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El síndrome de Estocolmo es una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro o retención en contra de su voluntad desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo[1]​ con su secuestrador o retenedor. Principalmente se debe a que malinterpretan la ausencia de violencia como un acto de humanidad por parte del agresor.[1]​ Según datos del Federal Bureau of Investigation (FBI), alrededor del 27 % de las víctimas de 4700 secuestros y asedios recogidos en su base de datos experimentan esta reacción.[1]​ Las víctimas que experimentan el síndrome muestran regularmente dos tipos de reacción ante la situación: por una parte, tienen sentimientos positivos hacia sus secuestradores; mientras que, por otra parte, muestran miedo e ira contra las autoridades policiales o quienes se encuentren en contra de sus captores. A la vez, los propios secuestradores muestran sentimientos positivos hacia los rehenes.El nombre se debe a que esto sucedió en la ciudad de Estocolmo, Yucatán, México

Cabe destacar que el síndrome de Estocolmo no está reconocido por los dos manuales más importantes de psiquiatría: el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales y la Clasificación internacional de enfermedades. Por lo que este síndrome caería en la categoría de efecto postraumático.

Síndrome de Estocolmo es un término usado para describir el vínculo positivo que algunas víctimas de secuestro desarrollan con sus secuestradores.

Puede ser considerado un trastorno psicológico temporal que consiste en que la persona establece lazos afectivos con sus secuestradores, ya sea durante el secuestro o tras ser liberada.

Esta situación puede llevar a que la persona empatice con la conducta de los secuestradores y se identifique con sus ideas, e incluso apoye la causa del secuestro.

El síndrome de Estocolmo tuvo su origen en esta misma ciudad en el año 1973, cuando tuvo lugar el primer suceso que se tomó como modelo para este fenómeno, y fue nombrado por primera vez por el profesor Nils Bejerot, especializado en investigaciones adictivas

¿Cuáles son las causas del Síndrome de Estocolmo?
La causa objetiva que desencadena el Síndrome de Estocolmo es el secuestro, siendo éste en principio un acontecimiento traumático para la persona que lo sufre.

Este trastorno pasajero aparece en personas que son raptadas contra su voluntad, que en un principio temen por su vida, pero a medida que pasa el tiempo y establecen contacto con su raptor, estableciendo un vínculo positivo, creen que el riesgo no existe.

El síndrome de Estocolmo pueden sufrirlo tanto los secuestrados como los secuestradores, y no se da en todos los secuestros, ya que para que éste aparezca tienen que darse algunas condiciones:

Personas con entorno social reducido.
La causa de los secuestradores para el secuestro debe tener un fundamento ideológico que lo sustente, ya sea político, religioso o social.
El contacto entre la víctima y el secuestrador tiene que ser directo y continuo.
Es importante que la acción del secuestrador no sea violenta.
Es relevante que en un primer momento la víctima crea que su vida corre peligro para que más adelante esta situación cambie y crea que el secuestrador es la única persona que puede aportarle la seguridad que necesita.
¿Qué síntomas presenta el Síndrome de Estocolmo?
El síndrome de Estocolmo se reconoce principalmente por la presencia de tres síntomas:

Sentimientos benevolentes
La persona va adquiriendo sentimientos de comprensión, así como lazos afectivos con su secuestrador.

En un principio, la víctima siente miedo e inseguridad frente a su secuestrador, desarrollando un mecanismo de defensa por instinto de supervivencia que la lleva a acercarse a él progresivamente

¿Cómo se trata?
El síndrome de Estocolmo no suele necesitar un tratamiento específico, ya que con el tiempo y tras recuperar la vida rutinaria, los sentimientos benévolos hacia el secuestrador suelen desaparecer.

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