?Un Beso No Te Traerá De Vuelta ? LS

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Los ojos cerúleo miraban atentamente los esmeraldas, esperando algo más, y viceversa, pero al parecer nadie tenía nada más que decir.

—Bien entonces, te veo en la comida —. Harry añadió, apretando los labios en una fina línea.

—Claro —. Asintió, viendo las hojas en sus manos —Gracias por traerlas —. Le miró de nuevo, Harry ya había avanzado unos pasos al próximo cuarto.

—No hay de qué —.

Cuando cerró la puerta detrás de sí, había una boba sonrisa en su rostro, su mano sostenía los papeles contra su pecho, y-

Sam.

Tenía una salida con Sam, no podía quedarle mal, pero esto era parte de su ttrabajo, no podía simplemente ignorarlo, además ya le había confirmado a Harry su asistencia.

Sacó su celular para enviarle un mensaje a Sam, le diría que tenía trabajo y no podrían reunirse, pero incluso antes de que buscara a Sam en sus contactos, dos toques en la puerta lo hicieron sobresaltarse.

Era claro quien tocaba. Tomó una profunda respiración para poder controlar los nervios que comenzaron a brotar de algún lado.

Sólo le diría que tenía que ir a esta reunión porque Brad iba a estar allí, que podían salir otro día, sin embargo se quedó mudo cuando abrió la puerta.

Sam le sonrió al segundo después de que le vio, en sus manos traía dos cajas de chocolates, luciendo nervioso en aquel conjunto negro, haciendo resaltar el profundo azul de sus ojos.

—Hola —. Sam lo saludó casi en un murmuro —Eh, hum, yo... les he traído chocolates —. Sonrió un poco más, tendiendole ambas cajas.

Louis las tomó aún sin poder artícular palabras. Observó los chocolates un momento, sintiendo algo retorcerse en su estómago.

—Si no te gusta el chocolate está bien, debí preguntarte antes, yo- —.

—Gracias —. El castaño soltó con simpleza, regalándole una sonrisa genuina —Nos encanta el chocolate —.

Sam apretó los labios, escondiendo una sonrisa.

—Deja ir por Delilah y nos vamos —. Añadió, dejándo la puerta abierta.

Dejó los chocolates sobre la mesa, deteniéndose sólo un segundo a apreciar de nuevo ese gesto; no sólo era que le había traído chocolates, si no, que había traído una caja para Delilah también.

Era más que claro con quien iría a comer.

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Louis realmente no esperaba mucho, estaba listo para encender su detector de fotógrafos y estar al pendiente de Delilah todo el tiempo, pero eso no fue necesario, pues Sam al parecer ya había pensado en todo.

Habían salido por la puerta trasera del hotel, habían tomado una camioneta regular, y el rubio había hecho una reservación en un restaurante exclusivo.

No había de qué preocuparse.

—Sé que no es un lugar de malteadas como dije la última vez, pero creí que te sentirías más cómodo en un lugar así —. Sam habló mientras veía la carta.

—Gracias por pensar en Delilah, realmente pensé que sería algo difícil salir a comer —.

—Imagino que no salen a comer muy a menudo—.

—Es difícil mantener alejados a todos los fotógrafos —.

—¿Puedo preguntar por qué no dejas que le tomen fotos? —.