—El mismo.
—¿Lo has vuelto a ver?
—Sí... —La observo y me pongo muda al ver como se hace la raya del ojo tan marcada.
Los lápices y yo no somos muy buena combinación. Sino que se lo digan a ese niño que me quitó mi lápiz rosa cuando tenía seis años; quién se imaginaba que terminaría el lápiz en su culo. Yo creo que ninguno, aunque mira que era pesado ese compañero. También es cierto que éramos niños, además, el corría en sentido contrario a los demás; sumado a eso iba de espaldas. Nos chocamos y el conoció a la señora punta, sin ninguna pizca de vaselina.
Por esta razón siempre intento ir con cuidado. Así sí alguien se pone como ese compañero, por lo menos estaré segura de que no tendré nada que ver con lo que le ocurra.
—Si te molesta verme maquillar el ojo, no me mires. —Se carcajea.
Me sonrojo al recordar que le conté hace tiempo mi fobia a los lápices por culpa de esta anécdota. Puede ser algo tonto, sí. Solo hay ocasiones en la que sin explicación lógica nos supera algo; en mi caso es esa historia tan surrealista.
—Eh, tienes razón —musito sonrojada—. Y no te rías. —Le doy un manotazo y ella pega un grito.
Me asusto también al ver como el colorete se ha movido tanto que parece ahora mismo el emoticono del payaso.
—Estoy a nada de pintarte los mofletes de rojo —grita molesta mientras agarra un poco de desmaquillante.
—¡No!, no quiero ser como Heidi.
—Está bien. —Twyla pone la calma y me habla de algo que no recuerdo por toda esta discusión—. Todavía no me has contado como fue ese encuentro.
—Fue bien, lo vi en la estación. Preguntó por mí y al final nos despedimos.
—¿No has vuelto a quedar más con él?
—No, siempre se me olvida pedirle el número.
—¿Y por qué no se lo pediste cuando salisteis del local? En la misma noche que lo conociste.
—Nos pusimos a jugar y una cosa llevo a otra y... —Twyla pone su mano sobre su boca mientras abre los ojos por la sorpresa.
—Corazón, no me creo que hayas estado con un tío maravilloso y no hagas el paso más sencillo que es el obtener el número.
—Hala me dijo que él también está muy preocupado.
—Ella diría hasta que Julio César lleva unas plataformas de siete centímetros con tal de comerse una hamburguesa. —Su comentario es directo, pero tiene toda la razón.
Y con lo último que dice no puedo parar de reír:
—Y encima esas hamburguesas suelen ser pequeñas.
—Eso es verdad, aunque la que se pidió tenía un tamaño aceptable.
—Hazme caso, si quieres una. Hazla tú, es mil veces más sano.
7️⃣👨🏻🎤👩🏻🎤🏡
Después de una conversación interesante sobre nutrición salimos del camerino. He sacado algo en claro después de esto; Finn debe ser nutricionista, sabe mucho del tema y parece gustarle. Si se anima la contrataré para que me aconseje, así Vivían no me mirará enfadade cada vez que ensucio la cocina por mis experimentos.
Convivir con elle es muy fácil, siempre y cuando no toques la cocina, pues, es como su santuario. Lo mejor es que elle siga haciendo las comidas, fue una decisión de les dos para tener una convivencia sin discusiones.

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Una drag a Medianoche #ONC2022
RomanceElegir un número favorito debe ser como escoger el color que más te gusta. Por suerte, no hay imposiciones sociales. Por lo que puedes coger el siete, el doce o el veinticuatro. Entre el infinito mar de cifras. En mi caso, me quedo con el siete. No...
Capítulo 5
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