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You can't solve me (SherlockB...

By NadeshkaHolmes

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Joan Watson deja New York y se muda a Londres en busca de un cambio en su vida mientras se reencuentra por fi... More

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Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86 (Final)

Capítulo 27

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By NadeshkaHolmes

El ruido de Londres era ensordecedor. Navidad estaba a la vuelta de la esquina y la gente se movía con frenesí haciendo las compras correspondientes a la época.
Lestrade llegaba en su auto al 221 B.
El inspector tocó la puerta y la señora Hudson salió a recibirle.

  - ¡Señora Hudson! Hola.

  - ¡Hola Greg! Pasa por favor.

Un golpe fuerte se escuchó en el piso de arriba y sobresaltó a Lestrade.

  - ¿Qué fué eso?

  - ¡Oh no! ¡Están peleando de nuevo!

  - ¿Peleando? ¿¡Quienes!?

  - Joan y Sherlock, lo están haciendo muy seguido ultimamente.

  - Oh por Dios...

Subió las escaleras a toda prisa, sin poder creer realmente que Sherlock se atreviera a golpear a Joan.
Lo que vió cuando se asomó a la puerta de la sala de estar lo dejó desconcertado.
Sherlock estaba tendido en el suelo y Joan estaba sobre él, inmovilizando la mano derecha del detective con la de ella y golpeándole la otra mano contra el suelo para que él soltara lo que fuera que estuviese sosteniendo.
Finalmente Sherlock soltó el objeto, Joan lo tomó y se puso de pie.

  - ¡Nisiquiera estaba lista! -ella jadeaba visiblemente cansada.

  - Tus contrincantes... -el dectective se ponía de pie también, respirando con dificultad- no esperarán a que estés lista.

Pronto ambos repararon en el inspector Lestrade y fué la doctora quien lo saludó:

  - Hola Greg, ¿cómo estás?

  - Bien... ummm... lo siento pero necesito preguntar... ¿por qué estaban peleando por una roca?

Joan colocó la pequeña piedra a un lado.

  - No es una roca. -intervino Holmes- Es una hipotética evidencia en un hipotético caso, en medio de una no tan hipotética pelea entre una aprendiz de detective consultor -señaló a Joan con su mano- y el culpable, en este caso interpretado por mi. ¿Qué te trae por aquí Lestrade?

  - Tú sabes qué me trae por aquí.

  - Si, bien, estaba intentando hacer una introducción verbal sociable. ¿Qué tienes para mí?

  - Es sobre un asesinato.

  - ¡No me digas!

Lestrade miró a Sherlock con irritación.

  - Simplemente está enojado porque le gané. ¿Quién fué asesinado? -intervino Joan bajo la mirada de ceño fruncido de Holmes.

  - Brian Midlestone. -les extendió unas fotos del cadaver de dicho hombre.- 29 años de edad, licenciado en informática, empleado de Vogel Technologies.

  - "Fuguel" -interrumpió Sherlock corrigiendo a Greg en la pronunciación.

  - ¿Disculpa?

  - Se escribe Vogel pero se pronuncia "fuguel", es una palabra en alemán, significa pájaro.

  - Bien, lamento no saber alemán. La hora de fallecimiento fué entre 1:00 y 2:30 de la madrugada de hoy. Estaba sentado frente a su escritorio, dos heridas de bala en el pecho y una imagen congelada en la pantalla de su computadora que decía "Game over". La policía se enteró del crimen cuando un viejo ebrio se tropezó y se estrelló contra la puerta de la casa y activó la alarma de seguridad. De acuerdo con los agentes que revisaron el sistema esta alarma es muy sofisticada y eficiente, lo último del mercado. Y sin embargo, según dicho sistema de seguridad ninguna puerta o ventana fué abierta en la madrugada. Nadié oyó ni vió nada. No hay huellas dactilares, ni arma homicida, ¡nisiquiera tenemos un posible móvil del crimen! ¡El tipo era un santo! Ningún record policial, excelente empleado, voluntario en asociaciones benéficas, hijo ejemplar, soltero y cinéfilo.

El detective permaneció en silencio un momento mientras veía las fotografías. Y luego de su reflexivo mutismo hizo una mueca de conformidad.

  - Puede ser un 6 pero servirá para tu entrenamiento Joan.

Ella suspiró.
Aún se le dificultaba acostumbrarse a la falta de sensibilidad de Holmes. Y ciertamente odiaba que el detective calificara cada caso en una escala del 1 al 10 según que tan interesante fuera.

  - ¿Qué significa eso? -preguntó Lestrade.

  - Significa que tomaremos el caso. -le respondió Sherlock tomando su abrigo y bufanda.

Joan lo imitó y se alistó para salir.

  - Está bien, los esperaré en el auto.

  - No.

  - ¡Oh vamos Sherlock! ¡No vine en una patrulla!

  - ¡Pero tiene las sirenas! No creas que la gente es tan estúpida, si ven un auto con luces policiales ¡saben que es la policía! Se quedarán viendo como idiotas y no quiero ser visto.

  - Pero llegaremos más rápido. -intervinó Joan- Si quieres disfrázate o recuéstate en el asiento de atrás hasta que lleguemos.

Holmes pareció a punto de decir algo pero en cambio hizo una mueca infantil y salió junto a ellos.

Los miembros del cuerpo policial al parecer ya no tenía nada que hacer porque todos aguardaban fuera de la casa de la víctima.
Lestrade, sin embargo, frunció el ceño levemente y salió del auto.

  - Winters. ¿Ya terminaron la inspección de la casa entera? -preguntó incrédulo.

  - No señor. Es que... nos dimos cuenta de que iría por Holmes asi que...

  - ¿Así que pensaron que se darían un descanso?

  - No es eso señor. -pareció luchar para hacer que las palabras le salieran de la boca- Es que... cuando Holmes viene... él simplemente tira por la borda todas nuestras investigaciones con un par de palabras.

Lestrade tocó el puente de su nariz con aspecto cansado.
¿Acaso podía amonestar al oficial por decir la verdad?

  - Mire Winters -dijo más calmado- nuestro trabajo es nuestro trabajo sin importar nada. Debemos cumplirlo.

  - Si señor.

Sherlock ya caminaba con elegancia hacia la entrada de la casa, observando todo cuanto podía y Joan iba a su lado, viendo lo que el miraba en silencio.
A la doctora no le sorprendió el interior de la casa, especialmente la que parecía ser la oficina de la víctima.
Varios posters, películas, un estante repleto de pequeñas figuras de acción de múltiples personajes, DVD's, comics, libros sobre cine, un televisor pantalla plana y mucho más.

Un lugar interesante.

En la silla frente al abarrotado escritorio estaba el cuerpo de Brian Midlestone. Ligeramente doblado hacia el lado izquierdo con los ojos verdes sin vida abiertos en una clara expresión de sorpresa.

Holmes y ella se colocaron los guantes y empezaron a analizar el lugar. Después de algunos minutos Joan se quedó de pie pensativa:

  - Hay una mesa de madera en cada esquina de la habitación.

Los ojos claros de Sherlock brillaron.

  - ¡Exacto!

  - Y la capital de Inglaterra es Londres. -intervino Lestrade- Ustedes dos se están entendiendo bastante bien pero claramente yo no. ¿Podrían decirme de qué rayos están hablando?

Fué Joan la que explicó:

  - Hay cuatro mesitas idénticas, una en cada esquina. No combinan para nada con el resto del mobiliario y no es que un hombre soltero sea el mejor decorador de interiores pero la ubicación es un tanto extraña. Están demasiado pegadas a la pared, incluso la han dañado un poco.

  - La madera se ve muy resistente. -continuó Sherlock acercándose a una de las mesas y tratando de moverla- Es muy pesada. Parecen haber sido puestas aquí con la intención de no cambiarlas de lugar nunca. -Aún en cuclillas dirigió su mirada a las otras mesas- Están ubicadas casi estratégicamente, es demasiado obvio. Ninguna está muy lejos de la otra y sin importar en qué lugar de la habitación se encontrara Midlestone, siempre tendría acceso a una de ellas.

Empezó a deslizar sus manos por toda la mesa, en busca de algo.
Y pronto lo encontró.
Presionó algo en un costado de una de las patas de la mesa y con un leve chasquido se reveló un compartimiento secreto.
Dentro había un arma con un cartucho de balas.
Joan al ver esto siguió el mismo procedimiento con la mesa mas cercana a ella, descubriendo en el compartimiento una máquina de descarga eléctrica y otra pistola.
Holmes entonces corrió hacia las otras mesas revelando el contenido, aún sorprendente, de más armas.
Se colocó de pie enérgicamente:

  - Vivía en uno de los vecindarios más seguros de Londres y aún así compró una costosa alarma de seguridad para su casa y estas peculiares mesas y su contenido. -dió lentos pasos hasta llegar al centro del lugar mientras miraba a su alrededor.- Estaba preocupado por la seguridad. Estaba protegiendo algo dentro de esta habitación. ¿Ya han revisado la computadora?

Lestrade asintió y llamó al miembro de la policía que tenía la información.
Mientras este se acercaba y hablaba con Greg y Sherlock, el detective Riggs se acercaba a Joan.
Ella estaba viendo el contenido de uno de los compartimientos.

  - Joan...

  - Hola detective Riggs.

  - Sólo llámame Daniel.

Ella sonrió naturalmente mientras esperaba a que él continuara.

  - ¿Vas a trabajar en el caso?

  - Si. Sherlock cree que es una oportunidad para mi entrenamiento.

  - ¿Entrenamiento?

  - Oh... es cierto, casi no le he dicho a nadie, lo siento. Acepté recibir una especie de entrenamiento por parte de Sherlock. No espero llegar a ser un detective consultor pero... convertirme en detective sería ya un logro.

  - ¡Eso es genial! ¡Te felicito!

  - Gracias.

Unos metros más allá Sherlock miraba con el ceño fruncido a la pareja.

Tomó los papeles que Lestrade le tendía sin apartar la vista de Joan y el detective. Hizo un ademán de impaciencia al descubrir lo que ocurría y se encaminó hacia ellos.

  - ¿Que te parece -continuaba Daniel- si celebramos eso? ¿Te gustaría tomar un café conmigo hoy?

  - Lo siento detective Riggs. -Sherlock se interpuso entre ellos- Ella no podrá.- se dió la vuelta y miró a Joan- Nos vamos, tenemos sospechosos a los que interrogar.

Ella estaba desconcertada.
Se despidió de Daniel con rapidez y pidiendo disculpas y luego salió junto a Sherlock.

  - ¿Por qué hiciste eso? -le preguntó a Holmes mientras esperaban divisar a un taxi.

  - Te ahorré tiempo. El detective Riggs tiene tendencia a la extrema dependencia hacia sus parejas sentimentales.

  - ¿Qué?

  - Sólo tienes que ver su reloj.

  - Tal vez tenía que descubrir eso por mí misma.

Sherlock la miró como si lo que ella decía fuera absurdo.

  - ¿Escuchaste lo que te dije? Te ahorré tiempo. -volvió su mirada a la calle- Además, ¿hubieras dicho que sí? A la propuesta que el te hizo.

  - Tal vez.

  - Eso suena a un "sí porque él me da lástima".

  - ¡Él no me da lástima!

  - También suena a un "sí porque estoy aburrida", "sí porque no lo quiero avergonzar" y "sí porque quiero terminar con este incómodo encuentro". ¿Cuál de todos es?

Joan suspiró.

Con Sherlock Holmes a tu lado sólo te quedan dos opciones: o dices la verdad o él la descubre.

  - "Sí porque no lo quiero avergonzar". -respondió a regañadientes.

Holmes deseaba decir "lo sabía" pero se limitó a sonreír levemente, complacido consigo mismo.
Por fin lograron conseguir un taxi y mientras subían Joan pensaba en lo acertado que Sherlock había sido.

¿Cómo es que no es bueno con los sentimientos y supo decifrar lo que yo sentía?

  - No me sorprende que me hayas subestimado. -dijo él dándose cuenta de los pensamientos de Joan- Eres una de las pocas personas que creen que no soy capaz de ver através de todo.

  - No eres capaz de ver através de todo.

  - Y sin embargo te sorprende que haya podido deducir lo que pensabas. No te preocupes, tienes razón. No puedo ver através de todo, no empieces a pensar que soy omnipresente.

  - Nisiquiera empecé a considerar eso.

  - Ya has visto cuanto soy capaz de deducir con tan sólo ver una vez a alguien. Sólo imagina todo lo que he podido deducir de ti a lo largo del tiempo que hemos vivido bajo el mismo techo.

  - Estas empezando a asustarme.

  - Simplemente he aprendido a conocerte así como tú has aprendido a conocerme. Pero ya es suficiente de tantas trivialidades. Volvamos al caso. -le extendió los papeles que le habían dado- Estos son los correos electrónicos encriptados que Midlestone intercambiaba con alguien bajo el nombre de usuario de "PolarT17".
Joan tomó los documentos y los leyó.

2 de diciembre

PolarT17: Lo robaste.
MidlesT.B.: Simplemente reviví la idea. No         es un delito.
PolarT17: Lo ideamos juntos y tu crees tener la autoría.
MidlesT.B.: Esto es ridículo. Ya le presenté la idea y le agradó. No voy a ganar millones con esto y lo sabes.

4 de diciembre

MidlesT.B.: Te dije que nisiquiera lo intentaras. Ahora ves que no sirvió de nada.
PolarT17: Si el jefe no fuera un idiota al que no le importan sus empleados, hubiera hecho algo al respecto. Sabes que no hiciste lo correcto.
MidlesT.B.: No vale la pena que discutamos por esto. Vamos Ted, tú sabes que no lo vale.

  - Obviamente Midlestone y ese tal Ted había diseñado algún tipo de programa que había quedado en el olvido. Pero al parecer Brian "revivió" la idea y la presentó a su jefe en Voguel Technologies, lo cual molestó a Ted. He ahí nuestro primer sospechoso. -dijo Holmes.

  - Pero según Brian Midlestone no era una idea muy lucrativa. ¿Valdría la pena matarlo por una idea no lucrativa?

  - El rencor, Joan, a veces es un propulsor más eficiente que la codicia.

Ella reflexionó estas palabras hasta que llegaron al imponente y moderno edificio de Voguel Technologies.

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