente, esperando su reacción, pero él no pareció alterarse. En cambio, tomó su vaso y bebió un sorbo, como si no hubiese escuchado nada.
— No lo estoy.—dijo con simpleza.— Es sólo que me gusta que respeten los espacios personales.—Donghwa dejó escapar una leve risa, pero no dijo nada más.
Me removí incómoda en mi asiento. Había algo en el ambiente que se sentía diferente ahora, más tenso, aunque ninguno de los dos parecía dispuesto a reconocerlo.
Agradecí cuando Sook regresó, con una bolsa en la mano y su expresión exasperada.
— No van a creer lo que pasó en la fila del baño.—Junseok levantó la cabeza de inmediato.
— ¿Hubo pelea? ¿Chisme?
— No, pero casi.
Todos pusimos atención a Sook, agradeciendo la distracción. Pero mientras ella hablaba, sentí la mirada de Seunghan sobre mí por unos segundos antes de que él también desviase la vista.
Y por alguna razón, eso hizo que mi corazón se acelerase.
Un rato después terminamos de comer y fuimos a dar un paseo por las tiendas. Caminábamos sin rumbo fijo, deteniéndonos en algunas vitrinas mientras Junseok y Sook discutían sobre si valía la pena gastar dinero en una sudadera de edición limitada.
Donghwa, por su parte, caminaba a mi lado con las manos en los bolsillos, lanzándome comentarios ocasionales sobre las cosas que veía. Yo asentía de vez en cuando, pero mi atención estaba dividida.
Seunghan iba unos pasos por delante, con una expresión relajada, pero sin interactuar demasiado con los demás.
Me detuve frente a una tienda de cosméticos. Desde donde me encontraba podía ver un par de paletas de sombras y labiales que me llamaron mucho la atención.
— ¿Quieres entrar?—me sobresalté al escuchar a Seunghan detrás de mí.
— No sé... No, debemos ir con los demás.—miré detrás de él, pero no vi a ninguno de los tres.— ¿Dónde están?
— Entraron a la tienda de LEGO... Vamos.—me jaló suavemente de la muñeca, guiándome hacia el interior de la tienda.
Entré con él, sintiéndome un poco nerviosa, ya que las miradas de las empleadas del establecimiento se habían posado en nosotros apenas cruzamos la puerta de entrada. Bueno, no en nosotros, sólo en Seunghan.
— ¿Qué estabas viendo?—preguntó, soltando mi muñeca y metiendo las manos en los bolsillos. No sabía si era ajeno a las miradas poco discretas que le daban las mujeres o si simplemente las estaba ignorando.
— Sólo esas paletas de sombras.—señalé el estante. Seunghan miró los colores con una expresión neutral, como si realmente estuviese analizándolos.
— ¿Y cuál te gusta más?
— Mmm... Creo que esta. —tomé la paleta de tonos marrones y cobrizos, y la abrí para mostrársela más de cerca. Seunghan asintió y luego tomó la paleta de mis manos.
— Entonces deberías llevarla.
— No.—agité la cabeza, quitándole la paleta y regresándola a su lugar.— No tengo dinero.—confesé apenada. Mi padre me había dado algo de dinero para que gastase, pero sólo tenía planeado gastar lo de la comida y le devolvería el resto.
— Oh, ya veo.
— Mejor vámonos, ¿si? No voy a comprar nada y no quiero que nos echen.—me giré, disponiéndome a salir.
Justo cuando estaba por salir de la tienda, sentí la mano de Seunghan rodear mi muñeca con suavidad.
— Espera.—volteé la cabeza para mirarlo con el ceño ligeramente fruncido.
— ¿Qué pasa?—sin responder, Seunghan tomó la paleta de sombras y caminó directo a la caja.— ¡Oye!—protesté, siguiéndolo apresuradamente.— ¿Qué estás haciendo?
— Comprándola.—dijo como si nada.
— No tienes que hacerlo.—musité, apenada.
— Quiero hacerlo.
— Pero...—me interrumpió, evitando que dijese algo más.
— Hyorin.—me miró con una leve sonrisa mientras sacaba su billetera.— Sólo acéptalo.—me mordí el labio, sintiéndome entre avergonzada y... Emocionada.
Cuando terminamos de pagar, salimos de la tienda y él me extendió la bolsa.
— Para ti.—me sonrió.
— Gracias... Pero en verdad no debiste hacerlo.
— No es gran cosa.—se encogió de hombros.— Además, si te hace feliz, vale la pena.—bajé la mirada, sintiendo que el calor subía a mis mejillas. ¿Cómo podía decir esas cosas tan fácilmente?
— ¡Hyorin!
Levanté la vista y vi a Donghwa acercándose con una sonrisa en los labios.
— ¿A dónde se fueron? Los demás ya estaban a punto de ir a buscarlos.
— Entramos un momento a la tienda.—respondí, tratando de sonar natural. Donghwa notó la bolsa en mis manos y alzó una ceja.
— ¿Te compraste algo?
— No exactamente...
— Se lo compré yo.—Seunghan declaró. Donghwa lo miró por un segundo y luego me miró a mí.
— Vaya... Qué considerado de tu parte.—no supe cómo interpretar su tono. Seunghan, por otro lado, no parecía inmutarse.
— Deberíamos regresar con los demás.—pronuncié, queriendo evitar cualquier tensión innecesaria.
— Sí, vamos.—Donghwa sonrió, pero antes de empezar a caminar, se inclinó un poco hacia mí y susurró.— A la próxima, pídele algo más caro.—rodé los ojos, dándole un leve empujón, y él soltó una risa divertida. Nos reunimos con Sook y Junseok en las escaleras eléctricas.
— ¿Dónde estaban?—preguntó Sook en cuanto nos vio llegar.
— En una tienda.—respondí, sin entrar en detalles.
— ¿Y qué compraron?—Junseok miró la bolsa en mis manos con curiosidad.
— Nada importante.—murmuré, queriendo cambiar de tema. Sook, sin embargo, pareció notar algo, porque de inmediato sus ojos se afilaron.
— Espera...—se cruzó de brazos.— ¿Quién compró eso?—iba a responder, pero Seunghan se me adelantó.
— Yo.
Junseok soltó un silbido bajo y miró a Seunghan con diversión.
— Vaya, qué caballero.
— ¿Caballero?—Donghwa rió entre dientes.— Yo diría que está marcando territorio.—mi cuerpo entero se tensó ante esas palabras, ¿que quería decir con eso?
— No digas tonterías.—espeté con molestia. Seunghan sonrió con tranquilidad.
— ¿Por qué te pones así, Hyorin?—Donghwa inclinó la cabeza, con una expresión que no supe reconocer.— ¿Acaso estoy equivocado?
— No exageren... Vamos, Junseok y yo queremos ir a una tienda que está en el siguiente piso.—agradecí mentalmente la intervención de Sook y, sin esperar más, me giré hacia las escaleras eléctricas.
Mientras ascendíamos, podía sentir las miradas de Seunghan y Donghwa sobre mí. Suspiré, diciéndome a mí misma que la próxima vez le pediría a Sook que saliésemos sólo ella y yo.
Llegamos al tercer piso y caminamos en busca de la tienda que los chicos querían ver.
— Hyorin.—Seunghan me llamó y me sujetó del brazo, apartándome de los demás.
— ¿Qué pasa?
— Tu papá me está llamando.—susurró, mostrándome la pantalla de su celular. Y cuando hizo eso pude ver la hora que era. Abrí los ojos en grande y saqué mi celular para revisar mis notificaciones.
Tenía varias llamadas perdidas de mi padre.
— Mierda.—maldije por lo bajo.— Sook...—mi mejor amiga dejó de caminar y volteó a verme.— Ya me tengo que ir.
— ¿Ya te llamó tu papá?—asentí.— Chicos, vamos, llevemos a Hyorin a su casa.
— Eso no es necesario.—Seunghan habló.— Yo puedo llevarla, ustedes quédense aquí y sigan divirtiéndose.
— Cierto, él es su vecino.—Junseok sonrió con picardía— Te tiene bien cuidada, ¿eh, Hyorin?
Simplemente lo ignoré.
Sook me miró con una mezcla de diversión y curiosidad, pero al final sólo suspiró.
— Bueno, si Seunghan te va a llevar, entonces nos quedamos. Escríbeme cuando llegues, ¿sí?
— Lo haré.—le di un rápido abrazo antes de girarme hacia Seunghan.— Vamos.
Nos despedimos de los demás y comenzamos a caminar hacia la salida del centro comercial. El aire fresco de la noche me golpeó en cuanto cruzamos las puertas, y solté un suspiro, sintiéndome un poco menos agobiada ahora que ya no tenía a Junseok y Donghwa bromeando a nuestro alrededor.
— ¿Por qué no respondiste las llamadas?—preguntó Seunghan mientras sacaba las llaves de su bolsillo y se dirigía hacia el estacionamiento.
— No me di cuenta de que me estaba llamando... Y tampoco escuché el celular.
— ¿Te va a regañar?
— Probablemente.—suspiré.— Pero con que haya llegado a casa temprano, creo que se calmará.—Seunghan asintió y me abrió la puerta del copiloto para que subiese.
— Vamos entonces.
Una vez dentro del auto, encendió el motor y salimos del estacionamiento.
— ¿Te gusta Donghwa?—Seunghan cuestionó repentinamente.
— ¿Qué?—me puse extrañamente nerviosa. ¿Se había dado cuenta de que Donghwa me atraía?— ¿Por qué preguntas eso?
— Te ponías más nerviosa con él que con Junseok.—se acomodó en el asiento.— No te conviene... Se ve que le gusta divertirse con las mujeres.
— ¿Llegaste a esa conclusión con verlo una vez?—alcé una ceja.
— No necesito más que eso.—Seunghan giró el volante, dando la vuelta hacia la carretera.— He visto ese tipo de mirada muchas veces.
— ¿Qué tipo de mirada?
— La de alguien que disfruta el juego, pero que nunca se compromete del todo. —me miró de reojo antes de volver la vista al camino.— Si quieres algo pasajero, adelante. Pero si buscas algo serio... Mejor ni lo intentes.—me quedé en silencio, procesando sus palabras.
— No es como si estuviera pensando en algo serio con Donghwa. Apenas y hablamos.
— ¿Pero te gusta?—apreté los labios.
— ¿Por qué te interesa tanto?
Seunghan no respondió de inmediato. El silencio se alargó entre nosotros, sólo siendo interrumpido por el sonido del motor del auto.
— No lo sé. —su tono fue más bajo esta vez, casi pensativo.— Supongo que me molesta la idea.
— ¿Por qué te molestaría?—Seunghan soltó una risa suave, sin apartar la vista del camino.
— Buena pregunta.
Y por alguna razón, esa respuesta me dejó aún más inquieta.