Despertarme era un momento del día algo solitario... últimamente las mañanas eran los momentos en los que más deseaba a Steve para decirme "buenos días, mi amor".
Lo sé, soy estúpida... más por el hecho de que yo fui quien terminó esa relación.
Me estiré y abrí los ojos a medias y con cansancio viendo la hora en el reloj digital.
Eran las 8:30 y ya que siempre llegaba temprano a la Fundación, debía alistarme.
Caminé hacia el baño y puse algo de música para ducharme y despertar por completo.
Mientras me duchaba cantaba al son de las canciones que escuchaba, en este caso "Sing" de Ed Sheeran.
Poco a poco he vuelto a cantar (al menos en la ducha) y eso era algo bueno, ya que siempre había sido parte de mí, algo que siempre me hacía sentir mejor ante cualquier situación negativa, y alegraba mucho más las situaciones positivas.
Salí de ducharme cubriéndome con la toalla aun bailando sin tener en cuenta nada y comencé a arreglarme, ahora escuchando a mi cantante favorita P!nk en su álbum "Funhouse", siempre que escuchaba este álbum, me hacía sentir que no todo en la vida era malo.
No me cepillé el cabello ya que quería que tomara una forma natural; me vestí con una falda negra y una bonita blusa de seda de color violeta, además de unos lindos tacones negros.
Mientras terminaba de maquillarme la música sonaba con fuerza. Tarareé al aplicarme la máscara de pestañas.
I forgot to say out loud
How beautiful you really are to me
I can't be without
You're my perfect little punching bag
And I need you
I'm sorry...
Please, please, don't leave me...
De repente la música se detuvo, por lo que de inmediato fruncí el ceño.
—FRIDAY... ¿Qué acaba de pasar?
—Pasa que tu tío favorito viene a saludarte—volteé y vi a mi tío Tony que actuaba con bastante naturalidad mientras se acercaba a mí y me abrazaba—. Feliz cumpleaños a la pequeña que un día vino a hacer mi vida más complicada—lo miré y sonreí—. Es broma... estoy orgulloso de que heredaste mi encanto.
Reí ante su comentario.
—Gracias tío, no por lo del encanto, eso ya lo sabía, y sí, también sabía que vine a complicarte la vida y eso es lo que más disfruto.
—Se nota...
Le saqué la lengua y bailé un poco.
—Ok, ya estás lista, entonces tú y yo nos vamos.
— ¿Me acompañarás a la Fundación hoy?
—Hoy te vas a tomar un descanso.
Levanté ambas cejas y posé mis manos sobre mi cintura.
— ¿Perdona, mandón?
—Es tu cumpleaños, preciosa, no voy a dejarte trabajar.
–Pero tengo que ir a la Fundación hoy.
—Fingiré que no te escuché decir eso, camina niña.
Suspiré resignada, el tío Tony podía llegar a ser algo persistente.
Dejé que me sacara de la torre y me llevara a donde quisiera.
Cerca de la quinta avenida había un agradable lugar para desayunar crepas, y ya que mi tío sabía que me encantaban decidió llevarme ahí.
Era una linda manera de celebrar mi cumpleaños #23, con una de mis personas favoritas y desayunando algo delicioso.
El tío Tony me hizo reír y recordar ante las cosas divertidas que habían pasado desde que era la chica de 17 años que un día cruzó la puerta de su casa.
Es curioso cómo se dan las cosas ¿no creen? Un día no tienes nada, y al siguiente tienes una gran familia por la que darías todo lo que tienes y más; un día estás asustada, el temor tal vez nunca desaparece, más sin embargo conforme pasa el tiempo aprendes a vivir con él, a superarlo y enfrentar los obstáculos que te trae la vida.
Van y vienen personas, no todas se quedan en tu corazón, pero las que lo hacen, es difícil que se vayan, y cada día es más difícil vivir sin ellas.
Sí, me refería justamente a Steve y me sentí estúpidamente cobarde por no atreverme a llamar.
—Lo extrañas ¿verdad?— preguntó el tío Tony de repente, yo lo miré algo confundida—. Al Capipaleta...
Me quedé callada y torcí la boca sin responder, pero ese silencio dijo más de mil palabras. El tío Tony suspiró, entendiendo perfectamente mi silencio, suponía que no podía engañarlo.
— ¿Sabes? Siempre creí que tenía una enfermiza obsesión por Barnes. Tú sabes que yo lo detestaba, y más por lo que pasó con tus abuelos, odiaba que Steve lo hubiera elegido hace un año, y jamás lo comprendí, hasta que yo te perdí a ti... Mia, cuando te creí muerta, fue como vivir una de mis peores pesadillas, culpé a Rogers, pero más que culparlo a él o a Barnes, me culpé a mí, porque las últimas palabras que te dije, las dije sin pensar y te lastimaron. Jamás me había puesto tan mal, y por no querer culparme a mí los culpaba a todos, especialmente a Steve, porque él me recordaba más a ti, porque si él no hubiera ido a Wakanda por su amiguito, yo jamás te hubiese perdido. Así pasaron meses, preciosa... y entonces HYDRA atracó en Industrias Stark y volví a verte...
Bajé la mirada de nuevo, volví a recordar cómo durante meses fui una estúpida marioneta, en especial, ese día fue horrible, porque no pude reconocer a las personas que verdaderamente me querían y las lastimé.
—Mia, volverte a ver me revivió, luego empezaste a actuar como una loca en busca de sangre, atacabas, pero a mí no me importaba, lo único importante era que estabas viva, y que no importaba lo que fuese a pasar, yo iba a recuperarte. Cuando Rogers llegó y te encontraste con él, algo pasó contigo, no sé porque, pero ya me estoy alargando demasiado... Lo que quería decirte, Mia, es que cuando tú huiste con el Dragon Ball de mala cara y yo tuve mi "no pre-infarto", (porque entiende que no lo fue, no me importa lo que los estúpidos médicos digan...), como sea, cuando pasó eso, yo entendí a Rogers, y también a Barnes. Él no era culpable, solo fue una víctima de HYDRA, como tú. No me importaba estar grave, yo solo quería que te sacaran de ahí. Cuando todo terminó y Rogers decidió irse, yo intenté convencerlo de que se quedaran, porque sí, somos amigos, y sí, comprendía que tú lo amabas y él te amaba a ti, de cierta forma, jamás te había visto tan feliz como cuando estabas con él.
Solté una lágrima al oírlo todo, el tío Tony jamás se había abierto tanto de esa manera, jamás se había mostrado de acuerdo con que Steve me quisiera y que yo lo quisiera a él, y la mayor prueba de su desacuerdo se manifestó en Wakanda cuando yo elegí apoyar a Steve.
—Tío, las cosas con Steve fueron estúpidas. Sí, lo extraño como no tienes una idea, y lo sigo queriendo de la misma manera, pero lo teníamos todo en contra, no lo merezco tío, él es un gran hombre, y merece a una gran mujer que de verdad pueda hacerlo feliz.
—Tú eres una gran mujer Amelia. Preciosa, no lo digo solo por ser tu tío, es verdad, a pesar de todo lo que te ha pasado, has sabido salir adelante. Y si Rogers te soporta y te quiere, entonces ¿Qué tiene de malo? Desde un principio me demostró cuanto le importabas y nunca lo había visto actuar así por alguien, ni siquiera por Barnes. Es típico que yo me iba a negar y lo iba a odiar Mia, porque tú eres mi niña y siempre vas a serlo.
Me paré solo para abrazarlo y quedarme un rato así con él.
—Bien, creo que este abrazo ya fue muy largo, aléjate niña, y si llegas a decirle a alguien lo que te acabo de decir yo voy a negarlo.
Me separé de él riendo.
—Ya me estaba preocupando de que durara esa actitud dulce en ti por tanto tiempo.
—No existe, ya te dije que la voy a negar...
—Sí existe....—canté.
—Que no.
— ¡Que sí!
— ¡Que no!
Ambos reímos, pero yo duré más tiempo haciéndolo.
Poco después de mediodía caminamos juntos por la quinta avenida, mi tío Tony sabía que no me importaban los regalos materiales, pero aun así, no se opuso a darme bonitos obsequios.
Tomamos un descanso cerca del Times Square, y de repente mi tío alzó la mirada, lo que me hizo confundirme.
— ¿Qué?
Mi tío no respondió.
Pude notar que alguien caminó hacia nosotros cantándome "Feliz Cumpleaños" y al reconocer la voz no pude evitar esbozar una enorme sonrisa. Sonreí recibiendo a Pepper con un fuerte abrazo.
—Ya me voy—dijo el tío Tony—. Tárdense lo que quieran...
—Espera ¿Qué rayos...?
—No esperarás que tu cumpleaños pase desapercibido, ¿Verdad, cariño?—dijo Pepper.
— ¿Entonces? Espero no ver un enorme peluche que no va ni a caber en la entrada de la torre...
Pepper rió al entender perfectamente de lo que le hablé.
—Primero que nada, ese regalo era bonito, no te metas con él—dijo mi tío—. Segundo, no es eso, es una sorpresa, y ya ve con Pepper antes de que me arrepienta...
—Qué lindo...
—Ya, adiós, ¡Día de compras con Pepper! ¡Yujú! —dijo para después irse y dejarme con Pepper.
Decidí dejarme llevar y dejar de preguntar, por lo menos, al estar con Pepper y es que adoraba los días de compras con ella.
Pasamos el día juntas de tienda en tienda, Pep daba indicaciones de buscar un lindo vestido que me favoreciera, llegué a suponer que iríamos a cenar o algo...
Vi un bonito vestido negro que me encantó, no tenía escote pero lo que lo hacía especial y elegante era aquella parte de encaje en la parte de arriba. El corte del vestido de verdad me favorecía, además no era largo y era bastante cómodo.
Inmediatamente Pepper y yo entramos en la misma sintonía y aunque todavía no sabía muy bien para qué usaría este vestido, decidí que este sería el que usaría. Después de comprar el vestido, fuimos por accesorios, zapatos y de más, no solo para mí, sino también para Pepper. Dando por concluidas las compras fuimos a un salón a arreglarnos.
Me hicieron un bonito maquillaje natural y me sostuvieron el cabello en una bonita y estilizada coleta dejando mechones de cabello sueltos de frente.
El día pasó bastante rápido a decir verdad, puesto que al terminar de arreglarnos ya había anochecido.
Salimos del salón, ya arregladas y vestidas y en ese momento nos encontramos con el tío Tony, que vestía bastante bien.
—No quedaron tan mal...—dijo queriendo actuar como si no nos hubiese puesto demasiada atención.
— ¡Oye! —dije dándole un golpe en el pecho a lo que él se empezó a reír.
—Sabes que solo juego contigo Mia, te ves hermosa, claro, es porque te pareces a mí.
Negué con la cabeza sin dejar de sonreír y claro, sin sorprenderme por los comentarios de mi tío.
—Bueno, creo que se nos está haciendo tarde—dijo Pepper.
Tanto mi tío como yo la volteamos a ver, aunque yo lo hice un tanto confundida, esto por no saber a dónde iríamos pero de cualquier manera los tres entramos al auto.
—Cierra los ojos—pidió el tío Tony.
Y claro que eso no me gustó para nada.
—No.
— ¿No confías en mí?
—No...
Mi tío puso cara seria y me miró con ojos poco complacidos.
—Me siento ofendido... Pepper, hazlo tú.
— ¿Hacer qu...? —me interrumpieron al ponerme una venda sobre los ojos y de pronto los escuché a los dos riendo como si hubieran hecho una travesura— ¡¿Qué demonios hacen?!
—Ya te dije, es una sorpresa.
— ¡Sorpresa o no, me pone muy de nervios estar a ciegas!
—Aguántate...
Arrugué la nariz, le saqué la lengua y él auto comenzó a correr. No tenía idea de a dónde íbamos, pero solo sabía que quería que me quitaran esta venda de los ojos.
A ciegas y con los nervios de punta, el tiempo parecía correr más lento.
Cuando el auto se detuvo, tanto Pepper como mi tío me ayudaron a salir para no caer.
Odiaba esto, en serio, a ciegas y con tacones no era la mejor de las ideas, en especial para mí que era el sinónimo de torpeza en tacones.
Escuché el sonido de un ascensor y suspiré de alivio, pero cada momento se hacía eterno con esta maldita venda. Alcancé a percibir cuando el ascensor se abrió y sentí las manos del tío Tony sostenerme con fuerza.
— ¿Quieres que te quite eso?
— ¡Por favor! —exclamé de manera que les pareció divertida puesto que volvieron a reír.
—Ok, una...—dijo Pepper.
—Dos...—continuó el tío Tony.
— ¡Tres!— dijeron los dos al mismo tiempo y me quitaron la venda.