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Felix es un joven común y corriente, de belleza casi sobrehumana y una personalidad atrayente, pero tiene un gran defecto: es adicto al Yin Fen. 

Hyunjin, un vampiro, es quien le dió a probar por primera vez dicha droga al morderlo una noche de luna llena, borrando sus recuerdos después.

El acto fue tan afrodisíaco y delicioso para Hyunjin que no pudo mantenerse alejado, repitiendolo varías veces hasta que tuvo que revelar qué era ante Felix. Para entonces, Felix ya era un adicto al veneno que le inyectaba Hyunjin con cada mordida por lo que prometió no revelar su secreto a cambio de que siguiera bebiendo de él, alimentando su adicción.

Tiempo después de su singular trato, Hyunjin descubrió que en realidad no era la sangre de Felix lo que hacía los encuentros tan placenteros sino Felix mismo. El joven era tan bello en cuerpo y alma que logró cautivar a Hyunjin a pesar de sus muchos años de vida.

Fue una lastima que para ese entonces Felix fuera totalmente dependiente de las mordidas de Hyunjin. No podía estar mucho tiempo sin ver al vampiro e implorar por su veneno.

Hyunjin, quien se había enamorado, le dio la opción de convertirlo y así vivir juntos para la eternidad. Sin embargo; Felix no aceptó, él no quería la inmoralidad. Se negaba a dejar de sentir los placeres mundanos, especialmente los que le daban el Yin Fen. Aun cuando Hyunjin le aseguró que una vez siendo vampiros descubriría placeres mayores, Felix se siguió negando. 

La promesa de una vida junto a Hyunjin era buena, pero su adicción era aun mejor. 

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A veces el camino a la
perdición está disfrazado de placeres.

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