80 parts Ongoing No la buscaba a ella, ni siquiera me parec铆a importante su jodida existencia. Pero la vi. Y eso lo jodi贸 todo.
La primera vez que vi a Anastasia, no fue una elecci贸n. Fue una coincidencia. Una de esas que se clavan en la piel y te carcomen la cabeza. No era especial. No era alguien que mereciera mi atenci贸n. Y, sin embargo, en cuanto la mir茅, no pude dejar de hacerlo.
Me obsesion茅.
Como un puto animal en busca de presa, la segu铆 con los ojos, con el pensamiento, con cada maldito resquicio de mi conciencia. No hab铆a raz贸n l贸gica. No hab铆a un prop贸sito m谩s all谩 del deseo irracional de verla temblar.
Anastasia no lo sab铆a, pero ya era m铆a.
Y cuando finalmente la tuve frente a m铆, cuando supe que no podr铆a escapar, entend铆 algo: no era solo deseo. No era solo obsesi贸n. Era el placer retorcido de poseer algo que nunca deb铆 tocar.