?SUELTALO! EST?PIDO... ?YO?

Jueves

Era el día de su paliza semanal, regresaba a casa con unos gramos menos de dignidad, pero al menos, haber implorando clemencia y besar los zapatos de Kacchan como se lo pidió, había funcionado, solo tuvo que recoger todos sus útiles escolares regados en el basurero.

—Tonto Kacchan... — Suspiró triste pateando piedritas mientras caminaba.

El sol comenzaba a ocultarse tiñendo el cielo de una hermosa combinación de tonalidades rojizas y cálidas, pero él no estaba de humor para disfrutarlo.

Desde que iniciaron la secundaria, su amigable y sonriente Kacchan se había esfumado y en su lugar un odioso y acosador personal había quedado.

—Debería irme a casa.

Decidido a ya no pensar en lo mismo comenzó a caminar con decisión. Ya casi terminaba la semana, es decir, que ya casi cumpliría con su horario de golpizas y burlas de entre semana y llegaría el horario de fin de semana: que consiste en ir a "estudiar" a la casa de su "mejor amigo"... Lo cual significa ser su esclavo personal durante las horas que su madre le permite ir a la casa de los Bakugo.

Una vida deprimente si lo pensaba bien, pero es un tonto, lo sabe, lo tiene claro; pues aunque sufra por todo eso, aún sigue enamorado de Kacchan.

¡Desde tercero de primaria!

Así, resignado, termina por dormir temprano y sonreír entre sueños, viviendo aventuras con un Kacchan que no es agresivo con él, uno que lo ama y que lo lleva a largos paseos montados en ¿un dragón?

Vaya, ese ha sido su mejor sueño hasta ahora.

Viernes

Las clases terminan demasiado rápido para su gusto. A la hora de salida sabe quien lo espera.

—Deku

Su voz le hace sentir un enjambre de abejas en su barriga, pero la expresión molesta y ese ceño fruncido en su cara le asusta.

—K-Kacchan

—¿Qué tanto balbuceabas? Te vi distraído en matemática, se supone que harás mi tarea mañana ¡¿Y no prestaste atención?!

Se acercó despacio, quizás esta semana habría un cambio en su rutina.

—No, no Kacchan, sí presté atención, le entendí al tema ¡Le entendí... No Kacchan... Nooo!

La paliza de los jueves fue reprogramada, el usual viernes de burlas sobre su aspecto físico se convirtió en viernes de paliza. Katsuki estaba molesto, creyó que Izuku se la había pasado viendo por la ventana al nuevo conserje, un hombre joven de cabello negro y ojos turquesa.

Izuku ni siquiera lo había notado, había pasado muy ocupado recreando ese magnífico sueño donde volaba en un dragón rojo, entre los brazos de un musculoso Katsuki.

Un par de puñetazos y patadas después, Kacchan se marchó murmurando maldiciones. Izuku suspiró, no había sido tan malo como la vez en que Katsuki se enojó porque se hizo amigo del chico nuevo que misteriosamente se transfirió de escuela nuevamente, solo una semana después de haber llegado a la secundaria de Musafato.

Lo observó marcharse, cuando su cabellera rubia ya no fue visible, Izuku aprovechó para levantarse despacio y sacudir su uniforme.

Dolía, física y emocionalmente, Kacchan golpea fuerte.

Resignado a su mala suerte, comenzó a caminar de regreso a casa, de nuevo el atardecer era precioso, pero él ya no levanta el rostro para verlo.

Como cada viernes, el regreso a casa era muy difícil, caminar con los ojos inundados en lágrimas y el corazón con más grietas no es nada fácil.