Subaru Natsuki como El Arzobispo Más Inestable. Sale Mal.
5 parts Ongoing Subaru Natsuki solo salió a comprar su ramen barato de siempre. Y unas papitas, obviamente. Después, tal vez llorar un rato en su cuarto con esa dignidad parchada que aún decía tener, o perder otras ocho horas de su vida en videojuegos como todo joven funcional que sigue viviendo con sus padres. Pero el universo -tan creativo y cruel como siempre- decidió que ese día era perfecto para arruinarle la vida. Sin aviso, sin transición, sin música de fondo: pum. De pronto, estaba en medio de una boda. Gótica. Elegante. Y, aparentemente, él era el novio.
Y ahora lo llaman Regulus.
Sí, así, directo al cráneo.
Nadie lo felicita. Nadie lanza arroz. Las damas de honor lo miran como si fuera una plaga. La novia -Dios- parece preferir el suicidio antes que decir "sí, acepto". Va de blanco impecable, tiene poderes absurdos, puede borrar gente por accidente y repite la palabra "derecho" cada cinco minutos.
-Tengo derecho a existir.
-Tengo derecho a estar aquí.
-Tengo derecho a treinta esposas y cero remordimientos.
Ajá.
¿La mejor parte? Hay un doppelgänger. Uno que no se calla, que llora por gente que Subaru ni conoce, que parece tener recuerdos que no son suyos y, para colmo, una vida emocional activísima. Una versión alternativa más intensa, más sufrida, y -seamos honestos- muchísimo menos divertida. Subaru no sabe si es una amenaza, un recordatorio molesto, o solo alguien que necesita una siesta larga y medicación fuerte.
Y lo peor es que... le está gustando. Ser Regulus. Sentir el poder. La invulnerabilidad. El silencio incómodo en los ojos ajenos. Esa autoridad enfermiza que todos odian pero nadie se atreve a desafiar.
¿El plan? No morir. No matar más por accidente. No reducir iglesias a escombros con movimientos casuales. Y si es posible, entender por qué carajo lo miran como si fuera una bomba con piernas.
¿El final?
Vamos. Es Subaru.
¿Qué podría salir mal esta vez?