Silly Boy Feelings ?renga

VIII

— ¿De qué estás hablando?

— No engañas a nadie querido.

— ¿Eh?

— ¿Quién es, Reki? ¿Quién es? —instigó impaciente Kiyomi.

— No sé de qué hablan...

— Mas te vale traerla a la casa algún día.

— A tu madre y a mí nos encantaría conocer a la chica que se robó el corazón del único hombre de la familia —dijo su abuela que por fin se había dignado a hablar.

— Así es. Invítala algún día a cenar, ¿ya?

— Pero, mamá...

— ¡Qué emoción! Nuestro Reki ya se está convirtiendo en todo un hombre.

— No tengo duda que eligió bien a esa muchacha —concluyó su abuela.

No se atrevió a decir ni una palabra durante lo que restaba del almuerzo aun cuando todas lo bombardeaban con preguntas. Ahora mismo era un manojo de nervios y solo quería enterrar la cabeza en la tierra.

Ellas no tenían idea de nada. Para empezar, le habían puesto un nombre a eso que Reki no se atrevía a nombrar. Y cuando se percató ello, cuando le cayó el veinte de lo que sus sentimientos significaban, sintió su corazón detenerse de golpe y luego latió apresurado como corriendo una maratón.

No podía ser que estaba enamorándose de Langa, su mejor amigo, un chico por lo demás. Era insólito para él. ¿Qué le diría su familia si sabían que en realidad Reki no estaba interesado en ninguna chica? Todas las mujeres en su casa creían a pies de juntillas que él estaba enamorado de una chica. ¿Sería imprudente decirles la verdad? Ni siquiera él mismo se podía aceptar. Era tan complicado...

Tirado en su cama con todos sus cuadernos a una distancia considerable suya, meditó sobre lo que le pasaba. Primero, el cuándo. ¿Desde cuándo tenía esos sentimientos? No lo sabía con exactitud, pero recordaba la primera vez que tuvo esa clase de emoción con Langa. Fue aquella tarde cuando su amigo le confesó su sentir por Tsumiki.

"—Sí, Reki. Tienes razón. Tengo esa clase de sentimientos", había dicho Langa sobre Tsumiki, pero en su mente por un momento se le cruzó la idea de Langa refiriéndose a él. Se imaginó qué sería si su amigo tuviera esa clase de sentimientos por él, y solo por eso encontró una razón para sonreírle genuinamente aquel día a Langa. Y se había sentido terrible después de pensar eso. No venía al caso realmente.

En segundo lugar, estaba el tema de la misma Tsumiki. Se había convencido de que se alegraba por su amigo. Ahora no era capaz de seguir mintiéndose de esa forma. La verdad era que sentía celos, sucios y horribles celos, y por sobre todo, un miedo profundo a ser reemplazado. Con cada mensaje que le llegaba a Langa de Tsumiki sentía que lo iba perdiendo más y más, que su mejor amigo le estaba dejando atrás y se olvidaba de él. Y cuando se enteró que habían ido juntos a "S"... El temor invalidó cualquier barrera mental que se había puesto para no dejar salir sus sentimientos. Nunca había estado tan asustado de perder a alguien. Fue como tener una probadita de aquel miedo. Una abofeteada de la realidad.

Estaba angustiado. ¿Qué se supone que haría con sus sentimientos?

— Langa... —susurró mirando al techo sobre su cama en lo que se hacía un millón de preguntas alrededor de ese chico.

—Reki.

La suave y dulce voz de quien había llamado horadó el pesado silencio en su habitación. Se sobresaltó e irguió la espalda para sentarse sobre su túmida cama. En la puerta del cuarto estaba Langa con una bolsa de supermercado en mano.