Ella es una mujer fría, calculadora, posesiva, nada cari?osa mucho menos es el tipo de mujer que demuestra lo que siente, es due?a de una de las empresas más importantes de todo Nueva York, ella solo busca una noche de pasión y diversión no más de a...
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Mason◇
Al entrar a mi oficina vi a Jackson con cara de pocos amigos, me senté frente a él, encendí mi ordenador y tomé el teléfono para pedir que trajeran mi desayuno.
—Primero te largas de la fiesta sin decir nada a nadie.— él contaba con las manos cada cosa que enumeraba.— y ahora te das el lujo de llegar tarde el día de la reunión con el inversionista argentino.
Mierda, había olvidado que hoy tendríamos una reunión con un empresario argentino que está interesado en comprar el último piso del nuevo hotel, estaba tan entretenido con Maya que olvidé todo.
—No pasa nada, llegué 30 minutos antes.— solté un suspiro.
—Todos se dieron cuenta de que te fuiste con Maya, da gracias a Dios de que la prensa no estaba al pendiente de ustedes qué digamos, porque si no ustedes hoy serían noticia.— sí que estaba estresado.
—Relájate, pareces nenita cuando te estresas.— dejé salir mi risa burlona.
— No sé que es lo que pretendes con Maya, pero ella no es bruta Mason.— dijo en un tono de advertencia.
—No tengo otra opción que cumplir el maldito capricho de Eva, es eso o perder a mi hija.— pasé las manos sobre mi traje.
— Y piensas que jugando con sus sentimientos las cosas serán fáciles, te estás enamorando hermano y créeme al final todo lo que estás haciendo te va a pesar.
—Crees que no lo sé, la quiero, no quiero que otro hombre que no sea yo esté cerca de ella, pero si me pones a escoger entre ella o mi hija mil veces escogería a mi hija.— me levanté de mi asiento.
Mi secretaria entró para avisarnos de que ya los inversionistas habían llegado, verifiqué que todo estuviera en orden para salir de mi oficina, antes de salir la mano de Jackson me detuvo.
— Lo único que te diré es que si me pones a escoger entre ella y tú, mil veces la escogeré a ella, porque yo nunca apoyaré lo mal hecho y quitarle su fortuna a una mujer que la conseguido a todo pulmón eso es algo inhumano, sería un hijo de puta si te aplaudo eso.— no dejó que respondiera, ya que él salió dejándome parado en la puerta.
Siendo sincero me siento mal, últimamente mi relación con Jackson no ha sido muy buena desde la vez que fui a su casa para pedirle ayuda con lo de Maya, hago a un lado esos pensamientos y acompañado de mi secretaria me dirijo a la sala de juntas que se encuentra en el último piso de mi empresa.
—Buenos días.— saludo a todos.
Estrecho mi mano con la del inversionista, me siento quedando al frente de todos, el argentino comienza a hablar, dice todas las cosas que desea que tenga el piso que va a comprar, me limito a escucharlo, de todas formas es el encargado del área de contratos que debe anotar lo que el joven le pide.
De lejos se ve que es un hombre imponente, arrogante y derrochador de dinero, habla con superioridad, claro está que conmigo no le luce, yo soy el hijo de la arrogancia.
—Bien señor, el lunes mi personal lo llevará a conocer el piso del hotel, cuando esté allá le dirá a Luis que desea que le agreguen.— lo miré a los ojos.— ¿Le parece bien?— llevé la taza de café a mis labios.
—Me parece excelente.— miró hacia el gran ventanal.— es bueno hacer negocios con usted señor Walker.
—Le regalé una sonrisa sin mostrar los dientes.— es mi deber que mis clientes se sientan a gusto.
—Usted y la señora Maya están invitados a Dubái.— lo miré extrañado.— pronto será mi cumpleaños y quiero que ambos estén presentes.— me tendió dos sobres.
—Gracias por el gesto.
—Su socio también puede ir.— miró a Jackson de manera agradable.
—¿Por qué Dubái?— pregunté con confusión.
—Todos los años celebro mi cumpleaños en un país diferente y este año le toca a Dubái.— ahora entendía todo.
Cerramos el contrato con champán y todo lo demás, al terminar todos se fueron, me quedé solo, miraba hacia el gran ventanal, desde estas alturas se puede ver el gran flujo de la ciudad.
—Pensé que te habías ido al igual que los demás.— dije sin quitar la vista de la ciudad.
—Olvidé unos documentos, volví a recogerlos.
—¿Irás a esa fiesta?— giré la silla para quedar frente a él.
—Veré que puedo hacer.— Patrick es terco cuando se lo propone.
—De acuerdo.— me levanté de la silla y apagué la laptop.
Me despedí de él y salí con destino a mi casa, ahora me toca escuchar las cantaletas de Eva.
Me estaciono en la entrada de la casa, bajo del auto, al entrar a la casa veo todo calmado, subo a la habitación de la niña y la veo jugando con sus juguetes, me siento a su lado y beso su cabecita.
— Es raro tenerte por aquí a estas horas.— en eso tiene razón, nunca vengo en la tarde.
—No hay nada que hacer en la empresa y decidí venir a estar con la niña.— tomé una muñeca para jugar con mi princesa.
—Siendo así los dejo, quedé con unas amigas.— tomó su bolso.
No le dije más nada, pasé toda la tarde jugando con la niña, nos quedamos dormidos viendo una película de Disney, desperté por el sonido de la televisión.
Acosté a la niña en su cuna, miré la hora en mi reloj y eran las 8 de la noche, había pasado toda la tarde durmiendo, hace años que no dormía como hoy.
Le di un beso a la niña y salí de su habitación, fui a la mía, entré al baño y lavé mis dientes, debo ir a la casa de Maya y llevarle la invitación del cumpleaños del argentino.