En un mes, Aquiles se proponía enseñarme técnicas de combate para defenderme contra aquellos que me molestaban o querían hacerme daño. Compartir mi estado en ambos mundos era doloroso, y moverme en Astreyus era especialmente difícil. Sin embargo, no me permitían moverme en mi mundo, así que me dedicaba a entrenar en Astreyus.
Mientras tanto, estoy seguro de que mi madre fue a reclamar a la escuela y armó un gran alboroto sobre el tema. Después de todo, su hijo había terminado casi completamente morado. Aquiles no me hizo practicar con la espada de madera durante casi todo el tiempo; en su lugar, me enseñó a lanzar un golpe usando todo mi cuerpo, a alzar las manos para mantener la defensa arriba y a usar el peso de mi enemigo en su contra. Me explicó muchas técnicas mientras me hacía daño, ya que yo era su ejemplo vivo para explicar todo.
-De acuerdo, niño, las prácticas de hoy son movimiento de pies y esquivar un golpe. Después de todo esto, te servirá porque dijiste que querías usar armadura media, ¿no?- dijo mientras mantenía una pose al estilo del boxeo y movía sus pies velozmente.
-Solo presiento que la golpiza de hoy será muy fuerte- dije preocupado.
-Sirve que practiques resistencia. Si puedes aguantar el golpe de un enano, puedes aguantar el golpe de tres matones. Esos no significarán nada. Además, ni siquiera soy un monje; un golpe de esos podría dormirte- dijo mientras lanzaba algunos golpes al aire.
-¿Qué es un monje?- pregunté mientras me acercaba, elevando mi guardia y caminando con cuidado.
-¿Qué te enseñan en esa escuela? Aparte de golpizas, porque esas las enseñan muy bien. Un monje es un peleador de artes marciales, un estilo de combate que no se centra en armas, sino en puñetazos y patadas precisas lo suficientemente fuertes como para derrotar a un minotauro- continuó calentando, soltando algunos golpes al aire.
-Así que vencer a un minotauro con mis propias manos, ¿eh?- dije asombrado mientras miraba ambos puños.
-No te distraigas- dijo, y después me noqueó con solo un puñetazo.
Mis clases de combate continuaron durante el mes entero. Mientras tanto, a las dos semanas, la inflamación había bajado y ya me dejaban volver a jugar con Angela. Ese lunes de la tercera semana tenía que ir a la escuela otra vez. Me sentía seguro porque sabía que Brandon y esos chicos no estarían allí, pero eso no hizo que aflojara en mi entrenamiento. Así que incluso en el recreo, aunque los demás niños me vieran raro, continué practicando hasta el cansancio.
De vuelta en Astreyus, Aquiles parecía haber encontrado una idea que sentía que le funcionaría.
-De acuerdo, niño, ahora te lanzaré estas rocas. Lo que tienes que hacer es esquivarlas, ¿de acuerdo?- dijo mientras mantenía un montón de rocas en los brazos, lanzando una hacia arriba y atrapándola con gran facilidad.
-No sé por qué me da la idea de que algo muy malo va a ocurrir- dije preocupado.
-Tranquilo, progresaste a esquivar mis golpes... aunque solo esquivaste uno. Pero estoy seguro de que esto te será muy funcional. Y si sientes que te daré, solo tienes que ser como un bárbaro que siente menos dolor cuando se enoja- dijo con una sonrisa terrorífica en su rostro.
-¿Qué es un bárbaro?- pregunté, aunque en realidad quería ganar tiempo antes de que me arrojara esas rocas.
-Un bárbaro es un sujeto que todo el tiempo está enojado. Sus habilidades se basan en concentrarse en hacer mucho daño con su fuerza bruta y resistir el daño para apoyar a sus compañeros. Aunque hay más tipos, esa es la idea más básica... creo- se preguntó a sí mismo mientras jalaba sus barbas.
-Bárbaro, eh...
-No te distraigas- dijo, y comenzó a arrojarme aquellas rocas.
La segunda etapa del entrenamiento había terminado, y con ello mis últimas dos semanas de paz. Mientras ese domingo miraba al techo de mi cuarto, mi padre se mantenía jugando en la sala de la casa.

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There
AdventureLos mundos de maravilla existen, un peque?o avanzara en este para lograr ser un hombre, la vida mágica no es tan de sue?o como podríamos creer, podría llegar a ser una pesadilla, o simplemente no siempre tiene un final feliz, que le deparara a nuest...