?Un Beso No Te Traerá De Vuelta ? LS

Capítulo 2.

—No puedo creerlo, realmente, eres increíble —. Liam negó, mirándolo con desaprobación.

—¿Y qué esperabas que hiciera? ¿Qué le dijera mentiras? Aún lo amo —.

—¡Tenías un sólo trabajo, Louis! —. Gritó, molesto —¡Sólo tenías que arreglar las cosas, y terminaron peor! —.

Estaban en la cocina de la mansión, a solas. Cuando la fiesta terminó, el de cabello marrón lo había jalado a dicho lugar, él ya sabía lo que iba a preguntarle. Sobre la conversación con Harry.

—¡Pero él tampoco quiere una amistad conmigo! —.

—¡No estoy diciendo que sean mejores amigos! ¡Tenías que pedirle una disculpa, para que ya no se sienta esta estúpida pared de incomodidad cuando estamos todos juntos! —.

—¡No voy a arreglar las cosas si no es para que vuelva conmigo! ¡¿Cuándo lo vas a entender?! —.

—¡¿Cuándo lo vas a entender tú?! ¡Ya basta de rogarle a alguien que no te ama! ¡Ya son seis años, por amor de Dios, Louis! ¡Supéralo!—.

El silencio llenó el lugar de golpe.

Las facciones del castaño cambiaron al instante, sintiéndose herido. La sensación de tristeza llenó su rostro y su pecho, aguando sus ojos, y activando su inseguridad.

Lo miró por unos segundo más. Sin poder soportar la mirada marrón, rompió el contacto visual.

—Louis —. Suspiró —No te hagas más daño, por favor. Harry... ya no te quiere en su vida —.

Sabía que estaba sido duro, pero alguien necesitaba decirle que estaba esperando por una persona que no regresaría.

Él negó, rehusándose a aceptar lo que era evidente.
—Sé que aún me ama —. Afirmó, mirando alrededor de la cocina.

—No te mientas, lo viste con tus propios ojos. Gavin- —.

Louis volvió a negar, interrumpiéndolo, sintiendo las lágrimas agruparse en el borde, amenazando con dejar un camino de mero dolor a su paso.
—No lo digas —.

—Louis... Por favor, ya déjalo ir —.

Él miró ligeramente al techo, evitando verse más patético al llorar frente a su amigo. El dolor martillaba con fuerza la cuchilla en su corazón; esa daga que tenían enterrada en el mismo lugar desde hace años, haciendo la herida más profunda, la tristeza más aguda, y el suplicio eterno.

—Delilah debe estarme esperando —. Murmuró, y esquivó a Liam, escapando con rapidez hacia la puerta, pero la voz de su amigo lo detuvo en el umbral.

—Si amas algo, tienes que dejarlo ir —.

No se inmutó en responder, y simplemente siguió su camino.

Se repitió mil veces que Liam estaba equivocado, que él no sabía nada, mientras subía la escalera hasta su habitación.

Entró, cerrando la puerta detrás de sí. Su cabeza inventó una sonrisa para ver a su hija, pero su sorpresa fue verla ya dormida y arropada. Probablemente Niall lo había hecho.

Apagó la luz, y la oscuridad fue el interruptor que encendió su melancolía; esa tristeza profunda y permanente que vivía en él desde aquel día, cuando lo había perdido.

Caminó con pasos pesados hasta el baño, y no se molestó en encender la luz. Se encerró con cuidado, y al no haber ningún obstáculo más, se comenzó a desahogar.